Un CIE es una cárcel a la que no se llama cárcel y la revuelta en
el CIE de Aluche, una protesta contra la violación de derechos humanos,
no un motín patibulario Javier Gallego 19/10/2016
http://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/Motin-CIE_6_571202910.html
Si un Centro de Internamiento para Extranjeros no es una
cárcel, como dicen quienes los mantienen abiertos, y en realidad es un
"centro de acogida", como lo han llamado en la TVE tomada por el PP,
entonces el motín de anoche en el CIE de Aluche no fue un motín, eran
unos acogidos celebrando la llegada del otoño en el tejado. Estaban
tomando el aire y cantando bajo la lluvia.
Porque,
como ustedes comprenderán, uno no se amotina en una agradable residencia
para extranjeros, un huésped de un hotel con encanto no se pone a dar
gritos pidiendo libertad y auxilio. Un preso, sí. Una persona encerrada
contra su voluntad sin haber cometido delito penal alguno y sometida a
unas penosas condiciones de vida, ésa sí se amotina para aullar "¡aquí
nos tratan como perros!".
O sea que el Gobierno, su televisión y los medios que
han llamado "motín" a la rebelión pero no llaman "cárcel" al CIE y
quienes han mostrado a los rebeldes como peligrosos criminales a punto
de romper las rejas y saltar a la calle a delinquir, deberían aclararse
con los términos porque caen en su propia contradicción. Si es un centro
de acogida, tendrán que explicar por qué 40 hombres se encaramaron al
tejado para denunciar maltrato y una injusta privación de libertad.
Si me permiten la ayuda, aquí va una explicación: un CIE es una cárcel a
la que no se llama cárcel y la revuelta en el CIE de Aluche, una
protesta contra la violación de derechos humanos, no un motín
patibulario de criminales que quieren arrasar Roma.
Fue una manifestación legítima para visibilizar que están encarcelados
por no tener papeles, hacinados en centros mal acondicionados, donde
muchos han sufrido violencia y algunos incluso han muerto como
consecuencia de la deficiente atención médica, como han documentado
durante años organismos humanitarios independientes. Fue un motín, sí,
pero contra este sistema injusto.
Pero no se vayan
todavía, que aún hay más. Los CIEs son el paso previo a la expulsión del
país de los detenidos, pero más de la mitad de las deportaciones no se
realizan nunca. No sólo son cárceles ilegales, inhumanas e indignas,
también son ineficaces. En lugar de dejar que los migrantes se busquen
la vida, consuman y paguen impuestos indirectos, gastamos dinero para
nada. Sólo para hacer daño.
El motín es del Estado
contra los derechos humanos y esta sociedad. Deberíamos amotinarnos
contra los CIEs los que estamos fuera.
Es además el
final de una cadena de abuso, desprecio y humillación a los más débiles y
vulnerables. Después de sufrir penurias indecibles para llegar hasta
aquí (como vimos esta semana en Astral), de ser
explotados como esclavos por las mafias que les sacan lo poco que tienen
para lanzarles a una muerte probable en el mar, les encerramos sin
pisar tierra libre, por el único delito de querer salvar su vida.
Para muchos, Europa es la palabra que utilizan para hablar de sus
sueños. No saben que, para muchos, será una pesadilla de la que no
despertarán.
— eldiario.es (@eldiarioes) 20 de octubre de 2016
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