martes, 30 de abril de 2024

Malestar social en Andalucía: docentes, sanitarios y sindicatos, a las calles contra Moreno Bonilla

 SEVILLA   RAÚL BOCANEGRA

Una huelga general en la enseñanza pública se suma las protestas sanitarias del fin de semana, mientras CCOO avisa: "Los acuerdos se van a cumplir porque lo que se firma, se cumple y si no, movilizaremos".

Miembros de las mareas andaluzas de sanidad y educación protestan a las puertas del Parlamento de Andalucía. Imagen de archivo.  Joaquin Corchero / EUROPA PRESS

Al malestar social que existe en Andalucía con el estado de la sanidad, el segundo problema para la ciudadanía tras el paro, después de una década en franco deterioro y, en paralelo, de expansión sin freno de los seguros privados, se le ha unido ahora la educación.

Tres sindicatos, CCOO, ANPE y USTEA, que suman la mayoría en la mesa sectorial, han convocado una jornada de huelga en la enseñanza pública no universitaria para el próximo 14 de mayo. 

Es el segundo paro general en la educación pública que las centrales le montan al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP). El anterior se produjo el 4 de marzo de 2020, cuando el Ejecutivo cambió la normativa educativa mediante un decretazo para favorecer a la concertada y a la privada.

Esta convocatoria de huelga tiene lugar después de que el gabinete de Moreno Bonilla asegurara que no podía atender las reivindicaciones de los docentes porque el Gobierno central no tenía presupuestos. Este es un argumento de lo más sorprendente para las centrales, que lo han interpretado como una ruptura unilateral de las negociaciones.

El Gobierno andaluz, a punto de llegar al ecuador de la legislatura tiene controlado, no obstante, en términos electorales, según las encuestas, el patio. El presidente Moreno Bonilla, aunque esa desafección por los servicios públicos existe y se expresa en las calles, no sufre por el momento apenas desgaste, según los sondeos, tras un lustro en San Telmo.

El malestar social, en una Comunidad con severas bolsas de pobreza y miseria y que ha caído al último lugar en renta per cáspita en estos años, está en efecto ahí. El gabinete de Moreno, es cierto, tiene una virtud: esta muy atento, no ha perdido aún del todo la perspectiva y, aunque todas sus políticas giran hacia la derecha, tiene cierta capacidad de corregirse políticamente. Por ejemplo, al presidente no se le caen los anillos cuando debe rectificar, como hizo en Doñana o con la orden de Atención Primaria.

El Gobierno, según ha contado el propio Moreno, se evalúa a sí mismo cada seis meses. Hacen un balance de cumplimento del programa electoral y de cómo se les ve en la calle. La demoscopia preside esos análisis.

De todos modos, aunque el presidente lo despeja en público y rechaza debates sobre remodelaciones gubernamentales, la sensación de que parte de su gabinete no carbura adecuadamente está extendida en los mentideros políticos andaluces. Por ejemplo, en Sanidad.

Las manifestaciones del fin de semana fueron seguidas por miles de personas. Los datos revelan que a pesar de la propaganda económica del Gobierno andaluz, el esfuerzo no es suficiente y la Comunidad está en el vagón de cola en el gasto en sanidad.

En términos de gasto sanitario por habitante, Andalucía es la última de todo el país, con 1.533 euros por persona, por detrás de Madrid (1.625 euros por habitante) y País Valencià (1.678 euros por habitante). Así lo recoge, el último informe sobre gasto sanitario público elaborado por el ministerio de Sanidad. 

Aviso al presidente

Desde luego, los sindicatos mayoritarios, sobre todo CCOO, tienen la sensación de que varios departamentos del Gobierno andaluz no tienen interés real en aplicar con urgencia los acuerdos firmados con ellos, singularmente el Pacto para el Impulso Social y Económico de Andalucía.

Este fue firmado por el Gobierno, la patronal CEA y UGT y CCOO en 2023 con la idea de paliar los efectos de la crisis energética y la sanitaria tras la covid. Contiene decenas de medidas en todos los sectores productivos y su desarrollo ha sido desigual.

En Andalucía, CCOO y UGT siempre han estado disponibles para llegar a acuerdos, tanto con los gobiernos del PSOE, como ahora también con los del PP (en la primera legislatura, junto a Ciudadanos).

Y, sobre todo, les gusta que los acuerdos se cumplan. Hace un mes, en una rueda de prensa conjunta con UGT, Nuria López, secretaria general de CCOO, ya afirmó que "el diálogo social" hacía "aguas" en Andalucía y responsabilizó de ello al Gobierno andaluz, al que acusaba de ejecutar un "monólogo", en el que Moreno "presume de los actos del pacto cuando este es incumplido".

Y este miércoles, López lanzó un aviso para navegantes: "El acuerdo se va a cumplir porque lo que se firma, se cumple y si no, movilizaremos". "Vamos a seguir siendo exigentes en su cumplimiento y quien avisa no es traidor", agregó la dirigente sindical.

López, tras una asamblea del sindicato en Málaga, fue muy crítica con el presidente de la Junta. "Está poniéndole freno al avance y al progreso de Andalucía", dijo.

Su análisis fue el siguiente: "La economía va bien porque en España va bien gracias a la subida del SMI, a la reforma laboral pactada con los sindicatos y a la subida de las pensiones, pero Andalucía está perdiendo pie con el resto del país".

"Otras comunidades autónomas ya están hablando de pleno empleo, están hablando de industrialización y nosotros ni siquiera tenemos en Andalucía una ley de industria", lamentó.

Luego agregó: "Hay leyes que van en la dirección contraria y que perjudican al conjunto de los andaluces". Entre ellas, citó "aquellas que eliminan la posibilidad de que los servicios públicos, educación, sanidad, se vean reforzados".

La secretaria general de CCOO criticó además que "todo vaya para lo privado". Y remachó: "De hecho, después ya sabemos por qué, porque hay puertas giratorias donde los viceconsejeros de turno se van a las empresas a las que antes le han dando dinero".

"El presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla vive en el país de las maravillas", dijo. Y cerró: "Hay muchos problemas todavía, donde las personas trabajadoras casi no llegamos al final de mes, nos cuesta pagar la luz, nos cuesta pagar el agua, las hipotecas y los alquileres y no digo ya de llenar las cestas de la compra".

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