Ángeles Flores Peón rememora a sus 101 años cómo se alistó para ir al frente a defender la República y el machismo que soportó incluso en su propio bando.
(...)A pesar de que Maricuela tuvo claro que lucharía "porque era de la República", no fueron sus únicas razones. "El hecho de que muchas mujeres se enrolaran de forma voluntaria los primeros días tras el golpe", señala Ana Martínez Rus, doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, fue una maniobra "en consonancia con lo que estaba en juego a nivel general, pero sobre todo para ellas".No obstante, lo que en un primer momento fue una iniciativa pionera a nivel mundial, y una gran maniobra propagandística para la República, pronto se volvió un inconveniente. Mientras que a un lado de la frontera las instantáneas de Marina Ginestà daban la vuelta al mundo, detrás de la barrera de los Pirineos el día a día de las milicianas en el frente era muy distinto. Equipadas con mono, pantalón y fusil y llevando a cabo acciones consideradas masculinas, generaron rechazo tanto en su propio bando como en el del enemigo debido a que, según el historiador, "a algunos combatientes les humillaba profundamente que hubiese mujeres que fueran más valientes que ellos". Con el recrudecimiento del conflicto, voces de su propio bando se alzaron para pedirles que dejaran la primera línea y se ocuparan de las labores de la retaguardia (...)
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OTRA COSA: Carlos Palomino vive, la Lucha Sigue. Murió a manos del militar neonazi Josué Estébanez
(...)A pesar de que Maricuela tuvo claro que lucharía "porque era de la República", no fueron sus únicas razones. "El hecho de que muchas mujeres se enrolaran de forma voluntaria los primeros días tras el golpe", señala Ana Martínez Rus, doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, fue una maniobra "en consonancia con lo que estaba en juego a nivel general, pero sobre todo para ellas".No obstante, lo que en un primer momento fue una iniciativa pionera a nivel mundial, y una gran maniobra propagandística para la República, pronto se volvió un inconveniente. Mientras que a un lado de la frontera las instantáneas de Marina Ginestà daban la vuelta al mundo, detrás de la barrera de los Pirineos el día a día de las milicianas en el frente era muy distinto. Equipadas con mono, pantalón y fusil y llevando a cabo acciones consideradas masculinas, generaron rechazo tanto en su propio bando como en el del enemigo debido a que, según el historiador, "a algunos combatientes les humillaba profundamente que hubiese mujeres que fueran más valientes que ellos". Con el recrudecimiento del conflicto, voces de su propio bando se alzaron para pedirles que dejaran la primera línea y se ocuparan de las labores de la retaguardia (...)
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