viernes, 23 de junio de 2023

Conexión Miami-Madrid ( ultraderecha-latinoamerica-ayuso-vox-anticastrismo) - Ctxt.es

 Andy Robinson Miami , 17/05/2023

Díaz Ayuso, que ya copió el “libertad o comunismo” del anticastrismo, mantiene la mirada puesta en la ultraderecha latinoamericana, que se refugia y reorganiza en Florida y ahora también en Madrid



A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete!

Miami se ha convertido en un refugio y un centro neurálgico de reorganización para la derecha latinoamericana derrotada electoralmente en los últimos años. Ahora preparan el contraataque a gobiernos elegidos democrática y libremente desde think tanks de libertad y democracia.

Ya no solo se oyen los eternos lamentos en el casposo Versalles de la calle Ocho de la Pequeña Habana, sino también en la nueva generación de restaurantes cool, de sushi fusión y argentinian street food, propiedad de inversores sudamericanos de la fuga de capitales blanqueados en Coral Gables y el Doral.

Cuando estuve en Miami en abril, mientras Gustavo Petro se reunía amistosamente con Joe Biden en Washington, llegó a la ciudad Álvaro Uribe, el azote colombiano del “castrochavismo”.

Participaba en la conferencia “La libertad importa” (‘Freedom matters’), en la sede de la nueva fundación Adam Smith por la Libertad Económica, de la Universidad Internacional de Florida, en Miami Norte. Es la segunda vez este año que el expresidente colombiano viene a Miami para participar en un evento de esta fundación, un proyecto del gobernador y candidato presidencial republicano Ron DeSantis que tiene como objetivo corregir un supuesto sesgo en las universidades favorable al progresismo woke. El director es el cubanoamericano Carlos Díaz-Rosillo, exasesor de Donald Trump. Acompañado, entre otros, por el líder de la derecha venezolana, Leopoldo López, Uribe arremetió contra el supuesto marxismo institucionalizado en América Latina.

Unos días antes, había aterrizado en el Miami International Juan Guaidó, tras ser expulsado de Colombia sin posibilidad de entrar en Venezuela, donde sus propios aliados antichavistas lo han abandonado al igual que sus exaliados en Washington. Pero en Miami sigue teniendo amigos. María Elvira Salazar, representante cubanoamericana por el sur de Florida, exigió a la Administración Biden concederle asilo político en Estados Unidos.

A principios de este año, el refugiado más comentado en Miami era Jair Bolsonaro, que llegó primero a Orlando y luego al Doral, donde disfrutó de un respaldo activo de la comunidad brasileña, casi todos bolsonaristas. “Recibió apoyo de pastores neopentecostales en Orlando”, explicó un experto en relaciones internacionales de Brasilia. Steve Bannon, el gurú de la altright, homenajeó al expresidente de ultraderecha como un héroe y una víctima del inexistente fraude electoral en las elecciones que Lula ganó.

Bolsonaro regresó a Brasil en marzo pero, conforme se multiplican las investigaciones por corrupción contra él y su mujer evangélica Michelle –ya conocida como Mi-cheque–, no se descarta que la pareja aparezca en las próximas semanas en un vuelo de sólo ida Río-Miami.

Tal vez el próximo en llegar sea Guillermo Lasso, el presidente de Ecuador, que se enfrenta a una posible destitución parlamentaria en Quito. Lasso ha sido investigado por comprar más de 100 inmuebles en Florida por 33 millones de dólares.

“Para la derecha latinoamericana, Miami es un espacio que sirve para lograr el apoyo en Estados Unidos a sus políticas y para guardar el dinero que sacan del país”, cuenta Jake Johnston, autor de un nuevo libro sobre Haití que lleva por título Aid state (‘Ayuda estatal’). Las torres de cristal que se levantan sin parar en distritos como Brickell y el Doral ratifican esta tesis.

Todos son ejemplos del cruce de la política latinoamericana y la estadounidense en el sur de Florida. El viejo mensaje del anticastrismo: “Libertad o comunismo”, acuñado en la Guerra Fría, ya no solo moviliza a la derecha cubana en Miami, sino también a colombianos, venezolanos, argentinos, brasileños, nicaragüenses, hondureños y bolivianos –al menos los de cierto nivel económico– afincados en Florida y cada vez más inquietos ante el avance de la segunda marea rojiza al sur del río Bravo.

Da lo mismo que la vuelta de la izquierda latinoamericana se lograse en las urnas. Bajo la óptica de Miami, son todos gobiernos castrochavistas. 

“Hay un pánico irracional aquí en torno a Lula y Petro; meten a todos en el mismo paquete con Maduro y Ortega; y si tratas de matizar, pierdes el argumento”, me dijo Michael Bustamante, de la Universidad de Miami.

Los colombianos en Miami son los que más imaginación victimista echan a su supuesto “exilio” para convencerse de que huyen de una dictadura comunista al igual que sus vecinos cubanos en los bungalós de Hialeah. Salazar representa al distrito electoral 27, que se extiende desde las mansiones pseudocoloniales de Key Biscayne y Coral Gables hasta los rascacielos del centro de Miami y la famosa Torre de la Libertad, una réplica Disneyworld de la Giralda de Sevilla, que fue propiedad del gánster anticastrista Jorge Mas Canosa (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario