miércoles, 23 de noviembre de 2022

Discurso del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, sobre elección de Qatar. Introd. de Fernando Broncano

 19/11/22

Fernando Broncano R

La estrategia discursiva del presidente de la FIFA, Gianni Infantino para justificar la elección de lugar para el mundial no tiene desperdicio.
La premisa no es completamente errónea, es incluso retóricamente eficiente e ideológicamente medio aceptable: Occidente no está moralmente legitimado para ir dando lecciones de moral.
Pero, seguidamente, comenzó a emplear una estrategia de lavado moral que es la que sí merece la pena discutir(filosófica y políticamente): "me siento.... (aquí ponga el nombre de su colectivo excluido, no reconocido o explotado y oprimido)
Fabuloso el "me siento gay,... me siento mujer, ... me siento emigrante... (no dijo, claro, me siento trabajador construyendo estadios a cuarenta grados de temperatura).
El punto filosófico: si estás en situación de privilegio, lo menos equivocado es simplemente reconocerlo, estar atento a no usar tus privilegios (de varón, de buena posición social, de vida segura) para hacer más daño, reconocer la responsabilidad colectiva y luego, si quieres activar sentimientos, puedes activar la solidaridad (que implica acompañamiento y compromiso de ayuda), pero es obsceno el sentirte víctima o sentirte excluido u oprimido. Wittgenstein pensó mucho sobre esto "no puedo sentir tu dolor" es parte de la gramática del lenguaje: podemos medioentender algo del dolor ajeno, y con esa parte hermenéutica compartida construir condiciones de posibilidad para un nunca más esa forma de daño, pero, insisto, situarse en el lugar del otro es frivolidad que solo produce insulto.
Dejo aquí una traducción automática de una parte del artículo:
"Infantino también restó importancia a las preocupaciones sobre si los aficionados LGBTQ+ corren peligro en un país en el que los homosexuales corren el riesgo de ser torturados y encarcelados, e insistió en que Qatar -con la ayuda de la FIFA- ha reformado los derechos de los trabajadores hasta hacerlos irreconocibles.
El discurso comenzó, sin embargo, con Infantino sugiriendo que sus propias experiencias como hijo de inmigrantes italianos en Suiza le daban una profunda comprensión de los trabajadores inmigrantes y otras minorías en Qatar.

"Hoy me siento qatarí", dijo. "Hoy me siento árabe. Hoy me siento africano. Hoy me siento gay. Hoy me siento discapacitado. Hoy me siento [como] un trabajador migrante".
Y añadió: "Por supuesto que no soy qatarí, no soy árabe, no soy africano, no soy gay, no soy discapacitado. Pero me siento así, porque sé lo que significa ser discriminado [contra], ser intimidado, como extranjero en un país extranjero. De niño me acosaban, porque era pelirrojo y tenía pecas, además de ser italiano, así que imagínate".
Más tarde se le señaló que en su monólogo inicial había omitido a la mitad de la población mundial. "¡Yo también me siento mujer!" añadió Infantino.
afirmó entonces que, al igual que Suiza como país ha progresado en muchos aspectos, Qatar también podría hacerlo. De hecho, señaló que la FIFA había sido una luz de guía para ayudar a mejorar la situación de los trabajadores inmigrantes, eliminando el sistema de kafala que ataba a los trabajadores a los empleadores, e introduciendo un salario mínimo y protecciones contra el calor."

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