La profesora Giovanna Campani, de la Universidad de Florencia 
(Italia), ha participado en el XV Congreso de Educación Comparada 
'Ciudadanía mundial y Educación para el Desarrollo.
"El problema de Europa es que la oposición al modelo neoliberal la hace la derecha", dice la profesora Campani, doctora en etnología y experta en migraciones, sociología, género y movimientos sociales
"La Unión Europea ha destruido completamente el concepto de clase"
"La izquierda ha cambiado los derechos formales por los derechos sociales y ha abandonado a los trabajadores"
Javier Ramajo  3/12/2016"El problema de Europa es que la oposición al modelo neoliberal la hace la derecha", dice la profesora Campani, doctora en etnología y experta en migraciones, sociología, género y movimientos sociales
"La Unión Europea ha destruido completamente el concepto de clase"
"La izquierda ha cambiado los derechos formales por los derechos sociales y ha abandonado a los trabajadores"
http://www.eldiario.es/andalucia/Entrevista-Giovanna-Campani_0_581292048.html
 
    
Giovanna Campani, de la Universidad 
de Florencia (Italia), ha participado en el XV Congreso de Educación 
Comparada 'Ciudadanía mundial y Educación para el Desarrollo. Una mirada
 internacional', organizado en Sevilla por la Universidad Pablo de 
Olavide. Doctora en etnología y experta en migraciones, sociología, 
género y movimientos sociales, atiende a  eldiario.es Andalucía
 tras participar en la mesa redonda 'Género y ciudadanía mundial en 
Europa e Iberoamérica'. La conversación lleva por otros derroteros de la
 actualidad.
 ¿Qué cuestiones han abordado en el encuentro?
Hemos hablado de las diferencias entre las políticas de 
género de arriba hacia abajo, que son las que está haciendo la Unión 
Europea, con todo un sistema muy formal de cuotas, participación 
cuantitativa en la política, bastante separada de los contenidos, y las 
que tienen relación con una ciudadanía que se construye a partir de los 
movimientos sociales, desde abajo. En este caso, América Latina tiene 
muchas experiencias, por ejemplo, el de las Madres de Plaza de Mayo de 
Argentina, que para muchos es casi un símbolo de la nación.
 ¿A qué se refiere con "sistema muy formal"?
Estamos en esa contradicción que ya Marx había planteado sobre hasta 
qué punto el formalismo jurídico representa una posibilidad verdadera de
 emancipación si no hay movimientos sociales que lo llenen de 
contenidos. En estos momentos, el mundo occidental está lleno de esos 
formalismos, de esos derechos formales, cívicos, identitarios, del 
matrimonio gay, etc. Todo eso es muy importante, claro, pero los 
derechos formales están vacíos de contenidos sociales.
 ¿Quiere decir que se avanza formalmente en la igualdad pero que esos avances no tienen reflejo real en la sociedad?
Para nada, al contrario, la sociedad se está dirigiendo hacia más y más
 desigualdades, que son más importantes cada año. Hay cada vez más 
personas excluidas. La que todavía se define como izquierda en relación a
 la defensa de los derechos sociales precisamente ha cambiado esos 
derechos formales, identitarios, cívicos, por los derechos sociales y 
están abandonando completamente los derechos de los trabajadores. Es el 
dictamen neoliberal.
 ¿A qué nivel ocurre esto que dice?
A nivel internacional, aunque América Latina es un caso bastante 
diferente. Después de toda la época del neoliberalismo de los años 90 y 
las reformas estructurales que la Unión Europea quiere imponer a los 
países del sur, hubo una ola de rechazo y muchas experiencias de 
Gobierno, que podríamos definir como progresistas, han estado atentas a 
los derechos sociales. El 'kirchnerismo' en Argentina duró 15 años, el 
partido de los trabajadores de Lula en Brasil, Morales en Bolivia o 
Correa en Ecuador. En Venezuela, Chavez parecía tener ideas interesantes
 contra las desigualdades aunque ahora lo están pasando mal.
