Pactar con Podemos es un obstáculo insalvable, pero con el PP
 de la Gürtel, Bárcenas, Rato, Blesa, Púnica, Acuamed, Rita, la 
Comunidad valenciana al completo, la de Madrid, la venta de viviendas 
sociales a fondos buitre… no
Produce un duro insulto a la inteligencia escuchar, incluso a socialistas, asimilando la Grecia de Syriza con Podemos - Rosa María Artal - 4/02/2016
Produce un duro insulto a la inteligencia escuchar, incluso a socialistas, asimilando la Grecia de Syriza con Podemos - Rosa María Artal - 4/02/2016
De repente, ante la vorágine de imágenes, voces, 
sonrisas y gritos, ruidos que nos acribillan, surge la sospecha: ¿No nos
 están haciendo trampas? Una posibilidad en absoluto descartable, dado 
que el engaño se ha instalado como norma de relación y tiene por estos 
lares categoría de mito desde hace siglos, cuando se le llamó con 
orgullo 'picaresca española'.
Las elecciones 
generales fueron el 20 de diciembre ¿no es sorprendente que hayan estado
 la mayoría de los partidos mes y medio sin avanzar una gestión para 
formar gobierno como dicen? ¿Al punto de precisar el candidato a la 
investidura, Pedro Sánchez del PSOE, un mes más? Las preguntas no se 
refieren a demorar la investidura lo que necesiten como han hecho otros 
países, sino a qué han hecho durante 44 días. ¿En qué empleó Rajoy todo 
este tiempo? ¿Qué aguardaba o aguarda aún? ¿Y el PP? ¿Adónde nos llevan?
Los planes no están saliendo al gusto de los poderes que
 nos han situado en este Estado de desigualdad e impudicia. Tenemos 
pruebas fehacientes. La principal, la desesperación que les acomete y de
 la que dan cuenta a diario los medios a su servicio que forman parte 
del mismo pastel. A Pedro Sánchez le dispensaron esta semana un 
recibimiento como candidato a la investidura cuajado de imposibles, 
riesgos, y penosos tópicos como el “gobierno de perdedores”. En su 
zozobra e ira, los consejos, las recomendaciones, pasan a ser exigencias
 de obligado cumplimiento. El nivel de marrullería adoptado convierte 
las trampas en obvias, pero la suma de esfuerzos –todos a una-  crean 
opinión en personas de mentes perezosas. Y las hay a bulto.  
Sánchez no les disgusta pero no terminan de confiar en él.  De hecho, 
ya ha deparado algunas sorpresas.  Su empecinamiento en no querer pactar
 con el PP, como desearían muchos, descuadra el futuro programado. Menos
 mal que tienen a Albert Rivera y sus Ciudadanos, multiplicándose en 
gestiones para que se logre. Al mismo ritmo que sus 40 escaños 
experimentan el milagro bíblico de los panes y los peces, si nos 
atenemos a las atenciones que se les dispensan. De todos modos, nadie ha
 ganado por mayoría absoluta y parece que no son conscientes de ello. 
¿Sabemos realmente qué se propone Pedro Sánchez? Ser presidente, sin 
duda. Y nadie debe criticarlo porque es lo que todo candidato pretende 
(salvo Rajoy, si no se lo llevan a casa). Aunque una de las argucias 
palmarias de este período es ver que la misma circunstancia se califica 
en unos de vanidad, y en otros de sentido de Estado. ¿Y qué más  busca 
el candidato del PSOE?  Ha sido resoluto y valiente, y se ha ganado el 
puesto que le disputaban en su propio partido. Siempre que no fracase. 
¿Y cómo va a lograr su propósito? Desechado el PP, lo que le honra, 
Sánchez prefiere a Ciudadanos, según apuntan sus prioridades, o sus 
intérpretes. Prefiere al Albert Rivera que quiere formar el trío feliz 
con el PP. Gobierno de progreso, poco. Pero es que gran parte de las 
baronías socialistas y los pesos pesados –por los años, o por 
episcopalías más recientes- braman cada vez que Pablo Iglesias abre la 
boca. Están absolutamente alineados con las posturas del PP y de la 
caverna mediática. Por ideología. Pactar con Podemos es un obstáculo 
insalvable; con el PP de la Gürtel, Bárcenas, Rato, Blesa, Púnica, 
Acuamed, Rita, la Comunidad valenciana al completo, la de Madrid, la 
venta de viviendas sociales a fondos buitre… no. Y encima lo llaman 
“moderación”, la palabra del momento. El cepo levanta tres metros y 
todavía hay gente que no lo ve.
Un dato relevante, 
significativo, ha sido mandar a Podemos al altillo del Congreso, siendo 
la tercera fuerza en escaños, y colocar a Ciudadanos delante y en el 
centro, con 40. Y mantener esa ubicación, pese a su demanda. No es una 
anécdota. Lo han hecho entre PP, PSOE y Ciudadanos. Y si las sillas no 
son importantes, como dice Albert Rivera por ejemplo, él mismo debería 
renunciar a la posición preponderante que no le corresponde en votos. Al
 menos, hubiéramos tenido que oír algún diputado discrepando con 
efectividad por lo injusto de la medida. Esta cacicada indica por dónde 
va esta legislatura, es empezar en sucio.
El aroma a 
trampa se cuela entre las verdades y los buenos propósitos. Zafias 
acusaciones, clichés periodísticos rescatados de sacos antiguos,  comentarios ministeriales que
 invitan a preguntarse en qué manos dejamos el gobierno. ¿Qué bocados 
traen esos anzuelos? “Ardid para burlar o perjudicar a alguien” es solo 
la octava acepción de la palabra trampa. La primera nos remite a 
“artificio de caza que atrapa a un animal y lo retiene”. Y no es para 
invitarle a un banquete, precisamente, lo más probable es que lo sirvan 
en él. ¿Conocemos las trampas desplegadas, quién las pone, por qué, a 
quién benefician, a quiénes apuntan?
