domingo, 23 de julio de 2023

La vivienda en Ibiza: fraude, amenazas y chabolismo en medio del derroche, de Esther Cabezas

 Esther Cabezas   Eivissa — 13 de junio de 2023 

Imagen de archivo de un lugar de la isla donde vivían trabajadores de temporada

La vivienda en Ibiza: fraude, amenazas y chabolismo en ...


Multitud de personas trabajadoras ejercen sus labores en Balears bajo la presión de la falta de vivienda en condiciones, mientras los políticos se tiran la pelota unos a otros, sin que se den soluciones habitacionales inmediatas para un problema que amenaza con colapsar Eivissa y las islas desde hace años. En estos momentos ninguna institución pública o privada ha cuantificado la magnitud de este gran problema que abocará a las Pitiüses y a Balears al colapso por falta de trabajadores públicos y del sector turístico privado. El éxodo ya ha comenzado hace tiempo. La ciudadanía en la cuerda floja.

Una de las comunidades autónomas más ricas, Balears, ve cómo los ciudadanos pierden cada vez más poder adquisitivo mientras los hoteles baten cifras récord. La implantación de la reforma laboral estatal y del nuevo convenio de hostelería balear -que prevé una subida salarial del 8,5% y la medición de las cargas de trabajo- ha mejorado la situación de los empleados, pero los disparados precios de la vivienda siguen actuando como el principal factor que les impide tener un nivel de vida en condiciones. Si no hay sorpresas de última hora, el PP gobernará ahora la comunidad autónoma de la mano de Vox y dejará sin efectos la Ley de Vivienda estatal.

La vivienda como negocio

Escena primera. 

Hora de comer, suena el teléfono, es el propietario del apartamento en el que viven desde principio de año Dayci y su hijo, él acaba de cumplir 18 años. La mujer, educadamente, asegura que no ha encontrado ninguna vivienda a la que se pueda mudar. “Está todo por las nubes y no puedo pagarlo, tendrá que esperar un poco más. Lo siento”, comenta. El hombre insiste en que Dayci tiene que dejar la casa cuanto antes, sin embargo, la mujer no se quiere quedar con su hijo en la calle. Dayci trabaja en un hotel desde hace 7 años, su hijo estudia. Les encantaría encontrar otra vivienda, no paran de buscar, de preguntar. Doce de la noche, suena el teléfono, es el dueño de la vivienda de nuevo. La pregunta es la misma: “¿Ya has encontrado algo?”. La respuesta, igual: “Aún no, pero sigo buscando. Ya le digo que la cosa está imposible, pero sigo buscando”.

Unos días después. Ocho de la mañana. Suena el teléfono. El propietario del apartamento se dirige a Dayci con mucha agresividad, la mujer le insta a llamarla a otras horas y le insiste en que no ha encontrado nada, además, le asegura que sigue buscando, como lo ha hecho desde el mes de abril, cuando quedó con el hombre en que abandonaría la vivienda, pero no encuentra nada. Al otro lado del hilo telefónico la voz del hombre se vuelve aún más grave e insta a Dayci a abandonar inmediatamente la vivienda con la amenaza de que él mismo la sacará de allí. A partir de ahí el hombre llama cada día. “Esto es una cuenta atrás”, comenta. Vive fuera y dice que aparecerá esta semana: “Te sacaré yo mismo de mi casa”. Dayci comienza el día temblando.

Sigue buscando; no se puede quedar en la calle. La mujer está al corriente del pago de la renta cada mes, no ha faltado ni uno, “pero el dueño del apartamento quiere alquilar la vivienda en verano”, según le han asegurado los vecinos, para hacer dinero. “Yo no tengo ningún problema en que haga lo que quiera con su vivienda y siento mucho esta situación, pero cuando yo haya encontrado otro sitio donde vivir con mi hijo”, cuenta a elDiario.es. La situación se complica, el hombre no para de molestar y envía a una persona de su confianza para presionar a la mujer, según su relato. Es el mismo hombre que le consiguió la casa y le asegura que la van a sacar de allí quiera o no quiera. La insta a irse a cualquier agujero, a un piso patera, a un balcón. “Te tienes que largar ya de aquí”. Llegan las amenazas a la integridad física de su hijo: “Dígale que tenga cuidado, el coche puede ir marcha atrás y podría pasarle algo” (...)



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