Publicado: 10.03.2014 -
http://m.publico.es/politica/57513/angel-la-otra-victima-del-11-m-y-de-la-campana-de-mentiras-de-aznar
El
 teléfono retumbó por toda la casa. Menos de 24 horas después de 
enterrar a su padre, Aitziber Berrueta levantó el aparato. "Ahora os 
vamos a matar a vosotros", advirtió una voz anónima. Diez años después, 
los familiares del panadero pamplonés Ángel Berrueta siguen reclamando 
que las instituciones lo reconozcan como víctima de la violencia 
política.
Sus asesinos, un policía nacional y
 su hijo, lo mataron a disparos y cuchilladas por negarse a colocar un 
cartel que apuntaba a ETA como autora de los atentados del 11-M, tal 
como a esa misma hora se empecinaba en asegurar el Gobierno de José 
María Aznar.
Todo ocurrió durante el mediodía
 del 13 de marzo de 2004, en medio de una España conmovida por la 
tragedia que se había registrado dos días antes en Madrid. Sobre las 
13.00 horas, el entonces portavoz de La Moncloa, Eduardo Zaplana, afirmó
 ante las cámaras que la principal línea de investigación conducía a 
ETA. La mentira caló hondo en el hogar de Valeriano de la Peña, un 
policía natural de Salamanca. Su mujer, María del Pilar Rubio Martínez, 
bajó a la panadería de su vecino Ángel e intentó poner un cartel con 
lemas contra ETA. El propietario del comercio se negó a pegar aquel 
folio, lo que provocó una fuerte discusión con María del Pilar, hija de 
un militar. 
Los De la Peña vivían en el 
portal contiguo a la panadería de Berrueta, a quien consideraban un 
"etarra" por su vinculación con Gurasoak, el colectivo de padres de 
jóvenes encarcelados por actos de kale borroka -dos de sus cuatro hijos 
habían sido detenidos y posteriormente declarados inocentes por 
episodios de este tipo-. Tras los atentados del 11-M, Berrueta fue uno 
de los tantos comerciantes de Pamplona que colocó un crespón negro en 
solidaridad con las víctimas, e incluso cerró las puertas del 
establecimiento en señal de duelo. Nada de eso fue suficiente para la 
familia vecina, que ya había tomado una decisión. "Voy a matar a este 
hijo de puta", se escuchó gritar a la mujer nada más  abandonar el 
comercio. 
"Voy a matar a este hijo de puta",
 se escuchó  gritar a la mujer nada más  abandonar el comercio Minutos 
después, el policía Valeriano de la Peña acudió a la panadería junto a 
su hijo Miguel, de 19 años. Traían un revólver y un cuchillo. Valeriano 
le pegó cuatro tiros a Ángel, mientras que su hijo se encargó de 
asestarle una puñalada en el hígado. Sobre las 14.00, el agente llamó a 
la Jefatura Superior de Policía para informar que había matado a su 
vecino. Para los Berrueta, la pesadilla acababa de empezar. 
"Una
 amiga del barrio me llamó por teléfono para avisarme que le habían 
disparado a mi aita [padre, en euskera]. Fui de inmediato a la 
panadería, acompañada por mi jefe. Cuando llegué, el lugar estaba lleno 
de policías. Fue el peor día de mi vida", recuerda a Público Aitziber 
Berrueta. Su padre murió a las 14.38 en el Hospital de Navarra, donde 
había llegado en estado crítico. Tenía sesenta años. En el juicio 
celebrado en junio de 2005, Valeriano de la Peña fue condenado a 20 años
 de cárcel, mientras que su hijo recibió una pena de 15 años. La mujer 
del policía, a quien los abogados de la acusación señalaban como 
inductora del crimen, resultó absuelta por el Tribunal Supremo.
"Motivación ideológica"
En
 su sentencia, los jueces reconocieron que este asesinato registraba el 
agravante de la "motivación ideológica". De esta manera, los magistrados
 aceptaron que Ángel no había sido acribillado y acuchillado por "una 
riña de vecinos" -tal como esgrimió el ex Fiscal Jefe del Tribunal 
Superior de Justicia de Navarra, Javier Muñoz-, sino que había sido 
víctima de un crimen cargado de connotaciones políticas. Sin embargo, 
las instituciones jamás lo entendieron de igual forma, por lo que los 
familiares del panadero aún siguen reclamando que se reconozcan las 
"motivaciones ideológicas" que estuvieron detrás de este caso.  
El
 último intento tuvo lugar el pasado jueves, cuando la plataforma Ángel 
Gogoan -Ángel en el Recuerdo, un colectivo formado por vecinos, 
familiares y amigos- impulsó una moción en el ayuntamiento de Pamplona 
para que reconociese al vecino del barrio San Juan como víctima de la 
violencia política y autorizase la colocación de una placa en su 
memoria. La iniciativa contaba con el respaldo de 2.136 firmas que 
habían sido recogidas en los días previos. Sin embargo, UPN y PP votaron
 en contra, mientras que el PSN se abstuvo. Izquierda-Ezkerra -coalición
 formada por IU y Batzarre- apoyó la idea de reconocer los móviles 
políticos del crimen, aunque optó por la abstención en cuanto a la placa
 de homenaje. Sólo Bildu -encargada de presentar el texto- y Nafarroa 
Bai se posicionaron a favor de ambos puntos.   
"Depende del asesino"
Aitziber
 se muestra dolida con la decisión adoptada por el ayuntamiento, aunque 
no es la primera vez que siente algo parecido: una moción similar ya 
había sido rechazada en febrero de 2012 con los votos de UPN, PP y PSOE.
 "Según quién sea el asesino, eres víctima o no", se queja la hija de 
Berrueta. Durante algunos años, tanto ella como su familia tuvieron que 
soportar las pintadas que aparecían en el portal de la vivienda -donde 
llegaron a dibujarles un ataúd-, las llamadas amenazantes y los ataques a
 pedradas contra la tienda donde habían matado a Ángel. 
Esta
 mujer también tiene muy presente que los asesinos de su padre jamás 
mostraron el más mínimo arrepentimiento. "Si vuelven a casa, los 
tendremos otra vez en el barrio", advierte. Entonces se le viene a la 
cabeza aquel día en el que la esposa del policía entró en la tienda 
donde ella trabajaba. Había pasado algún tiempo del crimen, pero las 
heridas -al igual que en este décimo aniversario- seguían abiertas. "No 
lo soporté. Me tuve que ir a la parte trasera del local", recuerda. Ese 
día, la hija del panadero lloró de rabia.  
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