23/6/22
Hay un momento en que sabes que eres viejo, no porque te sientas como tal sino porque te has convertido en el Otro radical en la mirada de los otros: ves el desagrado que provoca tu cuerpo, el fastidio de tu presencia, el miedo a que un día sean como tú. Pasas de cuidar o preocuparte por tus mayores a ser los mayores de alguien. Simone de Beauvoir. escribió sobre ese paso un largo texto de novecientas páginas (La vejez, 1970). Describe con crudeza tanto los cambios fisiológicos como, sobre todo, el progresivo aislamiento que se produce en el entorno social, que no se disimula por más que los viejos viajen mucho en grupos o aislados y sean parte mayoritaria del paisaje urbano y rural.
No está de más que volvamos a leer a Beauvoir (sí, no solo escribió sobre el segundo sexo, también sobre el segundo modo de ser humano). La pregunta que se hace este perspicuo texto de Aeon recordando a la autora es por qué los viejos pasamos a ser lo otro cuando es el destino de todos (quienes lleguen a). En la mayoría de las sociedades ancestrales, en el borde del agotamiento de los recursos de alimentos, había rituales para la eliminación de las personas ancianas. En las nuestras tenemos pensiones y formas de seguridad social (imsersos, viajes, residencias, ...) pero no por ello han variado las actitudes de trazar una frontera de lo otro.
¿Por qué y cómo ocurre socialmente esa transición?. Dejo un párrafo de muestra de este artículo:
"Ha pasado más de medio siglo desde la publicación de La vejez de Beauvoir, y muchas cosas han cambiado... y también han permanecido igual. La "conspiración del silencio" ha sido sustituida por una proliferación de discursos públicos sobre los ancianos, a los que ahora se denomina eufemísticamente "personas mayores" o "ancianos". Sin embargo, en su mayor parte, estos discursos siguen tratando a los ancianos "desde fuera" y no se escuchan sus voces. En su lugar, se les presenta como objetos "problemáticos": los ancianos son un "ellos" sobre el que "nosotros" (los miembros activos de la sociedad de la que ya no se les considera parte) tenemos que decidir qué debe hacerse. Pero en lugar de considerar cómo permitir que las personas prosperen en la vejez durante el mayor tiempo posible, gran parte de la atención se centra en lo que se dice que "ellos" consumen en exceso y en que "ellos" perjudican a la sociedad. Un número cada vez mayor de personas mayores de 65 años pertenece hoy a la generación del "baby boom" posterior a la Segunda Guerra Mundial, y es sobre este llamado "tsunami gris" que el silencio ha sido desplazado por volubles expresiones de hostilidad y a veces de pánico."
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