Fernando Broncano R 16/3/22
"Cañones o mantequilla" es la expresión que aprendimos cuando estudiábamos el Samuelson / Paul Samuelson para entender las curvas de oferta y demanda (supongo que la gente joven no sabe qué es el Samuelson, como tampoco sabe qué es la Anatomía de Grey, además de la serie). Observo las discusiones sobre el presupuesto de defensa y su objetivo del 2% y me ocurre lo mismo que cuando observo las discusiones sobre si debemos llegar al 2% en I+D+I. Da un poco de vergüenza ajena el nivel intelectual de las discusiones. Independientemente de los principios (las armas son malas, la ciencia es buena), hay una discusión de fondo que se plantea mal históricamente: tanto el gasto militar como el de investigación tienen la característica de pertenecer a los bienes públicos estratégicos o dicho de otra forma: son inversiones inútiles a corto (y a veces largo) plazo. La tasa de retornos en investigación es muy baja. Lo de sin ciencia no hay futuro es un cuento que está muy bien para las manifestaciones pero en realidad sin investigación se puede vivir muy bien simplemente pagando royalties y aprendiendo de los manuales extranjeros. De hecho es la opción de la inmensa mayoría de los países, que simplemente aspiran a tener unas cuantas personalidades. Invertir en investigación estratégicamente implica cambiar el modelo económico, por eso España en general prefiere tener un nivel modesto (bien en publicaciones, muy bajo en resultados realmente relevantes). Con el gasto militar ocurre exactamente igual: es un gasto inútil, que es preferible sustituir por otros, mientras se pueda mantener una razonable dependencia en seguridad.
Al ser bienes públicos estratégicos, también tienen su lado oscuro de males públicos estratégicos. Como todo lo que no se ve (cambio climático, agotamiento del agua, destrucción de la zona crítica por desertización, etc.) las discusiones generalmente se encrespan sobre lo presente, y es muy difícil mostrar argumentos sobre qué significa la soberanía estratégica en bienes públicos.
Recuerdo de los primeros momentos de Podemos, cuando intentamos convencer desde el grupo de ciencias a la dirección de cómo elaborar un plan de soberanía estratégica, lo que no conseguimos (el programa reflejaba solo algunas medidas tácticas). Peor fue el PSOE, que prometió subir el gasto en investigación al 3%, cuando es evidente que el problema de España no es el dinero sino la estructura del sistema de I+D+I. En defensa pasa exactamente lo mismo, pero es un tema tabú para la izquierda y probablemente también para la derecha, que piensa que la defensa es fotografiarse pegando tiros.
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