Susana Sumelzo
Publicada 21/10/2016 http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2016/10/21/diez_razones_para_regalarle_gobierno_rajoy_56496_1023.html
A mis compañeros del Comité Federal:
El PSOE afrontará en los próximos días el que quizá sea el momento más decisivo de sus últimos 40 años de historia. La decisión de permitir o impedir la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno tendrá consecuencias de primer orden para el futuro del país, de los ciudadanos y del propio PSOE.
Por esta razón, en el seno del Partido Socialista se ha abierto un intenso debate en el que los militantes tenemos que mostrar claramente y sin rodeos, desde la libertad y con respeto, las razones que nos llevan a defender una u otra posición. Este debate, que se ha extendido a todas las agrupaciones y federaciones del partido, llegará el próximo domingo hasta el Comité Federal. Será en este órgano donde los compañeros tendrán no sólo que clarificar los argumentos que sustenten cada una de las posiciones, sino también justificar las razones que podrían llevar a algunos de ellos a apartarse del sentir mayoritario expresado por las bases en sus respectivos territorios. Por desgracia, no parece que la decisión final vaya a someterse, como merecería una cuestión de esta relevancia, a la consulta del conjunto de la militancia.
En mi condición de militante del Partido Socialista y de representante electa del mismo decidí participar en este debate ofreciendo mi opinión sobre lo impropio y contraproducente que sería para España que el PSOE contribuyera con su abstención a investir de nuevo a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Las 10 razones por las que creo que el PSOE debe seguir diciéndole no a Rajoy y al PP son las siguientes:
1. Por credibilidad
La credibilidad es el principal capital político de un partido. Cuando ésta se resiente, inevitablemente lo hacen sus apoyos electorales. En el caso delPSOE, nuestra credibilidad reposa en el proyecto de progreso y transformación social que representamos: en su aplicación cuando tenemos responsabilidades de gobierno y en su defensa cuando estamos en la oposición. Cuando a ojos de los ciudadanos no hemos sido capaces de llevarlo a cabo o de defenderlo con la contundencia necesaria, éstos nos han dado la espalda.
Después de la fallida sesión de investidura de Rajoy, el PSOE estaba consiguiendo recuperar el aprecio y la consideración de los ciudadanos progresistas. Habíamos logrado alejar del imaginario colectivo aquella injusta etiqueta de PPSOE. Una abstención para que continúe gobernando Rajoy supondría no sólo truncar ese incipiente proceso de recuperación, sino directamente revertirlo. Representar unos valores y facilitar que gobierne una opción política contraria a los mismos nos sumiría en una crisis de credibilidad ante millones de ciudadanos mucho más grave que cualquiera que hayamos experimentado en el pasado.
2. Por coherencia
El PSOE concurrió a las elecciones de diciembre y, sobre todo, a las de junio con el mensaje claro y explícito de no permitir con sus votos un Gobierno de Rajoy ni del PP. Dijimos que apostábamos por un cambio de rumbo radical en el Gobierno de España. Ese fue el compromiso electoral que suscribimos con los millones de españoles que nos votaron y cambiarlo ahora, sin someterlo de nuevo a su consideración, no sólo sería defraudar la confianza que nos ofrecieron, sino también arriesgarnos a que en el futuro desistan de volver a creer en lo que decimos. Si queremos ser coherentes con lo que comprometimos y mantenernos fieles a la palabra dada, no podemos avalar ni por activa ni por pasiva la reedición del proyecto del PP que tanto empeño pusimos en desterrar.
3. Porque el PSOE no sólo es diferente del PP. Es su alternativa
Los programas políticos del PSOE y del PP son antagónicos en lo económico, en lo social y en lo institucional. El modelo de país que defiende el PP es el de la devaluación salarial, la precariedad del trabajo, la preeminencia de los mercados desregulados, el Estado de Bienestar mínimo o la concepción patrimonialista de la instituciones, mientras que el PSOE defiende un modelo totalmente contrapuesto, basado en el crecimiento sostenible e inclusivo, la dignificación del trabajo, un sistema fiscal justo y progresivo, la defensa de la equidad y la cohesión social y la profundización democrática a partir del funcionamiento eficaz de las instituciones.