 ¿Qué es lo que ha pasado en América Latina?
América Latina ha vivido durante 10-15 años una experiencia 
completamente diferente de Europa. El momento neoliberal puro 
Merkel-Sarkozy, la predominancia de Alemania, que destruye con los 
impuestos las clases medias-bajas, etc. América Latina tiene otro 
recorrido, aunque ahora se ha estancado algo esta experiencia. Hay una 
derecha neoliberal que quiere destruir los derechos de los trabajadores y
 una parte progresista, que aquí definen como populista, que en algún 
caso combina derechos identitarios o cívicos con derechos sociales. Las 
experiencias de Argentina, Brasil o Bolivia son interesantes, y han 
inspirado mucho a Podemos.
 ¿Y qué pasa mientras en Europa?
Al contrario, en Europa tenemos un desastre, una hegemonía neoliberal 
en el sentido de destruir los derechos del trabajo, reducir siempre el 
trabajo en la división de la riqueza nacional, presentar los derechos 
cívicos de igualdad de género y todo así, formalmente. Y todo ese 
consenso, junto a la tremenda austeridad, obliga a miles de jóvenes 
italianos, españoles o griegos a irse a Londres a trabajar como 
camareros.
 ¿Cómo cree que se podría compaginar los avances formales con la defensa de los derechos sociales?
No creo que haya incompatiblidad. Claro que se pueden combinar. Está el
 ejemplo de América Latina. La UE, formalmente, hace esas políticas 
tremendas de austeridad pero nunca dice que los trabajadores no tienen 
que tener derechos. En cambio, ha destruido completamente el concepto de
 clase. Es una cuestión de ideología. El problema muy grave en Europa, 
con la excepción feliz de España con Podemos y de Italia con el 
Movimiento 5 Estrellas, es que la oposición al modelo neoliberal la hace
 la derecha.
 Mientras, parece que avanza la ultraderecha en algunos países europeos
Marine Le Pen y otros dicen que tenemos que volver a un control del 
Estado sobre la economía y, al mismo tiempo, hace un discurso totalmente
 xenófobo, nacionalista-étnico, y eso creo que es muy peligroso. Igual 
ha pasado en EEUU. El candidato demócrata Bernie Sanders combinaba los 
derechos del trabajo con los derechos sociales pero pusieron a Clinton, 
que era un desastre desde el punto de vista de los derechos sociales. Ni
 una palabra para los que sufren por la desindustrialización del país.
 Y en esas, salió Trump...
Donald Trump recuperó el discurso de la defensa de los trabajadores 
combinándolo con racismo y sexismo, con valores conservadores, y ha 
salido elegido. Un trabajador que había perdido su empleo, que había 
votado a Obama con esperanza y que sigue en la misma situación después 
de ocho años...¿qué tenía que hacer? No puedo tolerar este discurso de 
una izquierda  snob que no entiende los problemas de estas clases sociales y que las consideran deplorables.
 Usted ha escrito un par de libros sobre el populismo, ¿qué le parece?
Es una forma política como cualquier otra, decía el argentino Ernesto 
Laclau, inspirador de Podemos, por cierto. Hay un sistema de democracia 
representativa y otro sistema de democracia que intenta todo el tiempo 
conectarse con la población. Y no es tan extraño: es el sistema suizo, 
un país donde se vota cada semana porque la antigua idea de la Edad 
Media de que todos tienen que participar en la cosa pública todavía 
existe. Jean-Claude Juncker no está conectado con ningún ciudadano de la
 UE. Es una visión tecnocrática. Hollande, que tiene una popularidad muy
 baja, dice que sabe lo que hacer porque es más inteligente. Son dos 
modelos diferentes.
 ¿Se trata de una lucha entonces entre tecnócratas y populistas?
Los partidos que están dominados en Europa por grupos de interés 
intentan imponer una idea de democracia que tiene que ser representativa
 y dirigida por élites tecnocráticas, y rechazan a todos los que piensan
 de una manera diferente, pero no hay nada de malo en el populismo 
progresista. El populismo de derechas tiene un aspecto muy peligroso 
porque plantea la idea de un pueblo étnicamente homogéneo.
