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George Gonzalo Buen artículo. El poder siempre quiere controlar la historia. En sentido inverso pasa en España con el R78 t
El gran maestro de historiadores Josep Fontana en una conferencia impartida en la X Jornadas de Historia en Llerena en 2009 sobre La divulgación de la Historia y otros Estudios sobre Extremadura titulada "Los historiadores son gente peligrosa”."La interferencia de los políticos en la enseñanza y divulgación de la historia”, nos dice:
“Los gobiernos han sido siempre conscientes de la importancia de la historia y se han preocupado por controlar su producción y difusión. Luis XIV tenía hasta diecinueve historiadores en nómina y Napoleón se ocupaba de fijar hasta los menores detalles de las pinturas que habían de perpetuar el recuerdo de sus batallas. Esta preocupación aumentó cuando la enseñanza de la historia se convirtió en una de las materias centrales de la educación pública. Algo que se ha dado en regímenes del más distinto signo. Si Nikita Jrushchov dijo en su tiempo: “Los historiadores son gente peligrosa. Conviene vigilarlos”, la señora Thatcher se ocupó personalmente de cambiar los programas que se enseñaban en las escuelas británicas”. En la España de Franco se hizo lo mismo, pero de una manera más radical. Los que tuvimos que sufrir aquella horrible asignatura de Formación del Espíritu Nacional podemos hablar de esta manipulación. Continúa Fontana: “La colonización de la memoria practicada por el franquismo impuso una visión que obligaba a reordenar todo el discurso para mostrar que la evolución de los tiempos conducía necesariamente, como su culminación, al Caudillo, ocultando todo lo que estorbara y silenciando las voces que hubieran desafinado en aquel coro. Hay que recordar que el régimen daba una gran importancia política a la historia, y la manipulaba a su conveniencia. El propio general Franco dijo en 1958: “Nuestro régimen actual tiene exclusivamente sus fuentes y su fundamento en la historia española”, a lo que añadió en otros momentos afirmaciones como la de que hubiera querido suprimir de ella el siglo XIX por entero, puesto que España andaba mal, en su opinión, desde Felipe II para acá. No reduzcan afirmaciones como estas a retórica. Un personaje intelectual tan destacado como Tovar, que más adelante rompió con el franquismo, reconocía la importancia que tuvo para ellos, desde el comienzo, una visión irracional de la historia –una historia que, decía Tovar, “no se puede dirigir con la cabeza: la historia es sangre”- cuyo papel en la guerra civil definía así: “La sombra de Menéndez Pelayo estaba presente entre los sublevados del 18 de julio”. Unas palabras en las que les invito a reflexionar cuando se sientan tentados a minimizar el daño que puede hacerse desde un uso partidista de la historia”.
Todo este prólogo es muy pertinente para entender y valorar el uso de la Historia por parte de Putin. Para ello me basaré en el libro de Bruno Tertrais La venganza de la Historia. Cómo el pasado está cambiando el mundo (...)
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