sábado, 6 de agosto de 2022

Autismo y padres perfeccionistas - Autismo Diario

 28/6/22

El tema de los padres perfeccionistas había sido hasta ahora uno de los muchos temas pendientes para comentar en nuestros espacios de atención pública, eventos y escritos. No habíamos encontrado su momento. Siempre quedaba entre las segundas prioridades. Pero la semana pasada, luego de una visita que nos agregó un caso más, decidimos trabajarlo con un cierto sentido de urgencia.

María Fernanda entró al consultorio contenida. Pero apenas comenzó su relato, la angustia le salió a borbotones. El temor de no estar a la altura de las expectativas de los padres era, claramente, intenso. Quizá no merecía su cariño, se recriminaba. En su ansiedad, expresaba que sentía que ellos esperaban de ella un rendimiento que cada vez más le parecía que ella no podía dar.

Era un caso más de angustia de una mente adolescente que vive en superlativo una emoción que le desborda.

Quedamos impresionados y decidimos abrir la conversación con algún apremio, plantearíamos preguntas en nuestros instagram @redparacrecer, un pequeño video en @psicopedaleando, expondríamos el tema en el espacio de atención pública para padres y docentes que todos los jueves hacemos en Clubhouse, dentro del Club de autismo en español, escribiríamos un artículo para Autismo Diario y quizá, más adelante, algunos eventos más. Pero definitivamente era un tema que había que poner cuanto antes encima de la mesa.

Los padres perfeccionistas

La ansiedad que se produce en hijos sobre exigidos por sus padres puede ser peligrosa y por ello nuestro apremio. Ocurre además en todas las edades. La hemos visto en niños, adolescentes y adultos, sólo que en la adolescencia se encuentra con los amplificadores que conocemos.

La intención de este escrito es, así pues, la de ayudar a la consciencia de que es algo que puede suceder, por lo que es bueno aprender a leer los síntomas, entender los trasfondos y tener idea de lo que debemos cambiar en estas situaciones.

Lo que aquí expresamos no tiene que ver con familias donde falta atención y afecto, sino todo lo contrario, se trata de un problema que ocurre en hogares donde los padres están muy pendientes de los hijos, sólo que no se dan cuenta del efecto negativo que tienen algunas de las presiones y exigencias que les hacen.

En la intención de estimular a nuestros hijos debemos reconocer, como en todo proceso educativo, que hay rayas amarillas, límites emocionales, líneas que a veces conviene no traspasar. No se debe generar ansiedad. Hay que evitar el exceso de críticas y autocríticas. No debe haber miedo al fracaso. El miedo a equivocarse es un freno en la vida.

Es muy importante captar este mensaje, porque típicamente la ansiedad expresa algo vital que quizá está incubándose más adentro. Así como la fiebre puede ser el síntoma superficial de una infección que crece

internamente, la ansiedad es lo que vemos sobre la superficie, la punta del iceberg de un problema de fondo que puede estar desarrollándose en el interior de nuestro hijo. Quizá hay un autoconcepto desvalido que requiere un drenaje antes de que se transforme en una gran depresión.

Pero vayamos desde el principio y con calma (...)

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