Gerardo Tecé 
                
      
        20 de
        Julio de
        2017 http://ctxt.es/es/20170719/Politica/14045/vuelo-Vueling-deportacion-senegales-expulsiones-CTXT.htm
De los 176 asientos del vuelo Vueling 
VY7888 que el pasado sábado se disponía a despegar desde Barcelona hacia
 Dakar (Senegal), tres de ellos, al final del pasillo, iban ocupados de 
un modo “especial”. Dos policías con guantes custodiaban a un joven 
maniatado que, en un estado fuerte de nerviosismo, gritaba pidiendo 
ayuda. El caso lo conocerán. Ha tenido cierta repercusión y no porque 
los vuelos de deportación sean una novedad. La novedad es la protesta. 
“Expulsados varios pasajeros de un vuelo a Senegal que protestaron por 
una deportación”. Un hombre atado reclamando auxilio y un grupo de 
pasajeros poniendo en cuestión una situación que pisoteaba los derechos 
humanos básicos. Once personas expulsadas del avión, no por haber 
ejercido ningún tipo de resistencia o protesta física dentro de la 
aeronave, sino por protestar señalando lo que sucedía.
Mikel Basarte contesta al teléfono. Ya ha dado alguna que 
otra entrevista, pero le pido que, además de hablar del caso, lo hagamos
 del comportamiento social, de cómo se comportó el micromundo que había 
dentro de aquel avión. Mientras hablamos, Basarte se dirige, cinco días 
después de ser desalojado de aquel vuelo, de nuevo al aeropuerto.
¿Qué pasó el sábado en el avión? 
Pasó que cuando se disponía a despegar se escucharon unos 
gritos desesperados en la parte de atrás. Tras esos gritos, muchas 
personas nos levantamos a enterarnos de qué estaba pasando. Cuando les 
preguntamos a las azafatas, no nos dijeron nada. Preguntamos si era un 
vuelo de deportación, porque algunas personas habíamos oído hablar de 
este tipo de expulsiones. Por más que preguntábamos, nadie nos decía 
nada. Entre tanto, el avión no despegaba por un problema con el 
equipaje, según nos dijeron. Entonces, la escena era la siguiente: 
decenas de personas de pie en el pasillo, el chico gritando y bastante 
confusión y debate entre los pasajeros. 
¿Cuál era el debate?
Muchos pasajeros pensábamos que aquello estaba siendo un 
agravio a los derechos humanos básicos y que, en esas circunstancias, no
 se podía volar. Y había quien esgrimía que lo prioritario era volar y 
que no servía para nada quejarse. Yo, personalmente, discrepo. Antes de 
todo estaba la salud de este chico.
¿Llegó a ver al chico?
Durante el transcurso de la hora y media de espera, me 
acerqué a la zona de atrás a ver si podía ver a esta persona. Y lo que 
vi fue un chico maniatado, entre dos personas que llevaban guantes y 
que, con una cara de nerviosismo extremo, decía no quiero volar, je suis malade (estoy enfermo). Entonces, bueno, la verdad es que la situación hablaba por sí sola.
¿Ante esos gritos de socorro y aquella situación 
extendida durante hora y media, nadie de Vueling informó al pasaje de 
qué estaba pasando? 
Vueling no hizo ninguna comunicación de lo que estaba pasando. 
¿Y después?
Hora y media después se nos informa de que va a entrar la 
Guardia Civil, que va a sacar a la persona a deportar y que además se va
 a sacar también a todo el pasaje. Esto, efectivamente, sucede así y 
cuando nos disponemos a salir todos del avión, justo en la puerta que da
 al pasillo, la Policía Nacional da voz a dos pasajeros que, en los 
debates en el pasillo, consideraban que había que volar a pesar del 
estado de este chico. Estos dos pasajeros señalan a seis personas, entre
 ellas, a mí. Al resto del pasaje se les dijo que se les iba a volver a 
introducir y que iban a volar con otra tripulación distinta. Pero cuando
 al resto del pasaje se le iba a reintroducir, parece ser que en un 
proceso similar, se señala a otros cinco más a los que ya no se les deja
 volver tampoco. Y allí nos juntamos los once. Nos piden los pasaportes,
 nos identifican y nos tienen un espacio largo de tiempo, sin saber 
nada, hasta que nos acompañan en una lanzadera a que recogiéramos 
nuestras maletas y nos fuéramos del aeropuerto.