Las inmensas diferencias que existen entre el PP y el PSOE son percibidas con gran claridad por los españoles. En la escala izquierda-derecha (en la que 1 representa la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), ubican al PP en el 8,31 y al PSOE en el 4,44. Hay incluso menos diferencia entre Ciudadanos (al que ubican en el 6,63) y Esquerra Republicana de Cataluña (2,97) que entre los dos partidos mayoritarios.
4. Porque la abstención supondría avalar las políticas llevadas a cabo la pasada Legislatura
A estas alturas, no importa el calificativo que desde el lenguaje político se le ponga a la posible abstención del PSOE. Para una inmensa mayoría de ciudadanos que decidieron no votar a la derecha, la abstención socialista, se llame como se llame, permitiría al PP continuar con su proyecto político e implicaría avalar su desempeño anterior, porque ¿qué otra cosa sino un aval sería el hecho de permitir que el partido de la reforma laboral, de la amnistía fiscal o del deterioro de los servicios públicos siguiera en el poder en España? Aunque creamos sinceramente que la abstención no implica ningún apoyo al PP y nos empeñemos en argumentarlo, los ciudadanos detectarán perfectamente cuál es y de quien procede la decisión que está detrás de los rigores e injusticias que van a continuar padeciendo.
5. Porque, sencillamente, los casos de corrupción del PP lo hacen inviable
Facilitar que el partido que en la actualidad se encuentra asolado por la corrupción vuelva a dirigir instituciones y a manejar caudales públicos desde el Gobierno del país sería tremendamente doloroso para millones de españoles. El deterioro que supone para la vida política la multiplicación de casos de corrupción en los que se ha visto implicado el PP resulta lo suficientemente intolerable como para descartar por sí sólo la posibilidad de ayudarle a que siga detentando el poder. El PSOE, que debe hacer de la ejemplaridad y la honestidad sus señas de identidad, no puede consentir arrastrar tras de sí la pesada carga que supondría apoyar su continuidad.
6. Porque no queremos someternos al chantaje del PP
Para el PSOE sería complicadísimo articular una oposición firme y creíble en el Congreso. Nos convertiríamos en rehenes del Partido Popular para apoyar sus medidas. No importa si la abstención incluye o no un pacto de gobernabilidad: el PP exigirá la colaboración del PSOE siempre que la necesite para aprobar sus medidas legislativas y presupuestarias en el Parlamento bajo la amenaza constante de un adelanto electoral que cogería al PSOE no sólo en plena reorganización, sino también, y lo que es peor, con un problema enorme de credibilidad ante los ciudadanos después de facilitar el Gobierno de Rajoy. Sería ilusorio pensar que el PP no fuera a aprovechar la capacidad de chantaje que el PSOE pondría en su mano en caso de decantarse por la abstención en la investidura.
7. Porque queremos seguir siendo la referencia del centro izquierda
Al permitir la investidura de Rajoy, el PSOE estaría facilitando que otras fuerzas de izquierda con representación parlamentaria puedan ocupar el espacio que hasta ahora le había correspondido al PSOE. No habría ni una sesión de control al Gobierno, ni un debate parlamentario ni un Consejo de Ministros que sus portavoces no aprovecharan para recordar a la opinión pública quién hizo posible que el PP continuara en el poder y pudiera seguir poniendo en marcha su programa. En estas condiciones sería realmente complicado para el PSOE convencer a los ciudadanos de su rol como antagonista del PP y de que tiene el mejor proyecto político alternativo para dirigir el Gobierno de España, como de hecho efectivamente tiene. Justa o injustamente, el margen de maniobra que tendría el PSOE en la oposición se vería enormemente limitado.
8. Porque nunca un mal gobierno es la mejor alternativa
Dentro de la anomalía que supone llevar varios meses sin Gobierno, la peor alternativa de todas las que pueden ensayarse para salir del bloqueo es que el PSOE permita que la precarización, la desigualdad y la corrupción sigan haciendo estragos en la vida diaria de los ciudadanos. Entre consentir esto con la colaboración de los socialistas y acudir de nuevo a las urnas, mejor devolver la palabra a los ciudadanos.
No se acierta a comprender de qué modo la abstención del PSOE puede prestar un servicio de utilidad a la estabilidad, al sistema democrático y a la confianza en los representantes e instituciones que lo articulan. El mejor servicio que el PSOE puede prestar a España y los españoles es mantenerse fiel a su compromiso electoral, seguir representando la opción política mayoritaria en el espacio de centro izquierda y continuar siendo alternativa de gobierno, algo que se pondría en serio riesgo de producirse un cambio en su postura ante la investidura.
