Publicado: Rodrigo Carretero. VER VÍDEO EN EL ENLACE 
No es fácil que una charla de 10 minutos consiga emocionar al 
interlocutor y a los espectadores y logre levantar del asiento a todo un
 auditorio. Alfredo Corell, profesor de Inmunología de la Universidad de Valladolid (UVa), ha sido capaz. Y el vídeo de su discurso en un evento TEDx
 está corriendo rápidamente y cosechando unas críticas estupendas en 
buena parte de la comunidad educativa. ¿Su secreto? Dar muy brevemente 
las claves para que los docentes puedan innovar en la Universidad, un 
entorno que él califica de hostil para esa tarea. 
La conclusión 
de su charla es clara: se puede innovar a contracorriente. Para eso, 
subraya Corell, los profesores deben tener muy en cuenta a los 
“cómplices imprescindibles” del proceso: los alumnos. Todo para 
desterrar ese modelo antiguo pero que sigue muy vigente en muchas aulas y
 que se caracteriza por un docente que tiene unos apuntes desde hace 20 
años, que pasa por completo de los alumnos y que se limita a leer 
dispositivas.
“Algunos van cambiando, van entrando en vereda, aunque no tan deprisa como deberían”, explica Corell a El Huffington Post
 mientras relata una anécdota que le ocurrió durante un descanso de su 
charla. Dice que se le acercó un profesor que trabaja en un hospital 
gratamente sorprendido por sus planteamientos. “Le contesté: pero si 
estáis en el hospital. Pues resulta que allí meten a los alumnos en un 
aula, les sueltan la chapa y se acabó. Todo eso en vez de utilizar el 
hospital y los casos que se pueden ver allí como herramienta de 
enseñanza. Estamos atrasados”, lamenta.
"LA GENTE ES MUY CREÍDA"
Corell, que también es director del Área de Formación Permanente e Innovación Docente de la UVa,
 cree que el principal obstáculo para innovar en la universidad es la 
soberbia de muchos profesores. “En general, tienden a pensar que por ser
 licenciados o ingenieros ya lo tienen todo. Pero puedes saber mucha 
Medicina y no saber explicarla. La gente es muy creída en ese sentido. 
Dicen: ‘Yo soy un gran investigador o un gran arquitecto y no me tiene 
que enseñar nadie nada”, explica.
Subraya que buena prueba de ello
 es que a los cursos de formación suele ir sólo la gente más joven, 
mientras que los veteranos, “con más categoría”, son los más reticentes.
 “He llegado a escuchar a gente decir: ‘Por favor, que no nos vengan más
 pedagogos a dar clases”. Y dice que esa es la causa del “espíritu 
rancio” que inunda muchas partes de las universidades. 
En 
contraposición a ese modelo, Corell propone en su discurso dar mucha más
 importancia a los alumnos. Un buen ejemplo de ello es él mismo. Cuando 
le propusieron dar la charla en TEDx, envió una encuesta a sus 
estudiantes para que le dijeran qué veían en su tarea que fuera 
importante contar. Las respuestas que recibió le emocionaron. “Me 
dijeron que ningún profesor les preguntaba ni contaba con ellos. Y que 
les parecía un orgullo el hecho de que para dar una charla les 
preguntase su opinión. Eso hace que el eje de la idea se vertebre en 
torno a los estudiantes, que son cómplices obligados pero que mucha 
gente ni los tiene en cuenta”, explica.
"¡GRACIAS, PROFESOR!"
Estas
 son algunas de las respuestas que recibió: “Vives lo que transmites y 
eso es fundamental”; “Haces de tu método algo dinámico. Te distingue tu 
exquisito trato al alumno. Quieres que reciba lo mejor. No darías nada 
que no quisiera para ti. Y, sobre todo, escuchas. De hecho, ahora mismo 
nos estás pidiendo opinión”. 
Por eso, no es extraño que Corell se
 emocionase hasta las lágrimas cuando, durante su charla, dio las 
gracias a sus alumnos. El auditorio se puso en pie en ese momento y 
ovacionó al profesor, al que le costó retomar la palabra. Los 
comentarios de los alumnos al vídeo tampoco tienen desperdicio:
“Es
 acojonantemente bonito verte tan emocionado. Grande, Alfredo”; 
“¡Gracias Alfredo por no darte por vencido y seguir adelante con locuras
 como estas!”; “¡Gracias profesor y enhorabuena! ¡Eres muy grande!”; 
“Muchas gracias por dejar atrás la figura del profesor apático y lector 
de diapositivas. Demuestras que querer es poder”.
Corell dice que 
el secreto para innovar es simplemente tener en cuenta a los alumnos. 
Por ejemplo, él utiliza Twitter para generar un periódico. Si sus 
alumnos ven una noticia que es relevante sobre algo relacionado con su 
asignatura, la tuitean con un hashtag. Él captura esas etiquetas y 
genera a diario un periódico de inmunología en el que participan 
estudiantes de Madrid, Valladolid, Alicante y, en breve, de Portugal y 
Francia. Además, sus alumnos hacen apuntes colaborativos: los elaboran 
unos y otros, se los corrigen mutuamente y luego los revisa él y les da 
el visto bueno como apuntes del curso. Pero su idea más exitosa es lo 
que él llama “inmunopíldoras”, vídeos cortos de cinco o diez minutos que
 acumulan más de 1.200.000 de reproducciones.
En
 el ámbito divulgativo, anima a sus alumnos a que salgan a la calle a 
explicar lo que saben. “El ejemplo que les pongo es: explícale a tu 
abuela para qué vale ponerse una vacuna. Y entonces tienen que hacer un 
ejercicio muy fuerte para llevarlo a un lenguaje divulgativo. Eso lo 
ponemos en escena el día internacional de la inmunología. Vamos a un pub
 y exponemos los vídeos, la gente pregunta dudas, hacemos algún 
juego...”, explica.
Son los trucos de un profesor que es capaz de enamorar a sus alumnos. 
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