"Es
lo más duro que he visto", dice un miembro del equipo arqueológico que
participa en la exhumación de víctimas del franquismo en el cementerio
de Puerto Real (Cádiz). Con un centenar de personas localizadas, y lo
que queda, es la mayor fosa común abierta hasta ahora en la provincia
gaditana. 24.1.16
http://www.ecorepublicano.es/2016/01/la-fosa-de-puerto-real-como-ejemplo-del.html
La dureza de las imágenes no llega tan solo por el número de asesinados
que yacen en la sepultura. Las abundantes evidencias de muerte violenta
muestran ensañamiento de los golpistas en el momento previo a las
ejecuciones. Muertos a balazos en la tapia, tirados junto a la vía del
tren para servir de escarmiento, arrojados a la fosa, cadáveres
cubiertos en cal viva para facilitar la descomposición.
Casi 80 años después de los asesinatos, los restos óseos muestran que
hubo tortura, fracturas peri mortem... episodios infernales. Oculta, en
una montonera de huesos, la tumba colectiva se reivindica como prueba de
los crímenes de lesa humanidad cometidos por el franquismo. No hubo
guerra en Puerto Real, pero sí una carnicería que acabó con cientos de
vidas en el pueblo y otros como San Fernando, El Puerto de Santa María,
Cádiz o Chiclana de la Frontera.
El trabajo en el camposanto aborda una segunda fase que arrancó en
diciembre. La primera, en 2014, recuperó a 35 víctimas. En la actualidad
hay 100 cuerpos localizados. Y queda una tercera intervención, en la
misma fosa, a lo largo de este mismo año. Una exhumación de la dirección
general de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía, promovida por la Asociación para la Recuperación de la
Memoria Histórica de Puerto Real, y en la que participan la Diputación
de Cádiz y el Ayuntamiento puertorrealeño.
"En esta fosa están mis tres tíos, hermanos de mi madre. Eran hijos de
Cayetano Roldán Moreno, mi abuelo, último alcalde republicano de San
Fernando. A todos los mataron. ¿Razones? Ninguna", dice Juan Manuel
Fernández Roldán. Es uno de los familiares de víctimas del terror
golpista que visitan el trabajo de recuperación de la memoria que se
realiza en el cementerio de San Roque.
Enrique Fernández Infante busca a su abuelo, Andrés. Quizás esté entre
los restos que aparecen en una fosa que acoge como destino final a
ejecutados de diferentes poblaciones de la Bahía de Cádiz. "Mi madre vio
cómo lo detuvieron y lo subieron, junto con otras dos personas, en un
camión salinero. Siempre dijo que lo llevaron al cementerio de Puerto
Real". Andrés Infante era maestro en la escuela de aprendices.
"Mi padre se ganaba la vida con el periodismo, tenía una librería… lo
que hicieron con él fue un asesinato puro y duro", relata Elena
Fernández Muñoz, hija de José María Fernández Gómez, alcalde de Puerto
Real. "Fue detenido sin orden en su despacho, trasladado al penal de El
Puerto donde permaneció un mes, y un día le dijeron a mi madre que no
volviera más, que no hacía falta. Tenía 33 años".
Juan Miguel Baquero | eldiario.es
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