9. Porque en Europa pactar con la derecha nunca es buen negocio para la socialdemocracia
Desde los años 90, cada vez que un partido socialista en nuestro entorno más inmediato ha llegado a acuerdos con el principal partido de la derecha, ya sea en coalición, con acuerdos de legislatura o con la abstención para facilitar su gobierno, se ha visto fuertemente penalizado electoralmente. Lo hemos visto por ejemplo en Alemania, en Austria, en Finlandia, en Holanda, en Bélgica o en Israel. Este retroceso electoral llegó a alcanzar niveles de auténtica debacle en los casos del PASOK griego y del Partido Laborista irlandés, que pasaron a ser marginales en sus respectivos sistemas políticos.
Por el contrario, los partidos socialdemócratas de Suecia, Francia, Italia o Portugal jamás aceptaron un acuerdo de esta naturaleza. No por casualidad todos estos países tienen hoy un Primer Ministro socialdemócrata, ya sea con el solo apoyo de su partido (Francia), ya mediante coaliciones con otrasfuerzas progresistas (los verdes en Suecia, las izquierdas en Portugal y varios partidos de centro y centro izquierda en Italia).
10. Por principios, por historia
El PSOE no escribió su historia como partido ni rellenó su hoja de servicios al país en función de decisiones tácticas. Lo hizo desde la fidelidad a los principios y valores que definen nuestro compromiso con una sociedad más justa e igualitaria. Mantenernos firmes en la negativa a regalarle el Gobierno a Rajoy no sólo nos permitirá hacer honor a los 137 años de historia del Partido Socialista, sino también continuar siendo percibidos por millones de españoles como una herramienta útil al servicio del progreso y la transformación social.
En cierta ocasión Machado dijo que cada vez que escuchaba al fundador del PSOE percibía en él ese “timbre inconfundible de la verdad humana”, refiriéndose precisamente a la credibilidad que sólo es posible forjar cuando las acciones son coherentes con las palabras. Han pasado muchos años desde entonces, pero hoy nos encontramos en un momento crucial en el que el PSOE debe decidir si quiere mantener ese timbre inconfundible o derivar hacia otros registros de imprevisibles consecuencias.
El PSOE afrontará en los próximos días el que quizá sea el momento más decisivo de sus últimos 40 años de historia. La decisión de permitir o impedir la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno tendrá consecuencias de primer orden para el futuro del país, de los ciudadanos y del propio PSOE.
Por esta razón, en el seno del Partido Socialista se ha abierto un intenso debate en el que los militantes tenemos que mostrar claramente y sin rodeos, desde la libertad y con respeto, las razones que nos llevan a defender una u otra posición. Este debate, que se ha extendido a todas las agrupaciones y federaciones del partido, llegará el próximo domingo hasta el Comité Federal. Será en este órgano donde los compañeros tendrán no sólo que clarificar los argumentos que sustenten cada una de las posiciones, sino también justificar las razones que podrían llevar a algunos de ellos a apartarse del sentir mayoritario expresado por las bases en sus respectivos territorios. Por desgracia, no parece que la decisión final vaya a someterse, como merecería una cuestión de esta relevancia, a la consulta del conjunto de la militancia.
En mi condición de militante del Partido Socialista y de representante electa del mismo decidí participar en este debate ofreciendo mi opinión sobre lo impropio y contraproducente que sería para España que el PSOE contribuyera con su abstención a investir de nuevo a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Las 10 razones por las que creo que el PSOE debe seguir diciéndole no a Rajoy y al PP son las siguientes:
1. Por credibilidad
La credibilidad es el principal capital político de un partido. Cuando ésta se resiente, inevitablemente lo hacen sus apoyos electorales. En el caso delPSOE, nuestra credibilidad reposa en el proyecto de progreso y transformación social que representamos: en su aplicación cuando tenemos responsabilidades de gobierno y en su defensa cuando estamos en la oposición. Cuando a ojos de los ciudadanos no hemos sido capaces de llevarlo a cabo o de defenderlo con la contundencia necesaria, éstos nos han dado la espalda.
