jueves, 21 de abril de 2022

Mercenarios de la guardia civil franquista, ASESINARON impunemente a balazos al trabajador ANTONIO PADILLA CORONA en Tenerife, en 1975

 LA COMMUNE   Carmelo Enebro

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Antonio Padilla Corona iba a pescar en el municipio de Adeje en el sur de la isla de Tenerife. Era el 26 de octubre de 1975. Tuvo la mala fortuna de encontrarse con una pareja de guardias civiles que se percataron de que Antonio Padilla había tirado algo a la cuneta. “-¿Qué tiraste”? preguntaron. Antonio se zafó y entonces el picoleto le dio un tiro y lo mató wp.me/p7ZWPl-5G9


Las muertes violentas por acción de la policía, guardia civil, o parapoliciales durante el franquismo, no cesaron nunca: En su fase final y durante la «transición» la dictadura redobló su pulsión asesina, una vuelta a un estado de guerra latente, en la que cualquier persona podía ser víctima mortal. Asesinatos judiciales y extrajudiciales contra personas comprometidas políticamente, y otras que tuvieron la mala suerte de encontrarse por el camino. El asesinato extrajudicial fue utilizado durante la dictadura para eliminar a personas que el régimen consideraba “impropias”, que se encontraban a merced de la impunidad y la brutalidad franquista.

Antonio Padilla Corona era cabuquero en galerías de agua, y había cogido unos cartuchos de dinamita para ir a pescar en el municipio de Adeje en el sur de la isla de Tenerife, lugar al que se había desplazado desde su localidad habitual en La Mantanza de Acentejo. Era el 26 de octubre de 1975. Tuvo la mala fortuna de encontrarse con una pareja de guardias civiles. Cuando Antonio los vio tiró el paquete de dinamita, los civiles se percataron de que Antonio Padilla había tirado algo a la cuneta.

“-¿Qué tiraste”? preguntaron. Antonio se zafó y entonces el picoleto le dio un tiro y lo mató. Otros 2 que venían con Antonio echaron a correr hacia unas plataneras, y los guardias se liaron a tiros con ellos, pero escaparon. No les dieron porque las plataneras les protegieron recibiendo muchos disparos, si no también los hubieran matado.

La hermana del asesinado opina que “Franco dio carta blanca para disparar a matar, tenían autorización”. El asesinato fue consecuencia del clima represivo creado, y tuvo un componente clasista notable. Antonio Padilla Corona pagó como si fuese activista político. “Lo que hicieron con mi hermano fue un asesinato como hicieron con Antonio González Ramos, a quien unos policías franquistas mataron de una paliza en Tenerife el 30 de octubre de 1975, unos días después que a mi hermano. Yo fui a ver a la familia y les dije lo que había pasado con mi hermano también”.

Tras el asesinato de Antonio, la guardia civil se personó en la casa familiar preguntándole a la hermana si sabía en dónde se encontrada su hermano, a lo que ésta contestó que “nunca se ha metido en problemas de ninguna clase”. La guardia civil le contestó que era un asunto de rutina y que no debería de preocuparse de nada. “¡Fíjese usted! Mi hermano estaba ya muerto. “¿A qué hora viene él?” insistieron los guardias. Le dije que “hacia las 4 de la tarde” más o menos. Contestó: “bueno cuando venga le dice que pase por el cuartel”.

Un poco más tarde, la guardia civil llamó a la cuñada de Antonio y le dio la noticia de que el hombre había muerto cuando se disponía a tirar unos cartuchos al mar, desafortunadamente la dinamita había explotado matando a su familiar. Más tarde la familia conoció la verdad por los testigos del suceso. Toda la familia se desplazó al cementerio de Adeje, en donde estaba el cadáver de Antonio: “Cuando llegó mi hermano, el se tiró, porque ellos eran carne y uña, mire eso era carne y uña, él se tiró a la tierra del cementerio. Habían más de 40 guardias civiles, en el cementerio de Adeje. Los otros dos acompañantes de Antonio pasaron 2 días en la cárcel (...)

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