25 MAR 2024
Norman Solomon Es el director nacional de RootsAction.org y director ejecutivo del Institute for Public Accuracy. Common Dreams
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La semana pasada, Variety informó de que “más de 1.000 creativos, ejecutivos y profesionales de Hollywood judíos han firmado una carta abierta denunciando el discurso de Jonathan Glazer en el Oscar obtenido por La zona de interés”. La airada carta es un guion perfecto para un drama humano acerca de lo que significa la defensa de Israel mientras este continúa matando metódicamente a civiles no menos valiosos que los propios seres queridos de los firmantes.
Unas pocas palabras éticas de Glazer al aceptar su premio provocaron indignación. Refutó el hecho de que “el judaísmo y el Holocausto están siendo secuestrados por una ocupación, que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes”, y siguió con una pregunta vital: “Ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o del ataque a Gaza, todas las víctimas de esta deshumanización, ¿cómo resistir?” Esas palabras fueron demasiado para los firmantes de la carta, entre los que se encontraban muchos de los poderosos productores, directores y agentes de Hollywood.
Para empezar, acusaron a Glazer (que es judío) de “trazar una equivalencia moral entre un régimen nazi que buscaba exterminar a una raza de personas y una nación israelí que busca evitar su propio exterminio”. Irónicamente, esa acusación encarnaba lo que Glazer había confrontado desde el escenario de los Premios de la Academia cuando dijo que lo crucial en el presente es “no decir: 'Mira lo que hicieron entonces', sino 'Mira lo que hacemos ahora'”.
Pero la carta se negó a analizar lo que Israel está haciendo ahora mientras bombardea, asesina, mutila y mata de hambre a civiles palestinos en Gaza, donde ahora se sabe que hay 32.000 muertos y 74.000 heridos. La visión moral de la carta sólo analizaba lo que hizo el Tercer Reich. Sus firmantes respaldaron las habituales polémicas sionistas, que encajan perfectamente en la descripción de Glazer de que “el judaísmo y el Holocausto” están “secuestrados por una ocupación”.
La carta incluso negaba que realmente existiera una ocupación, objetando “el uso de palabras como ‘ocupación’ para describir a un pueblo judío indígena que defiende una patria que se remonta a miles de años”. De alguna manera se presuponía que el Antiguo Testamento es una justificación suficiente para la matanza en curso de palestinos en Gaza, la mayoría de cuyos antepasados vivían en lo que hoy es Israel.
La gran mayoría de 2,2 millones de personas que habitaban Gaza han sido expulsadas de sus hogares que han sido bombardeados, y muchas de ellas se enfrentan ahora a la hambruna debido al bloqueo de alimentos. Las restricciones extremas impuestas por Israel a los alimentos y otros suministros vitales están provocando muertes por hambre y enfermedades, así como un enorme sufrimiento.
A principios de marzo, un panel de expertos de la ONU emitió una declaración que declaraba: “Israel ha estado matando de hambre intencionalmente al pueblo palestino en Gaza desde el 8 de octubre. Ahora su objetivo son civiles que buscan ayuda humanitaria y convoyes humanitarios”. (Hasta aquí la afirmación de la carta anti-Glazer de que “Israel no está atacando a civiles”).
El fin de semana pasado, en la frontera de Egipto en el cruce hacia Rafah, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo: “Aquí, desde este cruce, vemos la angustia y la crueldad de todo esto. Una larga fila de camiones de socorro bloqueados a un lado de la frontera, la larga sombra del hambre por el otro. Eso es más que trágico. Es un ultraje moral”. Pero no hay el más mínimo indicio de tal ultraje moral en la carta firmada por más de 1.000 “creativos, ejecutivos y profesionales de Hollywood”.
En cambio, toda la ira se dirige a Glazer por señalar que las decisiones morales en cuestiones de vida y muerte no están simplemente relegadas al pasado. Los crímenes contra la humanidad cometidos por la Alemania nazi contra los judíos no son de ninguna manera exculpatorios de los crímenes contra la humanidad que ahora comete Israel.
Lo que Glazer dijo en apenas un minuto conserva un profundo poder moral que ninguna distorsión puede ocultar. Existe continuidad entre el escenario de La Zona de Interés hace ocho décadas y las realidades actuales, cuando Estados Unidos apoya las acciones genocidas de Israel:
Nuestra película muestra adónde conduce la deshumanización en su peor expresión. Dio forma a todo nuestro pasado y presente. En este momento estamos aquí como hombres que refutan el secuestro del judaísmo y el Holocausto por una ocupación, que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes. Ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o del ataque a Gaza, todas las víctimas de esta deshumanización, ¿cómo resistir?
Gran parte de la película se centra en las vidas de un hombre y una mujer preocupados por su carrera, su estatus y su bienestar material. Estas preocupaciones no son desconocidas en la industria cinematográfica, donde el silencio o el apoyo a la guerra de Gaza son comunes entre los profesionales, en contraste con Jonathan Glazer y otros, judíos o no, que se han pronunciado en su defensa o a favor de un alto el fuego.
“Lo que estaba diciendo es muy simple: que el judaísmo, la identidad judía, la historia judía, la historia del Holocausto, la historia del sufrimiento judío, no deben usarse en la campaña como excusa para un proyecto de deshumanizar o masacrar a otras personas”, dijo el dramaturgo y guionista Tony Kushner en una entrevista con un periódico israelí hace días. Calificó la declaración de Glazer desde el escenario de los Oscar como “intachable e irrefutable” (...)
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