Bodegones: son documentos maravillosos del origen de la mercancía, relatos políticos de la abundancia y la pobreza, de Fernando Broncano

 1/8/22

Fernando Broncano R

De joven solía pasar indiferente en los museos ante los bodegones y en general las naturalezas muertas (still life en inglés invirtiendo el nombre).

Ahora sé que son documentos maravillosos del origen de la mercancía, relatos políticos de la abundancia y la pobreza. Los bodegones holandeses de mediados del XVII celebran su prosperidad y muestran su dominio global de los mares frente a las miserias de los hispanos. El bodegón español del Siglo de Oro, por el contrario, hace belleza de la escasez, lo mismo que en literatura. Dos formas de modernidad: la del norte y la del sur. Zurbarán, Sánchez Cotán, Velázquez, frente a las escuelas de Haarlem, Delft y Amsterdam. Géneros en los que está inscrita la historia del capitalismo y la globalización. En el bodegón holandés pasan de celebrar sus productos (arenques, cerveza) a mostrar sus riquezas de allende los mares: azucareros chinos que guardan el azúcar de caña de las haciendas brasileñas que cultivan los esclavos, como en el cuadro de Willem Kalf. O mariscos, limones del sur y cereales del Báltico. Para reivindicar un género poco valorado.

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