¿Es preferible para el bien común un gobierno presidido por Sánchez que por alguien del PP? En mi opinión, sí, sin duda. Pero no todo se expone a las claras
Ya vimos que la recuperación tan estupenda que aspiran a
 conservar ha colocado a España en los más altos puestos de desigualdad 
social de Europa. La deuda pública también ha crecido hasta situarla en 
los límites de lo impagable. Suelo mantener que la Gran Coalición 
debería llamarse la Gran Deuda y, ahí, el dispositivo con el queso como 
señuelo es para los ciudadanos. ¿Por qué se soslaya la realidad 
económica en las ecuaciones que se presentan? ¿Por qué prácticamente ni 
se menciona la corrupción abismal de uno de los integrantes de su pacto 
idílico?
Quizás haya que mirar algo más lejos, en los
 cepos y cebos instalados en Europa. Produce un duro insulto a la 
inteligencia escuchar, incluso a socialistas, asimilando la Grecia de 
Syriza con Podemos. Sí, hay un nexo ideológico, pero es falaz al límite 
no contar toda la historia, especialmente como arma política y 
pretendiendo enmascarar otras similitudes. A Grecia la hundieron con 
corrupción, despilfarro, aumento de la deuda y… trampas, los gobiernos 
de Nueva Democracia y el PASOK, es decir, los correligionarios del PP y 
del PSOE. Son datos probados, hasta con la falsificación de cuentas a 
cargo del Goldman Sachs de sus amores.  El cinismo, por tanto, es atroz.
 Pero cualquiera puede oír la cantinela entre  los votantes bien 
adiestrados.
Lo sucedido el último verano con Grecia 
da para una película de terror. Se ejecutó a la Grecia de izquierdas, 
endureciendo sus condiciones por convocar un referéndum. Hasta un Felipe
 González -poco sospechoso de socialista en la actualidad- lo dijo. A su
 manera.  “Después de que más del 60% de los griegos lo creyeran,  Tsipras aceptó condiciones mucho peores que las que habían rechazado en referéndum  ”, escribió. Les han saqueado, después. Los aeropuertos  se los quedaron en los primeros días tranquilamente empresas y estados alemanes. Entre ellos los de las islas turísticas de Corfú, Mikonos o Santorini. El Puerto del Pireo ha sido vendido  para pagar 15 días de intereses de la deuda,
 cuando se han dado millones a fondo perdido y préstamos preferenciales a
 los bancos.  Nunca debió aceptarlo Tsipras, era preferible dejar que 
otros gestionaran las secuelas de su obra.  Pero lo que cubre de 
ignominia a Europa es que todo está sucediendo en total silencio de los 
socios europeos, españoles incluidos. El concepto trampa se queda aquí 
muy escaso. Y no caduca, cuando no se ha solucionado.
Ese rigor de la UE austericida llama poderosamente la atención cuando 
ahora mismo ofertan intolerables facilidades al Reino Unido de Cameron 
para que se quede en la Unión. Con sus mercados londineneses, 
naturalmente, y su neoliberalismo extremo. La ley del embudo flagrante 
que muestran los casos de Grecia y Reino Unido está firmando el fin de 
la Unión Europea. Al menos de los valores que la formaron.
Esa Europa que vende armas -España entre otros países- a quienes 
financian el terrorismo yihadista y a gobiernos dictatoriales y 
corruptos, y  luego cierran sus fronteras a los que huyen del infierno. 
La que hasta mantas les niega. ¿A quién protegen en realidad? ¿Qué 
resultado persiguen?
Es difícil creer en el juego 
limpio cuando todo esto sucede. No se puede deslindar. ¿Cómo es posible,
 si no, que personas adultas se hayan dejado robar derechos, salud, 
educación,  futuro, para ellos y para sus hijos? ¿Cómo enarbolando la 
bandera de sus ejecutores en muchos casos?  ¿Cómo presumiendo de la 
desinformación que reciben mientras les hacen otro nudo en la soga de su
 cuello? El ruido acalla el sonido de las trampas si no se está alerta.
¿Es preferible para el bien común un gobierno presidido por Sánchez que
 por alguien del PP? En mi opinión, sí, sin duda. Pero no todo se expone
 a las claras. Veremos qué viene tras la armonía de los contactos. 
Algunos de los implicados en el proceso preparan sus estrategias no 
necesariamente limpias. El plan a estas horas sería gobierno PSOE en 
solitario o con Ciudadanos y abstención del PP. En el caso de que los 
populares aceptaran semejante ofensa del que llaman “pacto de 
perdedores” sería con un fin a su favor: dejar colgado a Sánchez e ir a 
ganar en nuevas elecciones. Podemos puede jugar la baza de retirar su 
apoyo al PSOE en ayuntamientos y comunidades autónomas, ocasionando 
notables convulsiones. Y, entre tanto, Susana Díaz en espera, si bien no
 goza de aceptación fuera de Andalucía salvo en los fieles al partido. 
Pedro Sánchez no tiene nada asegurado. Y los recambios suenan peor.
Movimientos para formar gobierno, con la sensación de no conocer todos 
los puntos dónde están situados los mandos y las minas.  Adónde nos 
llevan. Por qué. Para qué. Quiénes en realidad. Qué papel juegan los 
actores. Quiénes son políticos o periodistas y quienes trileros. Las 
presas a atrapar, ya las conocemos.
 
 
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