Como resultado de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana, Cuba sufrió ocupación militar de los Estados Unidos desde 1898 hasta 1902. La isla fue vista como territorio a sumar a la Unión, por lo que las Juntas de Misiones Nacionales de varias denominaciones protestantes se apresuraron a ocupar espacio en la isla. En el caso del metodismo, Cuba fue considerada como si fuera parte del territorio del estado de Florida. Para su atención fue designado el obispo Candler, de la influyente familia propietaria de la Coca-Cola.
El interés fundamental de Candler fue la captación de los norteamericanos residentes y a los que arriban para establecerse como colonos, por lo que no era importante que la mayoría de los misioneros que trajo no supieran hablar español. Dio más importancia a pequeños poblados de colonos que a grandes ciudades. Durante años trato al cubano como si fuera una especie extinción que no amerita atención alguna, salvo en pocos puntos, en que se creó colegios “americanos”, con enseñanza en inglés para formación de una aristocracia obrera utilizable como empleados de confianza.
La repoblación de la isla con inmigrantes anglosajones resultó pobre, muy por debajo de las expectativas, lo que hizo evidente que la política a seguir en Cuba no podía ser la misma que en Texas y demás territorios arrebatados a México. No obstante, las ideas anexionistas continuaron en pie, por lo que se mantuvo en un alto nivel de prioridad la atención a los residentes extranjeros. En las publicaciones de la revista bilingue El Evangelista Cubano, órgano oficial del metodismo, se cuestionaba el derecho a ser nación soberana.
En enero de 1909 el obispo Candler pronunció un discurso con motivo de conmemorarse diez años del inicio de la labor de la Iglesia Metodistas en Cuba, interesante como interesante combinación de conceptos imperialistas con las tesis de Max Weber.
Para este obispo, el atraso económico de la isla no era el resultado de cuatro siglos de explotación colonial bajo España, ni del tipo de relaciones comerciales con los Estados Unidos, obligada a exportar el azúcar sin refinar y el tabaco en ramas, con sacrificio de su desarrollo industrial. Según sus conclusiones, el atraso de toda la América Latina se debía, simplemente, a que profesaba la religión católica. La riqueza de Inglaterra y de los Estados Unidos, para Candler no tuvieron su origen en los beneficios que les proporcionó la trata negrera, la explotación colonial, el uso masivo de esclavos en las plantaciones y el comercio desigual, sino en el espíritu emprendedor que dimana del protestantismo y de su revitalización por Juan Wesley, fundador del metodismo.
"El avivamiento Wesleyano de la religión en Inglaterra y en los Estados Unidos, en la última parte del siglo dieciocho y en la primera mitad del siglo diecinueve, les salvó a ambas del ateísmo y de la superstición, y la moral de aquellas naciones fue renovada y robustecida por él de tal manera, que han subido al primer lugar entre los poderes del mundo.
En dos siglos han adelantado de tal manera (…) que dominan la cuarta parte de la superficie de la tierra; son los dueños de la mitad de las riquezas del mundo; ocupan todos los puntos estratégicos del planeta; dominan los rumbos del mar y los ferrocarriles de la tierra; rigen el comercio del género humano y abogan firmemente por la libertad de todos los hombres en todos los lugares. "
(Tomado de del libro: Godofredo de Vega, EL PROTESTANTISMO EN CUBA, Cadibt, Salvador, 2022).
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