sábado, 13 de febrero de 2021

«La ‘Ley Mordaza’ no es una ley ideológica del PP sino una ley ideológica del subsistema policial»

LAMAREA.COM 
Patricia Simón    13 enero 2021

«La 'Ley Mordaza' no es una ley ideológica del PP sino una  

ley ideológica del subsistema policial»

Ramiro García de Dios ha sido juez 31 años, hasta que se jubiló en 2018. Su defensa de los derechos y libertades reconocidos en la Constitución le han valido varias denuncias por parte de miembros de la Policía.

                                               

Como juez, ha tenido una relación diaria con la Policía durante buena parte de este periodo democrático de España. ¿Considera suficientes los mecanismos de control que hay sobre este cuerpo?

Mi experiencia a lo largo de 31 años me permite concluir que hay una insuficiencia en el control de las actuaciones policiales, tanto desde los mecanismos de control internos del propio subsistema policial, como son las brigadas de asuntos internos, como, por supuesto, de control externo, es decir, la actividad jurisdiccional tanto por la vía penal como contencioso administrativa. Es cierto que en el plano teórico existe un elenco de posibilidades de control, pero no es menos cierto que en relación con las irregularidades del subsistema policial, ya sean actuaciones arbitrarias, violentas o de otro tipo, el sistema judicial, en unos casos, mira para otro lado, en otros, es complaciente. Y, desde luego, se han consagrado una serie de privilegios en cuanto a la investigación judicial y el enjuiciamiento penal de aquellos casos ilícitos cometidos por agentes como torturas, malos tratos, detenciones ilegales, abusos contra la dignidad de las personas. Por ejemplo, todos los policías gozan de un fuero en relación con los delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos y, por ello, en vez de ser juzgados por lo penal, lo son por audiencias provinciales, lo que les garantiza el recurso de casación, al que un ciudadano normal solo tiene acceso en determinados casos. Además, cualquier estudioso podrá observar cómo las escasas condenas a agentes por acciones en el ejercicio de su cargo tendrán penas no precisamente acordes con la gravedad de los delitos. En otros casos, las condenas han brillado por su ausencia y en otras no pocas ocasiones, cuando han existido condenas graves, el Tribunal Supremo o las Audiencias Provinciales han pedido su indulto y los gobiernos de turno los han concedido.                                     

¿Cómo se traduce esa ‘impunidad’ en su labor?

En la pregunta va incluida la respuesta porque esa garantía de una cierta impunidad produce que el subsistema policial se refuerce en sus prácticas arbitrarias, en su resistencia cultural, activa o pasiva, a la aplicación garantista del Derecho y, desde luego, en una interpretación reductora de los derechos, libertades y garantías. Así, en general, los agentes tienen una autoconciencia de poder actuar arbitrariamente porque se sienten amparados por el poder Ejecutivo o por el distanciamiento del control judicial respecto a sus actuaciones. Un distanciamiento que se traduce en esa consideración de que los agentes son funcionales a la necesidad de un sistema eficiente en relación con las garantías. Esta impunidad produce lo que Walter Benjamin dijo cuando definió a la Policía como una mezcolanza de dos especies de violencia: la que pone el derecho y la que lo conserva.
En 2016, el sindicato Unión Federal de Policía formuló una queja ante el CGPJ en la que le acusaban de “trato déspota” a unos agentes antidisturbios en el CIE de Aluche por recriminarles que fueran con armas de fuego, con chalecos antibalas, cascos… en una visita que realizó al mismo como juez de control con otros magistrados (...)

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OTRA COSA:   Pensamiento crítico: más allá de la inteligencia. Introd. de Fernando Broncano


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