17/10/2021 Fernando Broncano R
Me parece muy positivo que haya una deliberación pública sobre la deliberación
Hay que defender una idea muy vieja: los muchos se equivocan menos que los pocos
En una democracia deliberativa es preciso cultivar la paciencia con los otros. La alternativa es el autoritarismo
Fernando Broncano, (Salamanca, 1954) es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid. Su trabajo siempre ha estado orientado a tender puentes entre lo que llama “dos culturas” y la convergencia entre el mundo natural y el tecnológico. Con este enfoque, en Conocimiento Expropiado ( Akal, 456 págs) ha abordado uno de los problemas más recientes que arrastran nuestras sociedades: el conocimiento y la deliberación pública que tanta falta hacen en democracia.
Pregunta: Asegura en el libro que en la Asamblea ateniense, los elegidos para un cargo era quienes más sabían encargarse de resolver problemas colectivos, ¿esto sigue pasando?
Respuesta: Ahora vivimos en un mundo de expertos. Constituyen un poder que está detrás de los poderes políticos es elegidos. El problema que tenemos es que es un mundo bastante opaco. Nos ponemos en sus manos pero hay muy pocos medios de control el democrático de los sistemas de expertos. Pensamos que son grupos neutros y que su conocimiento está al margen de la política, pero no está tan claro. Son grupos que tienen un inmenso poder que no siempre está controlado y esto produce distorsiones.
P: ¿Se han burocratizado demasiado nuestras sociedades a fuerza de ser tan complejas?
R: Lo vemos en la UE. Es una inmensa burocracia que tiene multitud de expertos y no sabemos cuál es el grado de control que tienen los estados sobre ellos. Pero en todas las estructuras y en todos los niveles de nuestra existencia pasa esto. En Grecia, lo tenían mucho más claro. Los expertos no se elegían porque la gente fuera experta en los expertos. Sino que tenían la posibilidad de discutir y deliberar sobre qué experto era el más conveniente para cada momento. Eso los hizo muy fuertes y permitió que Atenas dominara el Mediterráneo durante 300 años (...)
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