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La ponencia del oncólogo José Manuel López Vega llena el Ateneo en el estreno del Aula de Salud organizado por El Diario Montañés y el Igualatorio
Pero hoy en día, 'salvarse' de la alta toxicidad de la quimio tiene un precio, entre los 2.000 y los 3.200 euros, dependiendo de la comunidad autónoma, que es lo que cuesta el test genético. «Entonces, ¿no lo cubre la Seguridad Social?», le interrogó una mujer del público. «No en todos los casos. En Cantabria, hay un acuerdo tácito entre las direcciones de Valdecilla y Sierrallana para financiar treinta pruebas al año», respondió. Al resto de las afectadas, si quieren agotar la única opción de evitar el temido y agresivo tratamiento, le supone 2.550 euros, que es el precio del test que se ofrece en Mompía, y que tampoco se incluye en las pólizas de seguros médicos privados. En este punto, López Vega dejó claro que lo que para unos es un gasto, para otros es «la mejor inversión». Para justificarlo presentó el balance de los últimos 24 casos analizados -la muestra de tumor se envía a un laboratorio de Madrid-.
Resultados
«Por los criterios clásicos, les hubiéramos dado
quimioterapia a 12 de estas pacientes. El test ratificó que seis de
ellas la necesitaban, pero que las otras seis presentaban un tumor de
bajo riesgo, lo que implica que no van a recaer aunque no les demos la
quimioterapia». El facultativo, «último fichaje estrella del
Igualatorio», como recordó el presidente de la institución, Tomás Gómez,
en la presentación, insistió en que «la Oncología necesita recursos
para que la medicina sea más personalizada».
Así que la siguiente cuestión era obligada, ¿cuántos test se pueden
hacer por cada ciclo de quimio que se ahorra el sistema?, le planteó una
de las asistentes. López Vega se mostró partidario de no relacionar
ambos conceptos, primero porque el coste de la quimioterapia puede
variar desde los 200 a los 15.000 euros, dependiendo del nivel de
toxicidad, y segundo porque «los test de riesgo se deben de poner en
relación con la seguridad clínica. Una paciente que se somete a este
tratamiento puede que necesite ingreso hospitalario, fármacos para
compensar las complicaciones derivadas e, incluso, más baja laboral y,
en algunos casos, el riesgo de perder el empleo. Vale, al final se cura,
pero ¿hacía falta hacerle pasar por todo esto?». En cualquier caso, también recalcó -en respuesta a otra de los interlocutores- que no es una prueba que debería hacerse por sistema, sino «limitada a aquellas pacientes con las que tenemos serias dudas del cariz de su tumor. Si de entrada vemos que tiene mala pinta, no necesitamos que un test nos lo confirme. Se estima que sería necesario realizarlo a una de cada cinco mujeres».
Entre el público, además de los asiduos a las sesiones que convoca el Ateneo de Santander, se dieron cita pacientes y familiares tocados por esta enfermedad traicionera, que «puede afectar a cualquiera, pues no distingue clases sociales ni obedece a hábitos incomprensibles o a factores externos, como ocurre con el tabaco en el cáncer de pulmón o el sol en el melanoma», explicó el médico. En unos casos, las
secuelas de la quimioterapia delataban la razón de la asistencia a esta primera sesión del Aula de Salud; en otros, la incertidumbre se lleva por dentro, como la de una de las mujeres pendiente de conocer el resultado de la prueba que decidirá si en cuestión de días se somete a la quimioterapia o podrá superar la enfermedad sin pasar por ese trago.
«A día de hoy, el único factor de riesgo conocido es ser mujer, casi siempre mayor de 45 años (por debajo de esa edad se diagnostica uno de cada 7 u 8 casos). Solo en casos contados, hay detrás una historia familiar florida de cáncer», señala.
Próximas ediciones
En la presentación del ciclo de conferencias 'Compartiendo Salud', el
presidente del Ateneo de Santander, Manuel Ángel Castañeda, aplaudió la
iniciativa puesta en marcha de forma conjunta por EL DIARIO MONTAÑÉS y
el Igualatorio Cantabria, que «no ha podido tener mejor inicio, pues ha
reunido en su estreno a más de 200 personas». Será a la vuelta del
verano cuando se organicen las siguientes ediciones, que se celebrarán
en miércoles y siempre girarán en torno a temas sanitarios de gran
interés porque «son universales, nos afectan a todos», añadió. También el director adjunto de EL DIARIO, José Emilio Pelayo, intervino brevemente al inicio del foro para exponer el objetivo de estas jornadas, que no es otro que «acercarnos a la salud, al rostro de la medicina, que si no es humana no es medicina»; y destacó «el lujo» de compartir esta primera experiencia con López Vega, un gran profesional, que además «colabora desde hace cinco años con su pluma en las páginas de EL DIARIO, donde nos sorprende con cada artículo que escribe». Tomás Gómez, presidente del Igualatorio y amigo del oncólogo, remató la presentación. La inauguración del Aula de Salud contó también con la presencia del director general de Editorial Cantabria, Ignacio Pérez, y el del Igualatorio, Pablo Corral, entre otros.
A lo largo de su exposición, el experto en oncología insistió en que «la continuidad asistencial es esencial. La agenda tiene que estar siempre abierta para dar respaldo a estas pacientes, más allá de indicarles el tratamiento que necesitan. Debemos ser el médico general de la paciente con cáncer; no vale que la lleve su médico y de vez en cuando la vea el oncólogo. Debemos funcionar como un servicio».
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