domingo, 10 de diciembre de 2023

Activistas climáticos hablan desde prisión: "Asumí el riesgo de ir a la cárcel, pero no tenía ni idea de que sería tan largo", de Sara Acosta

 Sara Acosta   20 de noviembre de 2023 

Activistas climáticos hablan desde prisión: "Asumí el riesgo ...


Al otro lado del teléfono suena un ruido de fondo. “Espera, le digo a mi compañero que baje el volumen de la tele”. “¿Me estás llamando desde tu celda? Sí”.

Mike Lynch-White es un activista climático encarcelado en Gran Bretaña desde el pasado mes de febrero. En este tiempo ha pasado por tres prisiones distintas, y ahora está en el centro penitenciario HMP Lewes, situado en el condado de Sussex del Este, en Inglaterra. No puede recibir llamadas, pero sí hacerlas. Explica que la conversación puede ser grabada y tiene 60 minutos, después la línea se cortará. Habla muy bajito y de forma pausada, hace silencios antes de responder a cada pregunta. Debe ser cuidadoso con sus palabras, dice, pues teme poner en peligro su liberación inminente: “Estoy dentro del programa de liberación anticipada, me pondrán una pulsera electrónica, la policía tiene que comprobar la dirección donde debo estar localizable y rápidamente se desharán de mí, las cárceles en Reino Unido están increíblemente llenas”, ironiza.

Mike había sido arrestado 16 veces por acciones climáticas antes de ser condenado a una pena de 27 meses de prisión –que después fue rebajada a 23 meses– por daños causados al Ayuntamiento de Brighton al echar pintura de color rosa sobre la fachada del edificio y por entrar en una fábrica del puerto de carga de Runcorn para protestar por la fabricación de armamento en Inglaterra para Israel.

Durante su llamada desde la cárcel, que dura unos 40 minutos, Mike intenta ser muy conciso sobre los hechos y puntualiza: “Mi pena es más severa que la de mi compañero, un año más de cárcel, por mi historial de acciones climáticas”. Cuando salga de prisión aún le quedará otro juicio pendiente por su papel en la acción Heathrow Pause, en la que varios activistas volaron drones en la zona exclusiva del aeropuerto de Londres en 2019 para interrumpir vuelos comerciales y llamar la atención sobre “la locura peligrosa” de ampliar el aeropuerto.

Este licenciado en Física teórica es cofundador de Scientist Rebellion, una organización de protesta formada sobre el principio de que quienes tienen el privilegio de saber tienen un mayor deber de actuar: “Si los científicos no actúan como si esto fuera una lucha por sus vidas, ¿por qué debería hacerlo cualquier otra persona?”

La motivación de Mike coincide con la que muestran otros jóvenes entrevistados para este reportaje: se sienten en una obligación moral con la humanidad que él explica así: “No lo volveré a hacer, pero no me siento avergonzado, no se consiguen cambios radicales volviendo a casa cada noche, hay que hacer pequeños sacrificios. Martin Luther King fue a la cárcel muchas veces”.

Una madrugada de mediados de octubre de 2022, Marcus Decker, músico de 34 años, y Morgan Trowland, ingeniero de 40, escalaron el puente Dartford de 76 metros de altura levantado sobre el río Támesis y que conecta el condado de Kent en el sur y el de Essex en el norte. Una vez arriba, colgaron una enorme pancarta de color naranja sobre la autopista de cuatro carriles que habían dejado bajo ellos con el mensaje: Just Stop Oil (Parad el petróleo). Para que su acción llamara aún más la atención, montaron dos hamacas y se tumbaron sobre el vacío 37 horas seguidas, provocando que la policía cerrara el puente al tráfico.

(...) Desde la cárcel de Chelmsford, Marcus lo tiene claro: “Asumí el riesgo de ir a la cárcel por un tiempo, pero no tenía ni idea de que sería tan largo”. Sus respuestas son escuetas debido a lo complicado del proceso para comunicarse con él. Primero hubo que contactar con su persona de confianza que hace de enlace con el centro penitenciario y que gestiona una cuenta de correo electrónico. Una vez enviadas las preguntas a esa dirección de e-mail, el personal de la cárcel las imprimió y se las dio. Él entonces tuvo derecho a escribir una respuesta manuscrita, la cual fue escaneada de nuevo por el personal de la prisión, que envió a la persona de enlace. Sobre el hecho de haber sido encarcelado por su protesta, Marcus se muestra igual de contundente que Mike: “Parece haber dado esperanza a mucha gente y haber servido de inspiración. Es una respuesta apropiada a la terrible crisis en la que estamos inmersos”.

La pregunta que se hace Amnistía Internacional a propósito del derecho a protestar es si se están dando pasos atrás. La organización de defensa de los derechos humanos lanzó el año pasado una ambiciosa campaña, Protect the protest, que analiza esta cuestión en 21 países, como España, sobre diversos movimientos sociales, entre ellos el activismo climático.

“Estamos viendo acusaciones de sabotaje, que es muy grave, o sacar cañones de agua, o el uso de leyes antimafia”, explica Catrinel Motoc especialista de AI que está haciendo el mapeo del derecho a la protesta en Europa. En lo que lleva analizado asegura que los países están tomando respuestas desproporcionadas sobre acciones de protesta que son pacíficas (...)



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