Emparedados entre dos convocatorias electorales, 
cuando los partidos tienen motivos para ponerse nerviosos, acabamos de 
descubrir que la separación de poderes y la independencia judicial 
continúan gozando de excelente salud en la democracia española. Antes de
 proceder a destilar la habitual lista de elogios a la Cultura de la 
Transición™, conviene echar un vistazo  a la portada del ABC del sábado 14 de mayo y su titular: "El Gobierno critica la «escasa o nula presión judicial sobre Podemos»". 
Un momento. ¿Esa es una función constitucional del poder judicial? 
¿Presionar a un partido para que todo el mundo sepa que está compuesto 
por individuos peligrosos? ¿Colaborar en la estrategia política del PP 
de cara a las próximas elecciones? La última vez que revisé el Código 
Penal no encontré nada que dijera que el Supremo o cualquier otro 
tribunal estén obligados a tales cosas. De hecho, me pareció apreciar 
que jueces y fiscales tienen el deber de revisar las pruebas que les 
presenten –como  ya hizo el Supremo–
 y tomar una decisión sin considerar a nadie culpable hasta que se 
demuestre lo contrario. Claro que, tal y como está escrito el Código 
Penal, igual se me pasó alguna parte importante.
Según  la información del ABC,
 hay miembros del Gobierno perplejos ante las decisiones del Supremo. 
Sí, es ese Gobierno que siempre dice que respeta y acata las decisiones 
judiciales y que deja escapar su indignación cuando algún partido las 
critica o cuestiona. La frase dice: " Fuentes del Gobierno aseguraron ayer a este periódico que  «sorprende mucho la escasa o nula presión judicial»  a Podemos, pero también la que ejerce su principal competidor electoral,  el PSOE, que suele pasar de puntillas  sobre este asunto" (negritas en el original). 
 Esas fuentes del Gobierno (¿Soraya Sáenz de Santamaría?, ¿Jorge 
Moragas?, ¿Fernández Díaz?) no quisieron concretar mucho más, lo que no 
impidió al periódico convertir esa frase en la portada del sábado, y 
procedieron a atacar a Podemos por no revelar sus  auténticas fuentes de financiación. Es decir, "en
 vez de escudarse en que los archivos judiciales demuestran que no hay 
delito, debería reconocer sus fuentes financieras iniciales y dar las 
explicaciones oportunas sobre ellas". 
No hay que perderse esta parte de la frase,  "
 en vez de escudarse en que los archivos judiciales demuestran que no 
hay delito". Primero, se acusa a los jueces de no encontrar pruebas 
aunque no las haya, y luego se reclama a Podemos que, para resolver el 
problema de la pasividad de los magistrados, proceda a expiar en público
 las culpas que aún no se han demostrado que existen. 
 En la parte cómica, hay que anotar que esas mismas fuentes que dicen al
 Tribunal Supremo que se ponga las pilas y empiece a imputar a los 
rivales del PP critican luego a Podemos por "poner en duda el trabajo de las Fuerzas de Seguridad,  la Justicia,
 la independencia de los medios de comunicación y el funcionamiento del 
sistema en general" (aquí las comillas son mías). Algo le pasa al 
sistema cuando se supone que el poder judicial debe actuar de inmediato 
tras recibir las instrucciones del poder ejecutivo. Supera eso, 
Montesquieu.
Mientras aparentemente los jueces se 
están abanicando con las togas, el ministro de Interior se está matando e
 intenta fabricar pruebas con las que sustentar la conexión entre 
Podemos y Venezuela. Este medio publicó el lunes que uno de los 
comisarios de confianza de Fernández Díaz  viajó en abril a Nueva York para
 reunirse con un exministro chavista, que ahora pasa información a la 
DEA, y conseguir pruebas incriminatorias contra el partido de Pablo 
Iglesias (que resultan ser el origen de las últimas informaciones de 
ABC): " José Manuel García Catalán ha viajado a Nueva 
York sin que tenga conocimiento de ello ningún juez. Además, la 
participación de un jefe de la UDEF en una toma de declaración, más aún 
en el extranjero, es absolutamente inusual en el Cuerpo Nacional de 
Policía,  según reconocen investigadores y mandos consultados".
Aunque poco habitual, sería legal que el PP contratara a un detective 
privado para investigar a Podemos. Sí podemos aspirar a que luego no le 
pague en B. Lo que ya resulta un escándalo es que, sin encomendarse a 
ningún juez o fiscal, el ministro utilice recursos públicos y emplee a 
comisarios como investigadores privados con ese objetivo. Y como sabe 
que esas revelaciones no pasan la prueba del algodón de ningún tribunal 
(segunda opción: un fiscal ya les ha dicho que esos papeles sólo valen 
para una buena novela negra), los traslada a un periódico  para que monte una portada.
 Y al día siguiente, se lanza el ataque contra el poder judicial. Esos 
procesamientos no se van a conseguir solos, señor juez. Las elecciones 
se acercan. 
Lo malo de la defensa que hace el PP de las instituciones es que estas siempre terminando quedando después llenas de barro.
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OTRO ASUNTO: Reflesiones postelectorales, noche del 26/6
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OTRO ASUNTO: Reflesiones postelectorales, noche del 26/6
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