Eugenio Insúa sonríe. Luce una rosa en el ojal de su traje negro. A su lado, su esposa, Irene Serrano y Bartolomé, porta un ramo de flores. Una fotografía del 1 de junio de 1931, cuando se casaron en Madrid, muestra un anillo dorado en la mano derecha de él. Eugenio era funcionario de la Casa de la Moneda en Segovia, y cuando, en julio de 1936, se enteró de que se había producido el golpe de Estado, “no se lo pensó”, según relata ahora su nieta, y acudió voluntariamente a la localidad próxima de El Espinar para intentar frenarlo.
Eugenio Insúa, de 29 años, y otros 11 Republicanos sin formación militar, combatían el alzamiento fascista tratando de frenar el golpe de Estado y evitar que sus hijos tuvieran que vivir bajo una dictadura. La familia los sabe muy bie: Un día antes de que las tropas sublevadas lo ejecutasen, Eugenio había vuelto a Madrid, de donde era original, con motivo del cumpleaños de su hijo Juanito, que el 24 de Junio cumplía 3 años, e informó de su destino a su mujer, Irene. Eugenio retornó a la montaña el 25: su último día vivo.
Eugenio y sus compañeros fueron capturados por los rebeldes tras una emboscada, y asesinados sin miramientos por las tropas fascistas sublevadas, el 25 de julio de 1936. Acabaron en una fosa común del cementerio local. El 26 de julio de 1936 se inhumó a 12 personas, 11 de ellas catalogadas como “individuos de las milicias marxistas”. La ARMH ha constatado que al poco se arrojaron otras 5 víctimas. Uno de sus compañeros de trabajo le confirmó a Irene que se había quedado viuda.
Ángeles Herrera Insúa, de 53 años es una de las nietas del represaliado. Cuenta que una mujer de El Espinar, Maruja, de 95 años, les ha descrito este crudo episodio : Los franquistas estaban informados de las operaciones Republicanas. Un chivatazo y una emboscada bastaron para cubrir de sangre la Plaza Mayor de El Espinar.
En la cabeza de Irene, el recuerdo vívido de su huida hacia Francia previo paso por Barcelona. Crió en sendos campos de refugiados a sus dos hijos: el ya fallecido Juanito, con 3 años entonces, y Rosa María, de 6 meses. La invasión nazi sobre Francia la devolvió a una España donde humeaban las cenizas de la Guerra Civil y donde murió en 1993 (...)
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