Después de la fallida sesión de investidura de Rajoy, el PSOE estaba consiguiendo recuperar el aprecio y la consideración de los ciudadanos progresistas. Habíamos logrado alejar del imaginario colectivo aquella injusta etiqueta de PPSOE. Una abstención para que continúe gobernando Rajoy supondría no sólo truncar ese incipiente proceso de recuperación, sino directamente revertirlo. Representar unos valores y facilitar que gobierne una opción política contraria a los mismos nos sumiría en una crisis de credibilidad ante millones de ciudadanos mucho más grave que cualquiera que hayamos experimentado en el pasado.
2. Por coherencia
El PSOE concurrió a las elecciones de diciembre y, sobre todo, a las de junio con el mensaje claro y explícito de no permitir con sus votos un Gobierno de Rajoy ni del PP. Dijimos que apostábamos por un cambio de rumbo radical en el Gobierno de España. Ese fue el compromiso electoral que suscribimos con los millones de españoles que nos votaron y cambiarlo ahora, sin someterlo de nuevo a su consideración, no sólo sería defraudar la confianza que nos ofrecieron, sino también arriesgarnos a que en el futuro desistan de volver a creer en lo que decimos. Si queremos ser coherentes con lo que comprometimos y mantenernos fieles a la palabra dada, no podemos avalar ni por activa ni por pasiva la reedición del proyecto del PP que tanto empeño pusimos en desterrar.
3. Porque el PSOE no sólo es diferente del PP. Es su alternativa
Los programas políticos del PSOE y del PP son antagónicos en lo económico, en lo social y en lo institucional. El modelo de país que defiende el PP es el de la devaluación salarial, la precariedad del trabajo, la preeminencia de los mercados desregulados, el Estado de Bienestar mínimo o la concepción patrimonialista de la instituciones, mientras que el PSOE defiende un modelo totalmente contrapuesto, basado en el crecimiento sostenible e inclusivo, la dignificación del trabajo, un sistema fiscal justo y progresivo, la defensa de la equidad y la cohesión social y la profundización democrática a partir del funcionamiento eficaz de las instituciones.
Las inmensas diferencias que existen entre el PP y el PSOE son percibidas con gran claridad por los españoles. En la escala izquierda-derecha (en la que 1 representa la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), ubican al PP en el 8,31 y al PSOE en el 4,44. Hay incluso menos diferencia entre Ciudadanos (al que ubican en el 6,63) y Esquerra Republicana de Cataluña (2,97) que entre los dos partidos mayoritarios.
4. Porque la abstención supondría avalar las políticas llevadas a cabo la pasada Legislatura
A estas alturas, no importa el calificativo que desde el lenguaje político se le ponga a la posible abstención del PSOE. Para una inmensa mayoría de ciudadanos que decidieron no votar a la derecha, la abstención socialista, se llame como se llame, permitiría al PP continuar con su proyecto político e implicaría avalar su desempeño anterior, porque ¿qué otra cosa sino un aval sería el hecho de permitir que el partido de la reforma laboral, de la amnistía fiscal o del deterioro de los servicios públicos siguiera en el poder en España? Aunque creamos sinceramente que la abstención no implica ningún apoyo al PP y nos empeñemos en argumentarlo, los ciudadanos detectarán perfectamente cuál es y de quien procede la decisión que está detrás de los rigores e injusticias que van a continuar padeciendo.
5. Porque, sencillamente, los casos de corrupción del PP lo hacen inviable
Facilitar que el partido que en la actualidad se encuentra asolado por la corrupción vuelva a dirigir instituciones y a manejar caudales públicos desde el Gobierno del país sería tremendamente doloroso para millones de españoles. El deterioro que supone para la vida política la multiplicación de casos de corrupción en los que se ha visto implicado el PP resulta lo suficientemente intolerable como para descartar por sí sólo la posibilidad de ayudarle a que siga detentando el poder. El PSOE, que debe hacer de la ejemplaridad y la honestidad sus señas de identidad, no puede consentir arrastrar tras de sí la pesada carga que supondría apoyar su continuidad.
6. Porque no queremos someternos al chantaje del PP
Para el PSOE sería complicadísimo articular una oposición firme y creíble en el Congreso. Nos convertiríamos en rehenes del Partido Popular para apoyar sus medidas. No importa si la abstención incluye o no un pacto de gobernabilidad: el PP exigirá la colaboración del PSOE siempre que la necesite para aprobar sus medidas legislativas y presupuestarias en el Parlamento bajo la amenaza constante de un adelanto electoral que cogería al PSOE no sólo en plena reorganización, sino también, y lo que es peor, con un problema enorme de credibilidad ante los ciudadanos después de facilitar el Gobierno de Rajoy. Sería ilusorio pensar que el PP no fuera a aprovechar la capacidad de chantaje que el PSOE pondría en su mano en caso de decantarse por la abstención en la investidura.