Es decir, dos personas que, imagino, se 
consideraban del lado del “orden” identifican a quienes se habían 
manifestado en contra del desorden que allí estaba pasando. Y la Guardia
 Civil toma a aquellas dos personas como la voz autorizada y os expulsan
 por opinar de esta manera, entiendo, porque no hubo ningún tipo de 
protesta o acto físico, ¿no?
¡En absoluto! No hubo acto físico de ningún tipo. Fue algo
 totalmente arbitrario. Hubo personas que en los debates manifestaron su
 rechazo a volar con esa persona en esas circunstancias que no fueron 
seleccionadas. Y hubo personas que no dijeron nada en los debates que sí
 fueron seleccionadas para quedarse en tierra. Esto demuestra la 
arbitrariedad de aquella selección en la que se dio potestad a esas dos 
personas que opinaban que sí había que volar, personas a las que se les 
dejó decidir, in situ, quienes sí y quiénes no podían volar.
¿Se conocían de algo los expulsados?
No, los expulsados no nos conocíamos de nada. Yo, por ejemplo, iba solo en el avión. 
¿Qué le dijo su familia cuando llamó para contar que se había quedado en tierra? 
Mis seres queridos mostraron, lo primero, asombro al 
conocer esta realidad de las deportaciones que no conocían y, después, 
apoyo inmediato. Hemos sentido apoyo desde todos los flancos de la 
sociedad, apoyo masivo y unánime. Pero no apoyo por ser unos héroes, ni 
mucho menos, sino porque hemos hecho lo que haría en esta situación 
cualquiera con un mínimo de cordura ética. Hay que decir que los 
expulsados fuimos once y sobre la base de un criterio arbitrario, pero 
fueron muchos más los que, en mayor o menor grado de intensidad, 
cuestionaron aquella situación que se estaba viviendo dentro del avión.
¿Cree que les espera algún castigo?
El delegado del Gobierno en Catalunya ha salido en prensa 
diciendo que el Gobierno español no nos va a sancionar, así que, en ese 
sentido al menos, se va abriendo paso la cordura. Pero más allá de eso, 
cuando los abogados que nos han ido asesorando nos den información 
completa, ya iremos informando públicamente.
Uno veía los telediarios hablando de este caso el 
mismo sábado y domingo y la moraleja venía a ser algo así como que se 
habían metido en un gran lío innecesario. 
Yo volvería a hacerlo. Pero no yo, lo haría cualquiera de 
las personas que me rodean, con las que yo convivo. Era una cosa de 
sentido común, más allá de lo que uno opine, o de la importancia que 
cada uno le dé a una temática como esta. Es lo mínimo. Yo, en concreto, 
no he visto ningún telediario. Porque lo que hemos vivido estos días ha 
sido incertidumbre y confusión. Y nerviosismo respecto a lo que nos 
podía pasar. Hay una preocupación lógica cuando te hablan de que hay 
leyes que contemplan entre 45.000 y 90.000 euros de sanción, cuando no 
habíamos hecho nada más que algo normal y legítimo en esa circunstancia.
 Somos once personas que queríamos volar, no se nos ha dejado volar por 
reaccionar como consideramos natural ante una situación así y se ha 
montado un escándalo alrededor.
¿Ha servido para algo lo que han hecho?
Al final el deportado volvió a ser introducido en el 
avión, en un estado de salud preocupante, expuesto a cinco horas de 
vuelo, y no sabemos ni dónde ni cómo se encuentra. Pero esto ha servido 
para sacar a la luz esta macabra realidad de deportaciones en vuelos 
comerciales como una modalidad más de deportaciones de personas. Desde 
un punto de vista humanitario este suceso es algo apestoso, pero no es 
más que un reflujo de la cloaca ética en la que se sustenta esta 
sociedad. Me he enterado de que el día 24 habrá otro vuelo de 
deportación a Guinea Conakry, en este caso un vuelo de deportación 
masivo. Si delante de todo un pasaje de casi 200 personas se es capaz de
 llevar a una persona maniatada, en un estado de nerviosismo extremo y 
gritando que está enferma, me preocupa pensar qué debe de pasar en un 
avión en el que todos los pasajeros son personas deportadas. Según nos 
han contado quienes llevan ya años estudiando los casos de estos vuelos a
 nivel europeo, se han dado casos de fallecimientos. Son situaciones 
lamentables para cualquier moral mínima.
Autor Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. 
Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, 
observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto.
....................................................
OTRA COSA: Anticapitalistas. Repensar la revolución. La Granja (Segovia) del 22 al 27 de agosto
....................................................
OTRA COSA: Anticapitalistas. Repensar la revolución. La Granja (Segovia) del 22 al 27 de agosto
No hay comentarios:
Publicar un comentario