 
 
Granja industrial de cerdos en Catalunya. AFP/Josep Lago
España se ha convertido en el mayor estercolero de purines
 de la Unión Europea como consecuencia del aumento exponencial de las 
macrogranjas porcinas. Esto ha ocurrido a la vez que el resto de países 
europeos restringían la macroproducción ganadera debido a los daños que 
los purines (orines y heces animales) acarrean en el medioambiente.
Tanto es así que España es el principal exportador de
 carne de cerdo de la Unión Europea y el tercero a escala mundial, solo 
por detrás de Estados Unidos y China.
Este aumento de macrogranjas porcinas trae consigo una serie de problemas medioambientales
 que, además, afectan directamente a la salud de los seres humanos. Los 
purines son un compuesto orgánico que a diferencia de otros excrementos 
utilizados como fertilizantes, se caracterizan por un bajo contenido en 
materia seca. El estado líquido de los purines permite que se filtren 
con gran facilidad en los acuíferos subterráneos contaminando las aguas 
de nitrocompuestos, los cuales pueden acarrear graves enfermedades en 
seres humanos.
A estos problemas debemos añadir las condiciones 
deplorables en las que los animales viven en estas granjas, tal y como 
denuncian los principales colectivos animalistas de España.
En Catalunya ya hay más cerdos que habitantes
Animales que, además, han crecido en número de forma exponencial con una media de 450.000 cerdos por granja, según el sindic.
 El caso de Catalunya es aún más preocupante, pues el último censo de la
 cabaña porcina revela un mayor número de cerdos que de personas: 7,6 millones de cerdos frente a 7,5 millones de habitantes. Esta sobrepoblación del cerdo, concentrada en su mayoría en Catalunya, Zaragoza y Segovia, se traduce en 61 millones de metros cúbicos de purín, según el último estudio de Food & Water Europe. Una cantidad que podría llenar hasta arriba el estadio del FC. Barcelona más de 23 veces.
Estas cantidades de purín se almacenan en balsas que 
suelen desbordarse y romperse, filtrándose  por los acuíferos y 
contaminándolos para dejar a pueblos enteros sin agua potable, tal y 
como denuncian algunos grupos ecologistas. A esto debemos añadir las 
miles de denuncias interpuestas por la Guardia Civil por vertidos 
ilegales de purín en el cauce de los ríos.
Ganadería sostenible y apuesta por las renovables
La ganadería intensiva ha revelado el problema que 
los purines generan en el medioambiente, hasta ahora una forma de 
contaminación barata e impune, por ello los principales grupos 
ecologistas piden soluciones que pasan, primordialmente, por regresar a 
un modelo de producción más ecológico, de carácter extensivo y alejado 
de los mercados de consumo capitalista.
La solución está en “reducir el consumo de productos 
de origen animal y para ello hay que reducir la producción y apostar por
 un modelo extensivo”, explica Abel Esteban, coordinador de agroecología
 de Ecologistas en Acción a Público.
Los recortes a las energías renovables del Gobierno de Mariano Rajoy limitaron el reciclaje de los purines en plantas de cogeneración
 debido a su cierre. La apertura de estas y la creación de nuevos 
centros que transformen los purines en energía es uno de los principales
 reclamos de los grupos ecologistas de nuestro país.
Pienso para los cerdos, deforestación para Latinoamérica
La alimentación de los cerdos criados bajo un modelo
 de ganadería intensiva entraña ciertos problemas “no solo en los suelos
 de España, sino también en los de América Latina”, denuncia Ecologistas
 en Acción.
La alimentación de estos cerdos está basada en su 
mayor parte en piensos compuestos, mayoritariamente por soja. Esta es 
importada a España desde grandes plantaciones situadas en el sur del 
continente americano que implican graves impactos ambientales y sociales
 como la deforestación masiva y la perdida de biodiversidad en zonas ecológicas del Amazonas.
Las plantaciones intensivas afectan directamente al 
desarrollo vital de millones de habitantes nativos que requieren de la 
tierra para sobrevivir. Además, el riego necesario para el mantenimiento
 de estos grandes cultivos deja sin agua a miles de personas. Se calcula
 que solo las plantaciones que Reino Unido tiene en Brasil consumen 1,43
 mil millones de metros cúbicos de agua.
El capitalismo esta presente en este negocio, 
acaparando las tierras de cultivo en manos de pocas empresas 
multinacionales que desplazan a poblaciones enteras de sus hogares y 
comunidades.
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OTRA COSA: Terapia de mascotas: perros esperando entrar en las habitaciones de los niños enfermos
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