National Geographic 19/8/21
Los expertos alertan: sin una acción urgente y transversal, las consecuencias del cambio climático en España en los próximos 50 años serán devastadoras.
El aumento de la temperatura media en el planeta va de la mano de un mayor número de episodios de temperaturas máximas. “En las series de temperaturas, el desplazamiento del promedio hacia valores más altos conlleva también que los valores extremos sean más elevados”, explica a National Geographic Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Tal y como publicaron en su reciente Informe sobre el estado del clima de España 2020, del Campo explica que “en España se nota claramente esa tendencia: en la década pasada (2011-2020) se produjeron aproximadamente tres veces más récords de días cálidos que si no se estuviera produciendo ya el cambio climático. Esos récords de días cálidos multiplican por once a los de días fríos, cuando en un clima estable, sin calentamiento, el número debería ser similar en ambos casos”.
La comunidad científica lleva años alertando sobre las nefastas consecuencias mundiales que tendrían lugar a raíz de la subida de temperaturas que vivimos ya, “inequívocamente relacionadas con el cambio climático producido por las actividades humanas”, declara del Campo. Los desastres relacionados con el clima, como inundaciones, sequías y olas de calor, se han duplicado en los últimos 20 años, según afirma la OMS.
España, especialmente vulnerable
Dentro de la amenaza global, la cuenca del Mediterráneo es una de las zonas cero en la crisis climática: las sequías, la falta de agua dulce y la subida del nivel del mar se suman que el calentamiento en esta zona aumenta un 20% más rápido que en el resto del planeta, superando ya los 1’5 grados por encima de los niveles preindustriales.
“No solo España, sino la región mediterránea en su conjunto está considerada un punto caliente dentro del cambio climático, precisamente por esa combinación de dos efectos perniciosos (el aumento de las temperaturas medias y la reducción de las precipitaciones) y las consecuencias que pueda tener en los ecosistemas, en muchos casos frágiles y sometidos a la presión humana desde hace décadas o siglos”, afirma del Campo (...)
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