miércoles, 24 de marzo de 2021

La empresa de respiradores que salvó a España exporta ahora a medio mundo

ELPAIS.COM   24 ENE 2021
FERNANDO PEINADO   Móstoles (Madrid)  M Jose Rincon   


Más de 4.000 respiradores de Hersill llegaron a hospitales españoles en la primera ola. Hoy quedan 955 aparatos en la reserva estratégica nacional y son otros países necesitados los que compran a la compañía de Móstoles



En marzo de 2020, el pánico por el rápido avance de la pandemia de coronavirus se apoderó del mundo y los países desarrollados ordenaron a sus fabricantes de material médico que cancelaran sus exportaciones. Fueron semanas de sálvese quien pueda en las que quedaron en evidencia las carencias de España, un país de sol, playa y ladrillos. Entonces entró en escena Hersill, una empresa familiar creada en 1973 que desde Móstoles fabrica y exporta equipos médicos punteros. Uno de ellos era su propia versión del producto avanzado más escaso aquellos días, el respirador, la máquina usada en las UCI para bombear oxígeno a los pacientes que están a punto de perder la batalla contra el virus.


Justo antes de ese caos, en febrero, Hersill estaba recibiendo un aluvión de ofertas del extranjero para comprarles su modelo de respirador Vitae 40. Ellos tenían ya los componentes para montar 100 unidades en su fábrica, en un polígono a las afueras de Móstoles, donde trabajan unas 60 personas. La fuerte demanda era una noticia especialmente buena para los directivos de la empresa, los descendientes del fundador Benjamín Herranz, porque el respirador era su producto más nuevo. La Unión Europea les acababa de dar en 2019 una autorización para comercializarlo después de tres años de espera. Ese alto número de peticiones era extraordinario y les abrió los ojos. Los compradores internacionales, y también los servicios de compra de algunos hospitales en España, estaban pidiendo cantidades masivas por temor a ser desbordados por el virus. Lo cuenta casi un año después el director de I+D, Carlos Martínez, sobrino del fundador, durante una visita de este periódico esta semana a la sede de Móstoles. Martínez narra con nuevos detalles cómo fueron aquellos días críticos.     

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