 ¿Volvemos a hablar de Donald Trump?
Claro. No creo que siga por ahí pero para recuperar el voto de los 
blancos utilizó la carta racista y xenófoba. Igual Le Pen en Francia, 
Wilders en Holanda, Orban en Austria... En Europa están ganando ellos, 
precisamente porque la izquierda socialdemócrata europea ha abandonado 
completamente la defensa de la clase obrera nacional.
 Sin salirnos de ese contexto europeo, usted ha coordinado diversos 
proyectos europeos sobre migración ¿Qué cree que puede pasar con los 
refugiados?
He trabajado sobre migraciones 
desde los años 70 y durante muchos años he defendido, antes de la crisis
 económica, las fronteras abiertas en un mundo que se ha globalizado con
 libre circulación de capital. Hay que hacer una distinción clara del 
caso de los sirios, de los irakíes, de los afganos, que vienen de una 
situación de guerra en parte provocada por los países occidentales, con 
EEUU aliado con los saudíes. No es un misterio que todos esos 
movimientos están financiados por los saudíes y los qataríes, que los 
franceses hacen negocio con ellos, con apoyo a grupos fundamentalistas, 
islamistas. Los que están en Alepo no es ISIS pero es Al Qaeda, hasta 
ahora enemigo, ahora son los amigos de los franceses.
Esta población tiene que ser protegida de una manera u otra. Que la 
mejor manera sea llevarlos a trabajar a las fábricas de Volswagen, yo no
 lo sé. En Turquía está claro que los maltratan. Es un problema 
internacional como para celebrar una conferencia al más alto nivel y ver
 cómo solucionarlo. Esperamos que EEUU y Rusia encuentren un acuerdo. Es
 una de la razones de que Trump, a pesar de ser un fascista, rascista y 
sexista, es mejor que Hillary Clinton por lo de Siria.
 ¿Y cómo puede abordar Europa la emigración africana, que tienen como primeras paradas Italia o España?
El caso de África es muy diferente. Hay algunas situaciones de guerra, 
otras de explotación por parte de las multinacionales o interés de éstas
 en que haya conflictos y guerras para que la población se vaya. Ellas 
compran la tierra y después pagan a los soldados para que los dejen 
tranquilos. Es una manera de sacar a la población de África. Creo que 
eso hay que denunciarlo. Tenemos que acoger a los africanos pero también
 tenemos que ver que en Europa no hay una buena posibilidad de 
inserción, porque no se puede sobrevivir vendiendo cositas por 20 euros 
diarios, juntándose en un apartamento cocinando juntos arroz y un poco 
de pollo. Eso no vale la pena. Hay que pensar, también en este caso, en 
un proyecto un poco más amplio.
 Con este panorama, ¿qué se puede esperar de este mundo globalizado?
El futuro a medio plazo lo veo bastante mal. A pesar de todas las 
dificultades, América Latina tiene bastantes posibilidades, incluso con 
esta fase de alternancia, con Mauricio Makry en Argentina, por ejemplo. 
India, China, se están transformando progresivamente, aunque no sé hacia
 dónde van. Occidente está en una crisis muy fuerte. Era necesario 
equilibrarse. La descolonización es algo muy reciente. Los EEUU vienen 
dominando el mundo durante muchos años. Es difícil salir de esta 
posición de dominancia y aceptar que estamos en un mundo multipolar 
donde todos los seres humanos de cualquier país tienen que tener más o 
menos los mismos derechos. Este es el problema.
Toda 
esta crisis podría cambiar si muchos países occidentales estuvieran 
dispuestos a permitir que otros países se desarrollen. Este también es 
uno de los desequilibrios de la economía neoliberal, que quiere ser 
exportadora de la alta tecnología. Sería bueno producir entre todos una 
tecnología que pueda salvar el planeta de los desafíos ecológicos, 
aunque eso es una perspectiva muy a largo plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario