18/10/2018
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Patricia López se ha convertido en uno de los grandes referentes del periodismo de investigación en España. Acumula una larga trayectoria profesional, pero es últimamente que se ha hecho muy conocida a raíz de sus informaciones en ‘Público’ sobre lo que se ha conocido como las ‘cloacas de Interior’, una trama policial corrupta con la participación de políticos y de empresarios. Hablamos con ella en profundidad sobre periodismo, los costes personales que tiene destapar casos que muestran la realidad del Estado profundo -ha recibido querellas de algunos de los policías de la red – o el proceso independentista y sobre cómo se ve éste en Madrid.
Tus investigaciones en ‘Público’ te han dado bastante notoriedad y en Cataluña mucha gente también te conoce por las colaboraciones en el programa ‘Preguntes freqüents’. Pero seguramente poca gente conoce tu trayectoria previa. ¿De dónde sale Patricia López?
Soy una periodista precoz. Todo comenzó en el instituto. Yo era dirigente estudiantil y estábamos en unas negociaciones con el Gobierno [de Felipe González] y allí irrumpió el Sindicato de Enseñanzas Medias, que era un sindicato encubierto de la Falange. Fue cuando empecé a investigar la extrema derecha y me hice colaboradora de la revista ‘Tiempo’, que tenía como jefe de nacional a Mariano Sánchez Soler. En 1998 él publicó el libro ‘Descenso a los fascismos’, donde salgo en los agradecimientos. Por lo tanto, sin haber entrado todavía en la facultad de periodismo, ya hacía de periodista. Y, como mi primer trabajo había sido sobre la extrema derecha, que nadie me conociera y no aparecer en Internet era algo bueno. Con el paso del tiempo, he hecho periodismo de sucesos, de investigación económica, televisión por dentro y por fuera, pero siempre todo muy relacionado con el periodismo de investigación en cualquiera de sus ámbitos. Pero mi origen es el movimiento antifascista y las investigaciones de extrema derecha.
Eres coautora de tres libros de sucesos, un ámbito donde en cierto modo también se pueden aplicar técnicas del periodismo de investigación.
Toda la vida he hecho investigación. Cuando investigaba la extrema derecha en Madrid, algunos de los casos se colocaban en el ámbito de sucesos, porque se consideraba delincuencia común. Aún no estaba tipificado el delito de odio. Se luchó mucho para que se distinguiera como agravante cuando sufres una agresión contra tu integridad física simplemente por tu color de la piel, tu religión o tu orientación sexual. Entonces la idea era que alguien atentaba contra otra persona por discriminación, mientras que ahora los delitos de odio se aplican a sentimientos o ideas, no a ejecuciones o daños contra la integridad. Y esto no tiene nada que ver con el origen de por qué se quiso introducir este agravante en el Código penal. La cuestión, sin embargo, es que, en ese momento, muchos de los delitos que se cometían desde la extrema derecha te llevaban al mundo del suceso. Entonces apareció la revista ‘Así Son las Cosas’, que era como un ‘revival’ del antiguo ‘El Caso’, y me contrataron para hacer un coleccionable de 52 semanas. Allí estuve un año dentro de la policía científica y del servicio de criminalística de la Guardia Civil y eso me dio una gran formación a la hora de saber cómo funcionan los cuerpos de seguridad por dentro. Y todo lo que me contaron sobre sus protocolos me sirve ahora para saber que determinados informes que dice el comisario Villarejo que son sus notas informativas no los cumplen y, por lo tanto, son una irregularidad.
¿Destapar toda la trama del documental ‘Las cloacas de Interior’ te ha supuesto perder el acceso a determinadas fuentes?
A las fuentes con las que había compartido toda mi vida profesional las dejé de llamar en ese momento porque este tema era muy cruento y se podían jugar tanto que no tenía porqué involucrarlas. En todo caso, gané otras fuentes (...)
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