Toni Alvaro 3/5/22
Hace 105 años se venía al mundo María Pérez Lacruz (Teruel, 3 de mayo de 1917 - Paterna, 8 de agosto de 1942), en Teruel, en la pobreza. A los seis años de edad, ella y toda la familia, padre, madre, abuelos y cinco hermanos, salen de Teruel, pero no salen de la pobreza.
La familia Pérez Lacruz se instala en Sagunto, ciudad que ofrece trabajo gracias a Puerto Sagunto, construcción de la Compañía Minera de Sierra Menera para dar salida al mineral que se extrae en Ojos Negros, Teruel. Las duras condiciones laborales de la siderurgia, las huelgas obreras de 1930, marcan el carácter de la joven María, que trabaja en tareas de limpieza en casa del practicante del Hospital de la Siderurgia. Y en esa situación se le plantean dos opciones, agachar la cabeza o hacerse libertaria. Elige vivir.
El fascismo prefiere la muerte y da un golpe de Estado. También prefieren un Estado fuerte, duro e inmisericorde, por eso le dan tantos golpes. María se alista en la Columna de Hierro y es enfermera en el frente de Teruel, en Mora de Rubielos y Sarrión, salvando vidas para alzar un muro ante la barbarie que se viene y se avanza con una bala que le fractura el fémur en Puerto Escandón. Hospitalizada en Valencia, ya no volverá al frente y trabajará en la industria de guerra.
Terminada la guerra, María decide quedarse en su casa. Está embarazada y tiene la conciencia limpia. No ha hecho nada por lo que deba agachar la cabeza. Alguien se chiva que anduvo en la Columna de Hierro. El 23 de abril de 1939 recibe citación de la Guardia Civil. Se presenta en el cuartel voluntariamente, con la cabeza bien alta. Se la rapan. Es sometida a escarnio público y mandada de nuevo a casa, que ya la llamarán.
El 30 de mayo la llaman a declarar y pretenden que firme una declaración confesando todos sus pecados, que básicamente se resumen en ser una mujer que no agacha la cabeza. La dejan en libertad. Era una broma, claro. La libertad en España era una broma.
El 31 de mayo la detienen y la encarcelan en Puerto Sagunto. A María Pérez Lacruz se la acusa formalmente, gracias a testimonios anónimos, de haber quemado iglesias, de haberse cargado a ocho curas y un diputado y de haber asesinado también al cónsul boliviano en Valencia. Por acusar, que no quede.
En realidad nadie puede demostrar que participara en la quema de iglesias, porque ni siquiera el que lo ha dicho dice estar seguro del todo. Además, a los curas y al diputado se los cargaron mientras María estaba ingresada en el Hospital de Valencia, tal como demuestra el director del centro. Ah, y nunca hubo un cónsul boliviano en Valencia. Detalles sin importancia. Vuelve a los calabozos del Gobierno Civil.
En noviembre de 1939, embarazada ya de siete meses, es trasladada al Hospital Provincial. Allí parirá en enero del 40. Nunca podrá a ver a su hijo, o su hija. Es devuelta a los calabozos y de ahí a la prisión del convento de Santa Clara, de la orden de las hermanas carceleras de tanta tradición en el país.
Ese mismo año 1940 el Estado decreta orden para poder separar a los hijos de sus madres republicanas a partir de los tres años para poder ser reeducados en hospicios públicos o religiosos. Lo dicho, el fascismo, cuando da un golpe al Estado, se lo da tan fuerte que el Estado pierde la conciencia.
En enero de 1942 María es trasladada a la prisión provincial de Valencia y el 29 de julio se celebra el Consejo de Guerra que la condena a muerte sin tener en cuenta la absurdidad de las acusaciones. En aquella época estar vivo ya era una prueba de culpabilidad. María Pérez Lacruz será fusilada en el campo de tiro de Paterna, junto a seis hombres, la tarde del 8 de agosto de 1942. Tenía 25 años y la cabeza bien alta.
20 ago 2020 — María Pérez Lacruz fue la última mujer asesinada por la dictadura. Ocurrió en el paredón del campo de tiro de Paterna, después de haberle robado ...
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