NUEVATRIBUNA.PUBLICO.ES Gabriel Flores Sánchez 1/6/21
¿Basta con enumerar y cuantificar una larga serie de objetivos y propuestas a llevar a cabo en las próximas tres décadas para definir una estrategia política de transformación? En mi opinión, no. En la opinión expresada por el presidente del Gobierno en el Prólogo del documento recientemente publicado España 2050, que es la relevante, tampoco. Sánchez entiende el documento que prologa como una semilla, primer paso o propuesta inicial que deberá ser corregida y ampliada en los próximos meses, a través de un diálogo nacional que permita elaborar una estrategia a largo plazo holística y eficaz que sea compartida por la mayoría de los agentes sociales, a los que llama a participar en su mejora, junto a los centros de pensamiento, cuerpos funcionariales, fundaciones, asociaciones y fuerzas políticas de nuestro país. No por casualidad, el documento se subtitula Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo.
¿Qué es y qué ofrece este documento? Nos encontramos ante una innovadora propuesta política que, tras la apariencia de documento académico, plantea un gran desafío transformador al conjunto de la sociedad española para los próximos años y décadas. El informe España 2050 no intenta predecir un futuro imprevisible, no es tampoco un programa de acción política ni un ejercicio prospectivo, porque no trata de esbozar los diferentes escenarios futuros que pueden desarrollarse a partir de las potencialidades y contradictorias tendencias que la crisis de la covid-19 ha puesto en marcha. Las propuestas, indicadores y objetivos que contiene España 2050 parten de una posición voluntariamente plural y apartidista (luego señalaré los límites que, en mi opinión, tiene esa pretensión) que intenta subrayar la importancia del rigor analítico y la evaluación empírica a la hora de establecer un marco metodológico y programático que sirva de referencia y cimiente el posterior debate público.
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