En Antioquía, la capital de una de las únicas dos provincias turcas donde siguen las labores de rescate, un grupo de letrados trabaja para perseguir a los responsables de los fallos urbanísticos que contribuyeron a aumentar la devastación del terremoto
— Erzin, un oasis dentro de la catástrofe en Turquía
Los edificios se vinieron abajo de tal manera en la ciudad de Antioquía, capital de la provincia de Hatay, que es muy difícil distinguir lo que era una calle, un comercio o una vivienda. Los terremotos que azotaron la región el 6 de febrero y causaron más de 41.000 muertos, dejaron cientos de construcciones derrumbadas cada una de una forma distinta. Una estructura cayó en medio de la calle, otra engulló los coches aparcados en la acera, otra se inclinó peligrosamente hacia los transeúntes, otra perdió las columnas de la planta baja y se cayó sobre sí misma... En esta provincia aún no han terminado las labores de búsqueda y rescate. “Se acabó Antioquía”, “Antioquía ya no existe”, exclaman los vecinos en medio de las ruinas de las que fueron sus casas. A pesar de que el epicentro de los dos terremotos no se produjo en el centro de la ciudad, la provincia está cruzada por una de las fallas que temblaron hace dos semanas.
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OTRA COSA: Poema: A vosotros, que cortáis la manzana de la muerte con el anonimato de una guerra, de Luis García Montero
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