8/12/22
Santander fue, durante el Franquismo, “el presidio más grande del mundo”. Tal vez no en extensión, pero sí en concentración de presos. Se calcula que pudo llegar a haber unos 50.000. La capital cántabra tuvo varias ubicaciones que actuaron como campos de concentración, y que hoy en día son conocidos y reconocidos espacios de la ciudad. Pero Santander no fue la única ciudad cántabra que albergó estos campos de concentración. En total, 9 de estos lugares se repartieron por toda la costa de la comunidad, ubicándose también en municipios como Santoña, Laredo o Castro Urdiales.
Algunos de ellos de larga duración y estable. Fue el caso del ubicado en el Seminario de Santa Catalina de Corbán, que actualmente acoge el Seminario Diocesano de Monte y que operó desde 1937 hasta noviembre de 1939, llegando a superar su capacidad máxima de 3.000 prisioneros.
La Plaza de Toros, el campo de fútbol de El Sardinero –en su antigua ubicación- y el Hipódromo de Bellavista llegaron a albergar a 20.000 prisioneros.
A estos espacios se sumaron la tabacalera de la calle Castilla -actual Biblioteca Central-, los Salesianos, el Grupo Ramón Pelayo de la calle Alta –que era de mujeres-, las Salesas y las Oblatas.
Las Caballerizas del Palacio de La Magdalena funcionaron como campo de concentración. Con una capacidad de 600 prisioneros, llegó a tener más de 1.600 y estuvo activo hasta noviembre de 1939.
Santander fue, sin duda, el principal enclave utilizado por Franco para instalar los campos de concentración, pero no fue el único. La segunda ciudad más importante de Cantabria, Torrelavega, también acogió un campo estable ubicado en varios edificios de la capital del Besaya, entre ellos un almacén de maderas que ahora mismo no se conserva. Según la investigación de Hernández de Miguel, estuvo activo durante el segundo semestre de 1937.
Más fugaz fue el campo de concentración de Pontejos. El aeródromo fue utilizado de forma provisional entre septiembre y octubre de 1937, y sus prisioneros estuvieron a disposición de la Legión Cóndor alemana.
Santoña contó con dos campos estables y de diferente duración. El Dueso llegó a contar con más de 3.000 prisioneros entre 1937 y 1938, y después de esto comenzó su actividad como prisión. Junto a este espacio, el Fuerte de la Plaza, que actualmente es uno de los recursos turísticos de la ciudad, estuvo activo del 37 al 39.
Laredo y Castro Urdiales también fueron campos estables. Creados ambos por tropas italianas entre agosto y noviembre de 1937, el de Laredo se ubicó en el campo de fútbol y sus alrededores, y a lo largo de la calle Menéndez Pelayo. En Castro se llegaron a habilitar tres espacios diferentes con hasta 10.000 prisioneros.
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