José María González Kichi 29/1/22
Cuando pones en marcha un proyecto que puede marcar el futuro, los recursos naturales y hasta el paisaje de varios municipios, lo mínimo que es responsabilidad, transparencia y participación con los vecinos y vecinas de las diferentes ciudades.
Ni una llamada, ni una reunión, ni una preevaluación ambiental antes de dar cualquier paso al frente. Nada. Pero no sólo a nosotros, sino que tampoco a los colectivos ecologistas y al tejido social de Cádiz.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, con Teófila Martínez al mando, ha vuelto a dar un ejemplo de oscuridad, de falta de transparencia, de esa vieja forma de hacer política que tiene la forma de un rodillo autoritario. Una iniciativa que cambia el paisaje y las formas de la Bahía desarrollado por la puerta trasera, y sin abrir el debate ante ese megaparque eólico-marino que pretende permitir frente a La Caleta.
Otra vez intentar condicionar el futuro de Cádiz sin consultar a su Ayuntamiento. Sin convocarlo, regateando la información sobre un asunto tan trascendental y proyectando nada más que sombras.
No se entera, o no se quiere enterar, que la transición energética no pasa por las formas faraónicas del oligopolio eléctrico, sino por un proceso de empoderamiento, con garantías ambientales y, sobre todo: de la mano de la gente.
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