ELPAIS.COM NATALIA JUNQUERA 1/6/21
"José María Fernández Cabrera, pastor, natural de Almagro (Ciudad Real), tenía el día que lo ejecutaron 29 años, una hija de dos y un bebé en camino. Era 24 de junio de 1939 y su cuerpo fue arrojado a una fosa común conocida como “el corral de los desgraciados” por estar ubicada en un anexo al cementerio de la localidad donde eran enterrados fusilados del franquismo, personas que se habían suicidado y bebés sin bautizar. Casi 82 años después, sus nietos descubrieron, gracias a un reportaje de EL PAÍS, que se estaba exhumando la fosa y le comunicaron la noticia a aquella niña de dos años, a punto de cumplir los 84."
(...) No se acuerda de él porque era muy pequeña, pero al mirar la foto de su padre piensa: “Es igualito que mi hijo pequeño, Charly, guapísimo”. Todo lo que sabe de él se lo contaron su madre y sus abuelos. “Era pastor, republicano, y durante la Guerra Civil estuvo en Madrid. Mi madre siempre decía que los habían engañado porque los franquistas dijeron que podían volver quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre, pero cuando mi padre volvió, lo detuvieron, le hicieron un juicio sumarísimo y lo fusilaron en la tapia del cementerio”, relata. Después, se llevaron a su madre. “Estaba embarazada de mi hermano y la trasladaron a la cárcel de mujeres de Saturrarán [Gipuzkoa], en el País Vasco. Allí nació el bebé, pero murió a los ocho meses de una pulmonía. Mi madre contaba que lo tuvo toda la noche en brazos hasta que al día siguiente lo enterraron” (...)
(...) No se acuerda de él porque era muy pequeña, pero al mirar la foto de su padre piensa: “Es igualito que mi hijo pequeño, Charly, guapísimo”. Todo lo que sabe de él se lo contaron su madre y sus abuelos. “Era pastor, republicano, y durante la Guerra Civil estuvo en Madrid. Mi madre siempre decía que los habían engañado porque los franquistas dijeron que podían volver quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre, pero cuando mi padre volvió, lo detuvieron, le hicieron un juicio sumarísimo y lo fusilaron en la tapia del cementerio”, relata. Después, se llevaron a su madre. “Estaba embarazada de mi hermano y la trasladaron a la cárcel de mujeres de Saturrarán [Gipuzkoa], en el País Vasco. Allí nació el bebé, pero murió a los ocho meses de una pulmonía. Mi madre contaba que lo tuvo toda la noche en brazos hasta que al día siguiente lo enterraron” (...)
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