Agosto 2015
Si lo que de verdad te importa es alimentarte y comportarte de una manera
en la que hagas el menor daño posible a los animales y el medio ambiente,
ten en cuenta que cualquier producto vegetal no está libre de sufrimiento.
Viernes noche: noche de peli y pizza, ¡¡¡ñaaamm!!!. Por la tarde me voy a mi tienda de alimentación veggie a comprar una bolsita de ese queso vegano tan conseguido que he encontrado hace poquito. No es exactamente el queso que le echabas a la pizza de toda la vida, pero te apaña un montón y encima te sientes orgullosx de que sea vegano y cruelty free. Una vez en casa, bolsita en mano, leo los ingredientes y ¡¡oh, sorpresa!!, ingrediente principal: aceite de palma. ¡¡¡Pero si su producción causa terribles deforestaciones en Asia!!!!! a la mierda sentirme orgullosa por pensar que con ese queso “vegano” no hacía daño a nadie
El hecho de que un producto sea de origen
vegetal no es suficiente para saber que está libre de crueldad animal
y/o medioambiental. Ya sé que a veces es difícil ser consecuente y
disciplinado con tus hábitos viviendo en este sistema de consumo en el
que te la meten doblada a la mínima. No se puede ser ético con
todo, no hay que volverse tarumba en el intento. Pero si hay
alternativas a aquellos productos que tú determines como dañiños, ¿por qué no dejar de consumirlos?.
s
del mundo sistemas de tratamiento ecológicos de los desechos de la
industria (tratamiento de calidad de los desechos; generación de
biogas que reduce la cantidad de gases a efecto invernadero; generación
de un fertilizante de muy buena calidad; mejora del rendimiento
económico de las plantas).
Y ahora que sé todo esto, yo ya no puedo
hacer como si no pasase nada. Sobre todo teniendo en cuenta que siempre
que he vuelto a dejar en la estantería un producto que contiene Palmoil
entre sus ingredientes, he tenido siempre opción de coger algún otro que utilizara otro tipo de aceite.
Por mucho que el queso para mi pizza sea vegano en el sentido de que no se obtiene de la explotación directa de un animal, ¿acaso voy a estar conforme con todo el sufrimiento y destrucción que conlleva su producción?. Yo
no me muero por dejar de comer KitKat o elegir otro producto que no
lleve aceite de palma. Los orangutanes no gozan de tan buena suerte.
No se trata de ponerse una etiqueta, soy súper #vegan, #bio y #healthy, sino de aprender a ser consumidores responsables y
convertirnos, poquito a poquito en lo más conscientes y sostenibles
posibles. ¿Quieres tener derecho a decidir?. ¡Pues decide!
¿Es un rollo?, puede que sí.
Pero que cada cual viva feliz viviendo fiel a sus principios.
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El aceite de palma, un cultivo exterminador que amenaza a los ecosistemas de medio mundo
El aceite de palma es el más utilizado en todo el planeta. Su uso es habitual en la industria alimentaria (congelados, margarina, bollería, helados, snacksy aperitivos…), pero también se extiende a muchos otros ámbitos, como los biocombustibles o los productos de limpieza y cuidado personal (champús, cremas para el rostro, cosméticos, etc.). Su éxito se debe, entre otros factores, a que se trata de un componente muy rentable y económico para los fabricantes; no obstante, su cultivo y su consumo se encuentran desde hace años en el ojo del huracán debido a los múltiples efectos negativos que conllevan para la salud y el medio ambiente.
Más allá de su alto contenido en grasas saturadas, queremos centrarnos en este artículo en las graves consecuencias que la popularización de este tipo de aceite ha tenido en los ecosistemas a nivel global.
En las últimas décadas, las plantaciones de palma se han expandido por América del Sur, África y Asia, siendo este último el continente más afectado, concretamente en países como Indonesia, Malasia o Papua Nueva Guinea. Según la organización ecologista Greenpeace, Indonesia sufre actualmente el mayor nivel de deforestación del mundo. En la última mitad de siglo, se han talado, quemado o degradado cerca de 74 millones de hectáreas de bosque, superficie equivalente a dos veces el tamaño de Alemania. Se calcula que aproximadamente, el 70% de estas talas son ilegales.
La tala de bosques no es el único resultado visible provocado por las plantaciones intensivas de palma: el envenenamiento de suelos, agua y aire por medio de venenos agrícolas, la creciente sequía o el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (Indonesia se sitúa en el tercer puesto en el ránking de países emisores de estos gases por deforestación, detrás de China y Estados Unidos) son otras de sus graves secuelas.
Éste vídeo elaborado por Greenpeace Argentina, resume todo esto de modo muy claro en menos de tres minutos:
Como ya se apunta en el vídeo, no sólo el medio ambiente sufre. El responsable de agroalimentación y agrocombustibles de Ecologistas en Acción, Tom Kurcharz, explica como en este proceso, “miles de indígenas y campesinos han sido sido desalojados de sus tierras y centenares de personas, que intentaron resistirse, torturadas”.
Precisamente, las comunidades indígenas son un factor clave en la protección y conservación de los bosques. Según datos de la Federación de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, en los territorios con población indígena existe hasta siete veces menos deforestación que en las áreas protegidas. Esto se debe al fuerte vínculo que mantiene la cultura indígena con la tierra y la naturaleza, y a sus conocimientos ancestrales para cuidarlas y preservarlas de agentes destructivos.
VÍDEOS Y MÁS EN EL ENLACE
Ante esta situación, irreversible ya en muchos de sus aspectos, han ido surgiendo diversos proyectos de denuncia y sensibilización. Uno de ellos esForest Heros, una organización de activistas y periodistas ciudadanos que ha decidido poner en marcha una campaña global para proteger los bosques del mundo. Tal y como recoge la web Periodismo Ciudadano en este artículo, para ello han utilizado un dron (vehículo aéreo no tripulado) con el objetivo de dar visibilidad a la deforestación que padecen las selvas tropicales indonesias. En este vídeo puedes comprobar las desastrosas repercusiones de esta práctica en una zona de Sumatra donde habitan elefantes, tigres y orangutanes en peligro de extinción:
Forest Heros puso también en marcha la campaña She’s not a fan, en la que denunciaba que la macroempresa indonesia Astra Agro Lestari, una de las principales productoras de aceite de palma, estaba destruyendo estos ecosistemas. Tras meses de lucha, la empresa se ha visto obligada a ceder,firmando recientemente una moratoria en sus actividades de deforestación en esta zona.
Una de las organizaciones que más ha alzado la voz contra el cultivo incontrolado del aceite de palma es Greenpeace. Su impactante campaña “El chocolate crujiente que destruye los bosques”, en la que relacionaba directamente a la marca Kit Kat, de Nestlé, con la muerte de orangutanes no dejó indiferente a nadie:
La campaña surtió efecto: 60 días después de su inició, Nestlé anunció que dejaría de utilizar aceite de palma procedente de la destrucción de bosques tropicales. Otra campaña en esta línea es la del movimiento SumOfUs yDoritos. Pese a su viralidad, no dio tan buenos frutos, ya que la compañía matriz, PepsiCo, negó tajantemente su implicación en la deforestación de bosques.
Si quieres saber qué puedes hacer tú para contribuir a eliminar el cultivo indiscriminado de aceite de palma, te recomendamos esta página http://www.aceitedepalma.org/
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