7. Porque queremos seguir siendo la referencia del centro izquierda
Al permitir la investidura de Rajoy, el PSOE estaría facilitando que otras fuerzas de izquierda con representación parlamentaria puedan ocupar el espacio que hasta ahora le había correspondido al PSOE. No habría ni una sesión de control al Gobierno, ni un debate parlamentario ni un Consejo de Ministros que sus portavoces no aprovecharan para recordar a la opinión pública quién hizo posible que el PP continuara en el poder y pudiera seguir poniendo en marcha su programa. En estas condiciones sería realmente complicado para el PSOE convencer a los ciudadanos de su rol como antagonista del PP y de que tiene el mejor proyecto político alternativo para dirigir el Gobierno de España, como de hecho efectivamente tiene. Justa o injustamente, el margen de maniobra que tendría el PSOE en la oposición se vería enormemente limitado.
8. Porque nunca un mal gobierno es la mejor alternativa
Dentro de la anomalía que supone llevar varios meses sin Gobierno, la peor alternativa de todas las que pueden ensayarse para salir del bloqueo es que el PSOE permita que la precarización, la desigualdad y la corrupción sigan haciendo estragos en la vida diaria de los ciudadanos. Entre consentir esto con la colaboración de los socialistas y acudir de nuevo a las urnas, mejor devolver la palabra a los ciudadanos.
No se acierta a comprender de qué modo la abstención del PSOE puede prestar un servicio de utilidad a la estabilidad, al sistema democrático y a la confianza en los representantes e instituciones que lo articulan. El mejor servicio que el PSOE puede prestar a España y los españoles es mantenerse fiel a su compromiso electoral, seguir representando la opción política mayoritaria en el espacio de centro izquierda y continuar siendo alternativa de gobierno, algo que se pondría en serio riesgo de producirse un cambio en su postura ante la investidura.
9. Porque en Europa pactar con la derecha nunca es buen negocio para la socialdemocracia
Desde los años 90, cada vez que un partido socialista en nuestro entorno más inmediato ha llegado a acuerdos con el principal partido de la derecha, ya sea en coalición, con acuerdos de legislatura o con la abstención para facilitar su gobierno, se ha visto fuertemente penalizado electoralmente. Lo hemos visto por ejemplo en Alemania, en Austria, en Finlandia, en Holanda, en Bélgica o en Israel. Este retroceso electoral llegó a alcanzar niveles de auténtica debacle en los casos del PASOK griego y del Partido Laborista irlandés, que pasaron a ser marginales en sus respectivos sistemas políticos.
Por el contrario, los partidos socialdemócratas de Suecia, Francia, Italia o Portugal jamás aceptaron un acuerdo de esta naturaleza. No por casualidad todos estos países tienen hoy un Primer Ministro socialdemócrata, ya sea con el solo apoyo de su partido (Francia), ya mediante coaliciones con otrasfuerzas progresistas (los verdes en Suecia, las izquierdas en Portugal y varios partidos de centro y centro izquierda en Italia).
10. Por principios, por historia
El PSOE no escribió su historia como partido ni rellenó su hoja de servicios al país en función de decisiones tácticas. Lo hizo desde la fidelidad a los principios y valores que definen nuestro compromiso con una sociedad más justa e igualitaria. Mantenernos firmes en la negativa a regalarle el Gobierno a Rajoy no sólo nos permitirá hacer honor a los 137 años de historia del Partido Socialista, sino también continuar siendo percibidos por millones de españoles como una herramienta útil al servicio del progreso y la transformación social.
En cierta ocasión Machado dijo que cada vez que escuchaba al fundador del PSOE percibía en él ese “timbre inconfundible de la verdad humana”, refiriéndose precisamente a la credibilidad que sólo es posible forjar cuando las acciones son coherentes con las palabras. Han pasado muchos años desde entonces, pero hoy nos encontramos en un momento crucial en el que el PSOE debe decidir si quiere mantener ese timbre inconfundible o derivar hacia otros registros de imprevisibles consecuencias.
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Susana Sumelzo es diputada del PSOE por Zaragoza
Susana Sumelzo es diputada del PSOE por Zaragoza
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