Los tres han sido encarcelados por colaborar con el periódico kurdo Ozgür Gündem, que el Gobierno de Erdogan relaciona con la organización terrorista PKK - Kareem Shaheen / Maeve Shearlaw -
Edad: 70
Profesión: Escritora y consejera del diario Ozgür Gündem
Acusación: Propaganda terrorista
Tiempo en prisión: Liberada tras cuatro meses de detención preventiva y a la espera de juicio
Máxima sentencia posible: Cadena perpetua
Hacia finales de agosto de 2016 estaba fuera de Estambul cuando
descubrí que la policía me tenía en búsqueda y captura, igual que al
resto de consejeros del periódico Ozgür Gündem [con un foco especial en el conflicto entre turcos y kurdos. Ha sido acusado en varias ocasiones de apoyar el terrorismo].
Me aconsejaron testificar, así que fui a la oficina del fiscal con mi abogado, donde se me comunicó que “ Ozgür Gündem es un órgano del PKK y todos los nombres en su cabecera son sospechosos de ser una especie de propagandistas del terrorismo”.
Expliqué que defiendo la libertad de prensa y de expresión y que creo
en una solución pacífica y democrática al conflicto kurdo, pero que no
justifico la violencia ni el terrorismo. Fui arrestada ese mismo día. En
el momento en que dices que te solidarizas, estás acabada.
Cuando entras en prisión tienes que pasar uno, dos o tres días en
aislamiento para que te puedan observar. Quizá haya una lógica en todo
esto. Mi cama estaba limpia y me dieron agua y jabón. Dormí mucho.
Posteriormente fui trasladada al “módulo PKK”. Eramos 21 o 22 mujeres y
me alegró conocerlas. Fue la primera vez que vivía con gente kurda. Fue
bastante fácil vivir con ellas porque tenían sus propias reglas
comunes... casi como una residencia de estudiantes.
Yo ya había estado encarcelada en los 80 tras el golpe militar, cuando
los fiscales solían pedir la pena capital. Ahora la pena que se me pide
es cadena perpetua.
Fuimos acusadas del mismo crimen
que Abdullah Öcalan, fundador del PKK. Es una especie de tortura, para
asustarte, una forma de utilizar la ley para castigarte por tus
opiniones, por algo que no has cometido. La única “prueba” de nuestro
delito eran nuestros nombres publicados en la cabecera del periódico.
Estaba enfadada, pero de vez en cuando me reía, porque esto parece una
comedia.
Cuando fui encarcelada tuve que parar mi
trabajo. Ya no podía continuar el libro que estaba preparando. Pero
intenté sacar provecho de la situación y empecé a aprender kurdo. No
lloré en prisión; quizá debería haberlo hecho, pero no lo hice.
Probablemente lo peor fue el no saber si nos liberarían pronto o si nos
quedaríamos en prisión. Es lo mismo que pasa ahora con Turquía; no
podemos estar seguros de lo que le espera a nuestro país.
Erol Önderoglu
Profesión: Periodista, representante turco de Reporteros sin Fronteras
Acusación: Propaganda terrorista
Tiempo en prisión: Liberado tras diez días de prisión preventiva y a la espera de juicio
Máxima sentencia posible: 14 años y medio
"Fui detenido el 18 de mayo de 2016 porque mi nombre aparecía como uno de los editores del diario kurdo Ozgür Gündem.
De hecho, yo no edité el periódico, ni siquiera había leído los
artículos; mi nombre estaba ahí como una declaración simbólica de apoyo.
El día que fui acusado fui yo mismo al juzgado a ver al fiscal. Su
mensaje fue: “No nos importa si esto era parte de una campaña. Si estás
defendiendo la libertad de prensa, te acusamos de difundir propagando en
favor del PKK”.
Dije claramente que los artículos
publicados —sobre las luchas de poder entre las fuerzas de seguridad y
las operaciones en marcha contra el PKK— eran de interés para el pueblo
turco. He protegido la libertad de expresión durante dos décadas para
todas las facciones políticas. Esto era lo mismo.
