elsaltodiario.com Lis Gaibar - 21 ago 2020
La crisis sanitaria ha duplicado el riesgo de alta tensión laboral, una situación que relaciona las obligaciones del puesto de trabajo con la autonomía de la persona empleada, y que multiplica el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o mala salud mental, sobre todo en algunas profesiones. Los cambios organizativos y una menor carga de trabajo ayudarían a disminuirla, pero de nuevo se está optando por reducir plantillas y reproducir una división jerárquica que los investigadores consideran arcaica.La crisis económica derivada del coronavirus quizás sea nueva, pero su impacto en la salud de la población trabajadora no resulta novedosa. La respuesta elegida por la mayoría de las empresas, de momento, tampoco parece que vaya a cambiar: recorte de plantillas, bajada de salarios o más carga laboral entre quienes se quedan. La experiencia de la anterior crisis y los estudios sobre los efectos laborales de la pandemia invitan a pensar en un panorama de mayor inseguridad y precariedad entre la clase trabajadora, en un contexto de modelos organizativos rígidos que dan poco margen de maniobra a quien tiene cada vez más exigencias y no ha terminado de superar los efectos de una crisis económica para meterse en otra: el trabajador.
“En el trabajo, el problema para la salud no es tanto qué haces sino cómo lo haces”, resume Salvador Moncada, del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de Comisiones ObrerasLa relación entre control y exigencia en un empleo es lo que en el ámbito de la salud psicosocial se conoce como alta tensión. “En el trabajo, el problema para la salud no es tanto qué haces sino cómo lo haces”, resume Salvador Moncada, del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de Comisiones Obreras (ISTAS - CC OO). “Tú puedes tener un margen de maniobra, de autonomía y de autoridad o no tenerlo. Eso dependerá no tanto de lo que tengas que hacer, sino de cómo lo tengas que hacer, y por eso el control es muy importante”. Ante una situación de mucha exigencia en el trabajo —ya sea desde un punto de vista cuantitativo o emocional— y poca capacidad para tomar decisiones, se produce un desequilibrio cuyos efectos no son banales: “Es un predictor de problemas de salud serios, porque hablamos de duplicar la mortalidad por infarto y más que duplicar el riesgo de mala salud mental”, reseña el investigador (...)
.......................
No hay comentarios:
Publicar un comentario