Carvalho. La soledad del mánager. (1977) De Manuel Vázquez Montalbán
Con este álbum los autores consolidan una colección que traslada de manera respetuosa y eficaz el universo de Pepe Carvalho a las páginas de la historieta. Montalbán retrató unos tiempos convulsos, tras la muerte del dictador Franco, que condicionarían el futuro de la sociedad española durante varias décadas. Migoya y Seguí asientan sus personajes y profundizan en el retrato de una época.
Por Tristan Cardona 17 octubre, 2019
¡Vámonos, por favor!”.
Lo mejor del álbum Carvalho. La soledad del mánager de Hernán Migoya y Bartolomé Seguí es que cuando uno acaba de leerlo se queda con la sensación de que esta adaptación le hubiese gustado a Manuel Vázquez Montalbán, el autor de la novela en que se basa y creador del personaje principal, el detective privado llamado José Carvalho Tourón. Seguramente hubiese esbozado una sonrisa irónica al leer el álbum y hubiese espetado un comentario sarcástico al terminarlo, pero en su fuero interno hubiese reconocido que – por el momento – estas interpretaciones al lenguaje del cómic de su larga serie de novelas policiacas están obteniendo un mejor resultado que las realizadas en el pasado para el cine o la televisión. Aún reconociendo que Eusebio Poncela no era un mal Carvalho.
Carvalho 2. La soledad del mánager adapta la novela titulada La soledad del mánager que Vázquez Montalbán publicó el año 1977. Es la tercera novela de la serie Carvalho y es la segunda que traducen al cómic Migoya y Seguí tras su Carvalho. Tatuaje de hace dos años.
La acción principal se sitúa en la ciudad de Barcelona y alrededores en el año 1997. La reciente viuda de un alto directivo gallego que trabajaba para una empresa multinacional extranjera le encarga a Carvalho que investigue las causas de su asesinato. La mujer desconfía de la versión policial. La víctima es un doctorado en derecho que vivía en Barcelona. Se da la circunstancia que el detective lo conocía levemente ya que coincidieron en un viaje a los Estados Unidos en 1969, cuando Pepe Carvalho era instructor de la CIA. La policía atribuye la muerte a un sórdido asunto de prostitución, pero los indicios que reúne el detective apuntan a un motivo más empresarial y político.
Montalbán monta sólidas tramas policiales que le sirven para describir el entorno social, político y sentimental de su época. Su mirada, entre sarcástica y tierna, disecciona en este caso los acontecimientos posteriores a la muerte del dictador Francisco Franco y de como las élites franquistas se van posicionando para adaptarse a los nuevos tiempos y dejarlo todo atado y bien atado. Migoya realiza un trabajo notable al adaptar la prosa del autor de Galíndez al lenguaje del cómic y resume con maestría la novela original. Los momentos más discutibles de la adaptación son los monólogos interiores del protagonista, fundamentales para captar la esencia de aquella época, pero que están resueltos de manera anticuada, usando unos arcaicos y confusos globos de pensamiento.
La parte gráfica es muy interesante. Bartolomé Seguí consigue imprimirle a sus viñetas una atmósfera evocadora y realista. Su descripción de la época es excelente, afortunadamente no se recrea en un paisajismo retro que enturbie el ritmo de la historia, su trabajo de documentación se sitúa en un segundo plano para privilegiar las acciones y las emociones del relato. Su diseño de los personajes es eficaz y destaca el retrato de los personajes recurrente en la serie. El Carvalho de Seguí cada día se parece más al actor Ben Gazzara y va adquiriendo aplomo y densidad. Charo, Biscúter y Bromuro van cobrando vida y los demás actores de la trama tienen la suficiente personalidad para resultarnos reconocibles e interesantes. Destaca el retrato de Antonio Jaumà, la víctima, que acaba conquistando un papel protagonista con su mezcla de jovialidad y de patetismo. Quizás el personaje más plano y estereotipado sea el de la viuda.
Seguí suele utilizar una cuadrícula de cuatro tiras donde distribuye sus viñetas sin esquema fijo. A menudo suele partir algunas de estas viñetas en dos o juntar dos cuadros de diferentes tiras para conseguir un efecto de énfasis en una determinada escena. La paleta de colores se caracteriza por un predominio de los tonos apagados. Destacan los marrones con diferentes variedades de grises, verdes y rosas que construyen una atmósfera entre sofocante y monótona que solo se ve alterada en los episodios oníricos y en la escena que transcurre en Las Vegas.
Hernán Migoya nació en Ponferrada en 1971. Es escritor, guionista de cine y de cómics. Pasó su infancia en Barberà del Vallés, provincia de Barcelona y actualmente reside tanto en Lima como en la capital catalana (...)
Por su parte Bartolomé Seguí nació en Palma de Mallorca en 1962. Es ilustrador y dibujante de cómics. Estudió pintura en Barcelona y sus primeras publicaciones son del año 1983 en revistas como Metropol, Madriz y El Víbora (...)
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