El
20 de junio fui detenido y pasé diez días en dos prisiones, un periodo
muy breve en comparación con lo que están viviendo algunos colegas. Fui
liberado gracias a la presión internacional, que ahora es bastante baja,
pues las disputas diplomáticas de Erdogan absorben toda la energía.
Aunque no fui físicamente agredido en la cárcel, tuve la sensación de
que mi profesión ya no es bienvenida por parte del Gobierno y es
percibida como una amenaza. Los periodistas y la sociedad civil han sido
aniquilados.
Lo más duro fue cuando mi mujer y mi
hijo vinieron a verme y yo solo podía hablar con ellos a través de una
pared de cristal. Me sorprendió también que perdí muy rápido mis
músculos.
La gente que ha venido antes que yo ha sido
sistemáticamente sentenciada y, aunque sigo luchando por mi caso,
finalmente seré sentenciado. Aun así, intento no pensarlo demasiado. En
esta situación no eres tú mismo, sino uno entre tantos".
Asli Erdogan
Edad: 50
Profesión: escritora, novelista, columnista de Ozgür Gündem
Acusación: propaganda terrorista
Tiempo en prisión: Liberada tras cuatro meses en detención preventiva y a la espera de juicio
Máxima sentencia posible: Cadena perpetua
Me han martirizado de muchas más formas de las que podía imaginar.
Estoy muy dolida. El día que me arrestaron, la policía registró mi casa
durante siete horas mientras yo esperaba. La policía analizaba miles de
libros y material de lectura.
Estuve en una celda de
aislamiento durante cinco días y solo se me permitía acceder al patio
durante una hora. Uno se volvería loco tras pasar un tiempo ahí. Estuve
48 horas sin agua cuando llegué. Estaba en shock y ello actuó un poco
como analgésico.
Las autoridades intentan que no te
sientas como un ser humano. Cuando vienen a hablar contigo, simplemente
abren una ventanilla en la puerta. Así es como también te dan el pan.
Fui encerrada en un módulo con otras mujeres acusadas de ser
combatientes del PKK, porque yo estaba acusada de apoyar el terrorismo.
Fui detenida bajo el artículo 302, pero tendría que tener un ejército o
ser el fundador del PKK para ser culpable de lo que se me acusa.
Estaba muy enfadada porque era totalmente ilegal. Un periódico no puede
ser una organización terrorista y yo no he escrito una columna desde
2013.
Las plantas estaban prohibidas en prisión, pero
algunas de las chicas intentaban tenerlas en el baño. El modo en que
cuidaban esas plantas era increíble. Más tarde les pillaron y rogaron
que les dejaran mantenerlas. Eso me hizo llorar.
Cuando hacía calor y el patio estaba libre, de 12.00 a 14.00, practicaba
ballet. Mis compañeras lo veían un poco raro, pero me daba una
sensación de normalidad. Cuando tuve fiebre me cuidaron como si fuera un
bebé.
Desde la cárcel, echaba de menos muchas cosas.
Andar sin paredes, escuchar jazz y música clásica, bailar, la tierra,
el mar. No puedes ver la puesta de sol ni el amanecer; solo un pequeño
trozo de cielo y un alambre de espino.
La liberación
[tras la intervención del Tribunal Europeo de Derechos Humanos] también
ha sido un proceso de adaptación. La primera noche me levanté con
náuseas y gritando. Me resultaba difícil acordarme qué café pedir.
Hace poco volví a casa por primera vez. Antes me había estado quedando
con mi madre. Mi agenda telefónica y tarjetas bancarias habían
desaparecido. Me eché a llorar cuando no pude encontrar mis
zapatillas de ballet.
La policía había hurgado en
todo. Todo estaba esparcido, y yo nunca tiro un papel en mi apartamento.
Me sentí como si hubiese sido violada. Sé que ahora hacen esto a los
escritores porque saben cuánto duele.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti
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ADEMÁS: Cristina F. Pereda Washington Erdogan vio la agresión de sus guardaespaldas a manifestantes en Washington
http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/19/estados_unidos/1495211214_589756.html
ADEMÁS: Cristina F. Pereda Washington Erdogan vio la agresión de sus guardaespaldas a manifestantes en Washington
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OTRA COSA: Nacho Vegas 27 de mayo, festival Poetas, Matadero de Madrid.
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