Por decisión personal de la administradora única provisional (el título tiene guasa y cada vez más moho en conserva) de RTVE, el guionista Bernat Barrachina fue despedido por haber redactado en el programa La hora de la 1 un rótulo de cabecera en el que se decía: Leonor se va de España, como su abuelo. A Bernat no le ha faltado humor para comentar en Twitter que lo han despedido también como al rey padre.
La noticia se refería, obviamente, a la decisión de la Casa Real de que la princesa de Asturias curse su bachillerato en el Atlantic College de Gales, añadiendo a los gastos del personal que asiste al rey padre y a los de su estancia misma en Abu Dabi, y que corren a cargo de Patrimonio Nacional, los 76.000 euros para la educación elitista de su nieta en ese almenado colegio galés al que se le presumen bóvedas de crucería y jardines versallescos. El 2 por ciento es lo que se gasta el común de los españoles en lo mismo.
Como es sabido, el rey emérito dispone de tres ayudantes de cámara en aquella dictadura de su confianza, con sus respectivas retribuciones, a los que hay que sumar los gastos propios del exjefe del Estado, huido de su país por los supuestos delitos de corrupción por los que está siendo investigado, gracias (no deberían olvidarlo los panegiristas de la democracia española) a las informaciones aportadas en su día por un medio de comunicación extranjero.
La señora Mateo, actuando a rebufo de las críticas vertidas por los fieles cortesanos de la derecha trina y mediática, suma así una lacra más a la bochornosa trayectoria de la televisión pública a lo largo de su gestión, con un director de los servicios informativos de RTVE enfrentado a no pocos de los profesionales que soportan uno de los periodos más lamentables de la corporación, ¡y mira que los hubo!
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