La humanidad no puede seguir equivocándose: esta es una emergencia climática
19 ago 2022
Estamos declarando la emergencia climática. Todos pueden hacerlo, cualquiera que sea el lugar de la Tierra al que llamen hogar. Ya no hay que esperar a los políticos: llevamos décadas esperándolos. Lo que la historia nos muestra es que cuando la gente manda, los gobiernos la obedecen. Nuestro poder reside en aquello de lo que somos testigos. No podemos negar que el Gran Lago Salado se está desvaneciendo ante nuestros ojos, convirtiéndose en una playa de sal y productos químicos tóxicos agrietada por el sol. Tampoco podemos negar que el lago Mead está reduciéndose a un charco. En Nuevo México, un incendio forestal que comenzó a principios de abril sigue activo hoy, a finales de julio. El pasado mes de agosto, el ojo del huracán Ida se dividió en dos, por lo que no hubo calma, sino vientos de 305 kilómetros por hora que arrasaron con pueblos en los bayous de Luisiana. En 2021, ardieron 7 millones de acres en el oeste americano. El futuro del que nos advertían los científicos es el lugar donde estamos viviendo.
La emergencia climática ha sido declarada una y otra vez por la Naturaleza y por la agitación y el sufrimiento que sus catástrofes suscitaron entre los humanos. Los 2.000 individuos que recientemente murieron de calor en Portugal y España no están aquí para dar testimonio, pero sí lo están muchos de los residentes de Jacobabad, en Pakistán, cuyas temperaturas fueron declaradas "inhabitables para los seres humanos" por Amnistía Internacional. Los rieles del sistema ferroviario británico deformados por (...)
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