Fernando Broncano R 21/10/21
El volcán y sus metáforas: un hecho natural, el más "natural" de todos los que constituyen el planeta, pues lo que hoy llamamos "zona crítica", el suelo que nos permite vivir, fue un tiempo producto de fuerzas telúricas como los volcanes, este hecho, se ha convertido en un partícipe más de una red de relaciones sociales, de emociones, de recomposiciones, de dolor y de compasión, de tristeza y espectáculo. El volcán, como la pandemia, se ha incorporado a nuestras vidas, uno más lejano para quienes estamos lejos, el otro más extenso y ubicuo. En la dirección contraria, ayer se "celebraba" el anuncio de Eta de su abandono de la lucha armada. Un proceso contrario, que durante décadas se había naturalizado, como si fuera una enfermedad que producía todos los días víctimas, daños y dolor sin cuento. Una naturalización que produjo ceguera moral, que destruyó la posibilidad de la política y que fue poco a poco haciendo perder la conciencia de que eran voluntades, decisiones, psicologías y relaciones sociales las que estaban detrás del daño. Una naturalización que ha convertido un hecho social en una enfermedad de la que la sociedad tendrá que recuperarse en décadas, que ha dejado heridas abiertas, como las dejó la Guerra Civil, que el tiempo no curará sin recuperar la conciencia de que son heridas que fueron generadas por voluntades, decisiones, acciones que produjeron daños que no tendrían que haber ocurrido, pero que no está claro que hayan sido erradicadas.
Ojalá se abran más escuelas que desnaturalicen y permitan distinguir el dolor del daño.
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