En una muestra de lo que es la brutalidad imperial, el emperador o presidente Joe Biden declaró: “También dejó claro que no prevé permitir el flujo de remesas, que podría aliviar la presión económica que contribuyó a la ira generalizada”, con lo que no oculta la descarada intencionalidad de hacer capitular por hambre al pueblo y a la nación cubana, un acto de confesa criminalidad que los latinoamericanos dignos no podemos aceptar jamás, a condición de aceptar ser vasallos de ese imperio despiadado, ese que acabó con la democracia guatemalteca en 1954, la que jamás regresó a esa desdichada nación.
En realidad, sucede que aún en el caso de que quisiera variar su política hacia Cuba, este gobierno estadounidense teme retomar el camino de Obama, por temor a la ultraderecha cubana en el senado, donde los demócratas tienen una precaria mayoría.La protesta está bien, es un derecho irrenunciable del pueblo cubano, el actual gobierno y cualquier otro debe atender las demandas más sentidas de la población, lo que espero es que los cubanos de a pie eviten la trampa que les ponen desde la Florida, pues la ultraderecha cubana no es democrática y espera, siempre obediente a los mandatos imperiales, caer sobre los bienes existentes en la isla ( ...)
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