martes, 21 de noviembre de 2023

El Salto. La bomba atómica, la limpieza étnica y los animales humanos: quién es quién en el Gobierno Netanyahu, de MARTÍN CÚNEO

 

Los ministros más ultras del Gobierno Netanyahu, a pesar de ocupar puestos periféricos, están consiguiendo poner en práctica buena parte de sus ideas mesiánicas y supremacistas.

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Netanyahu, desalojado en junio de 2021 mientras era procesado por corrupción, fue reelegido en los comicios de noviembre. Foto: POOL


El 5 de noviembre, el ministro israelí Amichai Eliyahu admitía que arrojar una bomba atómica sobre la Franja de Gaza era “una de las posibilidades” que se barajaba en el Gobierno. Aunque sus palabras fueron desmentidas a toda prisa por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, obligan a volver la vista sobre el gabinete que está detrás de la masacre de más de 11.180 palestinos —4.600 de ellos niños y niñas— en apenas un mes.

“Las palabras de Eliyahu están alejadas de la realidad”, aclaró Netanyahu. Pero no se trata de una afirmación aislada, sino de una metida de pata histórica y diplomática —Israel siempre ha negado tener armamento nuclear—, que forma parte de una línea de pensamiento que comparte buena parte del Gobierno liderado por Netanyahu.

De hecho, no es la primera vez que la solución de la bomba atómica aparece en las declaraciones de ministros y altos cargos de los partidos de la coalición. El 2 de noviembre, Galit Distel-Atbaryan, ex ministra y diputada del Likud —el partido de Netanyahu—, pedía “borrar a toda Gaza de la faz de la tierra”, a la vez que apelaba a una “fuerza israelí vengativa y cruel” que acabara con los “monstruos”. 

El 10 de octubre, otra diputada del Likud, Talli Gotliv, insistía en la necesidad de un ataque nuclear con misiles Jericó antes de que entren las fuerzas militares: "¡Este país tiene su dignidad, su fuerza y su seguridad! Es hora de besar el fin del mundo”. En su muro de Twitter añadía: “No hay persona en el mundo que no comprenda el poder de la legitimidad y el deber de pisotear y eliminar Gaza”.

El 21 de diciembre de 2022, Netanyahu conseguía formar el “gobierno más extremo en la historia del país”, según el líder de la oposición Yair Lapid. Este gobierno ultra está formado por los conservadores sionistas del Likud, el expansionismo colono, racista y homófobo del Sionismo Religioso o los ultraortodoxos del Judaísmo Unido de la Torá y del Shas. Tras los ataques, el Gobierno de emergencia sumó al también derechista Partido de Unidad Nacional, de Benny Gantz, que ejerció de jefe del Estado Mayor del Ejército durante el ataque israelí a Gaza en 2014 que duró 50 días y causó 2.310 muertos, el 70% civiles según la ONU.

Aunque los ministros más cercanos a Netanyahu conservan los principales resortes del poder, la deriva de la guerra contra Palestina ha llevado a todo el Gobierno hacia las posiciones defendidas por sus aliados más radicales, aquellos que propugnan la eliminación física de los palestinos, la expansión de los asentamientos, y que Gaza y Cisjordania vuelvan a estar, sin matices, bajo mando israelí.

La duda es razonable y a cada declaración de un ministro o diputado de los partidos gobernantes en Israel la certeza es mayor: ¿no estará la Unión Europea y España, por acción y omisión, apoyando a una banda de lunáticos de extrema derecha con ideas supremacistas, ultrarreligiosas, racistas, colonialistas y genocidas? Un repaso a la vida y pensamiento de los principales responsables del Gobierno israelí ayuda a encontrar una respuesta.

Benjamin Netanyahu, Bibi, ostenta varios récords. Es el primer mandatario nacido en el Estado de Israel, el más joven —cuando ganó las elecciones de 1996—, el que ha estado más años en el Gobierno —más de 15 frente a los 13 del mítico Ben Gurion—, lidera el gabinete más derechista de la historia del país y va camino de protagonizar la mayor matanza de civiles y el mayor desplazamiento de palestinos en la historia del Estado de Israel: en la Nakba de 1948, se calcula que murieron 13.000 palestinos, una cifra que será alcanzada en unos pocos días de continuar la tendencia actual; los palestinos expulsados por las fuerzas israelíes en el éxodo palestino de 1948 fueron 750.000, una cifra que ya ha sido superada por los desplazados internos provocados por los ataques israelíes desde el 7 de octubre.

(...) Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas: deja claro que el Estado israelí “ha llegado para quedarse” en Judea y Samaria y que “el sueño árabe” en Cisjordania “ya no es viable”. Aquellos palestinos —no los llama así, sino “árabes”— que quieran quedarse pueden hacerlo siempre que “renuncien a sus aspiraciones nacionales”. Aquellos que sigan teniendo ambiciones nacionales “recibirán ayuda para emigrar a uno de los muchos países donde los árabes realizan sus ambiciones nacionales, o a cualquier otro destino en el mundo”. Es decir, serán expulsados. 

(...) Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí: Las declaraciones de Yoav Gallant, ministro de Defensa, realizadas dos días después del ataque de Hamás contra objetivos civiles en Israel, fueron una primera señal de alerta para una opinión pública mundial. “Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos de la misma manera”, dijo desde la base del Mando Sur, desde donde anunció el inicio del bloqueo total de la Franja, ayuda humanitaria, agua, alimentos, combustible y electricidad incluidos.

El paralelismo del discurso del ministro de Defensa con la retórica del Partido Nazi alemán resulta evidente. Según una reciente investigación de las universidades de Stanford (California) y Tel Aviv, el discurso nacionalsocialista comenzó en los años 30 animalizando a los judíos europeos, presentándolos como seres incapaces de tener sentimientos humanos y, cuando comenzó el exterminio, pasó a compararlos con seres monstruosos, un paso necesario para “rebajar las barreras morales hacia su eliminación en masa”.

(...) Yoav Galant también estuvo al mando de la operación Plomo Fundido contra Gaza en 2008, en la que fueron asesinados 1.400 civiles palestinos, un tercio de ellos niños. Las Naciones Unidas, en un informe de 574 páginas, acusó al ejército de Israel de cometer “crímenes de guerra” y “posiblemente crímenes contra la humanidad” en aquella operación militar (...)


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