viernes, 15 de septiembre de 2017

Spiriman y el "cuarto poder". Artículo de Luis Escribano

Spiriman · 9/9/2017... Para todos aquellos periodistas que aún creéis que el cuarto poder amputará nuestra lucha, deciros lo siguiente:

Un pueblo informado no es manipulable. Me la trae al fresco la imagen que queráis dar de mi fuera de mi provincia de insultón, faltón, apocalíptico o grotesco. Habéis estado un año sin hacernos ni puto caso y vais tarde y mal. Ese fue vuestro grave error, previsible, porque unos cuantos no hacéis bien vuestro trabajo y no contrastáis la información. Como algunos médicos, políticos y funcionarios, vendéis vuestra decencia como profesionales al mejor postor.
Así que esos mensajes de desprestigio que lanzáis hacia mi a estas alturas a la orden de vuestros amos, solo os puedo decir que me la sudan y allá vosotros. También el pueblo tiene libertad de expresión. No sólo es vuestra.
Gracias Luis por este artículo impecable. Algunos periodistas tenían que aprender de ti. #yeah

http://www.eldemocrataliberal.com/2017/09/spiriman-y-el-cuarto-poder.html



A raíz del reciente artículo del periodista Teodoro León Gross, publicado en el diario “El Mundo”, en el que se vertían algunas opiniones sobre Spiriman y la Sanidad andaluza basadas en informaciones no contrastadas, se ha desatado un debate interesante sobre la labor de información de los medios de comunicación y de los periodistas sobre lo que ocurre en Andalucía, debate que llega en un momento muy oportuno. Y digo interesante porque está revelando lo que, a mi juicio, es uno de los grandes déficits de nuestra malograda democracia: la información.

Ayer mismo, una periodista de Onda Luz ha intentado menoscabar la figura de Spiriman –ni ella ni otras personas lo van a conseguir-, llamándola “caricatura grotesca y amante de insultar a periodistas”. Si alguien pretende que haya un enfrentamiento entre la asociación “Justicia por la Sanidad”, que lidera Spiriman, y los medios de comunicación y los periodistas, no vamos a caer en esa estúpida estrategia. Ayer mismo le decía a Isabel Morillo, periodista de El Confidencial, que en todas las profesiones hay buenos y malos periodistas, y los conocemos por sus trayectorias. Yo soy funcionario de carrera, y he reconocido públicamente que también hay buenos y malos funcionarios en la Junta de Andalucía, y lo he justificado. Un ciego corporativismo no nos lleva a nada bueno en ninguna situación.
Más de un periodista sabe –y lo ha reconocido, porque lo ha sufrido en empresas de medios de comunicación para las que ha trabajado- que no siempre se publica la información que a ellos les gustaría publicar, porque no todos los medios publican y difunden la información libremente. Negarlo es de necios: existen muchos intereses en juego.
¿Sabían ustedes que aún sigue vigente la Ley 14/1966, de Prensa e Imprenta, que regula en su capítulo primero “la libertad de prensa e imprenta”? Y aunque se han derogado algunos artículos y capítulos, ahí sigue vigente, desde la época franquista. Y eso por no hablar del Real Decreto 2089/1984, de ayudas a Empresas periodísticas y Agencias Informativas, que sigue sin modificarse desde entonces, cuyo contenido es vomitivo. Este dato revela el gran interés que tienen los partidos políticos por la independencia real de los medios de comunicación. Y después vendrán los partidos dando lecciones de democracia...¡anda ya!
Volviendo al artículo del citado periodista -Sr. León Gross-, decía: “... y al otro, en la estela de Spiriman elevado a youtuber faltón de la marea blanca, se percute con mensajes apocalípticos” (la negrilla es mía). Al margen de referirse a unos posibles “extremistas” que siguen el rastro del personaje, lo que está afirmando el periodista es que Spiriman presuntamente ofende en sus vídeos. Pero, ¿a quiénes? ¿A los andaluces? ¿A los profesionales sanitarios? ¿A los gestores y altos cargos del SAS y la Consejería de Salud? ¿A los funcionarios? ¿A Susana Díaz como presidenta del Gobierno andaluz? ¿A todos los ciudadanos?
Llamar “faltón” a una persona sin expresar de forma manifiesta los motivos, sin explicar a quienes presuntamente ofende y si hay o no motivos para que pudiera hacerlo, entra en el campo de la arbitrariedad, algo parecido a lo que tanto criticamos de los actos de muchos políticos cuando toman decisiones administrativas sin justificarlas. Si no se explican los motivos, caben muchas interpretaciones: Spiriman ofende en sus vídeos a todos los ciudadanos sin justificación, Spiriman ofende a un grupo determinado porque los odia, Spiriman ofende a algunos aunque esté justificado, Spiriman ofende en todo lo que dice y hace, etc.
Si le ha llamado "faltón" por decir palabrotas presuntamente ofensivas a sus destinatarios, creo que no ha entendido la puesta en escena del personaje en sus vídeos. Spiriman ha llegado al público y tiene tantos seguidores precisamente por ser políticamente incorrecto, por hablar con un lenguaje coloquial que muchos andaluces entienden, y lo más importante, porque está siempre respaldado con datos y hechos contrastados, y esa es la causa principal por la que los presuntamente "ofendidos" no se atreven a denunciarlo, no vaya a ser que también un Tribunal declare que es verdad lo que se denuncia. 
Y aquí es adonde quería llegar, porque estos datos y hechos sí que son realmente ofensivos para todos los andaluces, como ha quedado demostrado públicamente multitud de veces. Yo no se lo que sentirá cada andaluz, pero yo me siento ofendido, despreciado y humillado con las palabras y acciones de muchos políticos andaluces, especialmente por los que han ocupado cargos relevantes en el Gobierno y Administración, empezando por la actual presidenta, Susana Díaz, que es una faltona, inútil y mentirosa compulsiva, como demuestran sus palabras y acciones políticas.
Sin embargo, todavía no he leído ese artículo periodístico que tache de faltones a los autores de esos hechos ofensivos. ¡Claro, quién se atreve a llamar faltón a un político por sus corrupciones, por ser consentidor de las de otros o por su nefasta gestión!
A mi juicio, no creo que los corruptos y los que consienten la corrupción se sientan precisamente muy ofendidos por las palabras de Spiriman. El respeto sólo lo merece quién se lo gana. El corrupto y sus consentidores no se merecen ninguno, y miserable es el calificativo más suave que los califica.
Me decía el citado periodista en Twitter que “la realidad no es negra o blanca”,  y que hay “gama de grises”, a lo que le contesté que “quien conozca las entrañas del régimen del PSOE andaluz sabe que la realidad es negra, sin grises, tono preferido por los pusilánimes”.


Seguir la estela de Spiriman y percutir la Sanidad andaluza con mensajes apocalípticos no es de extremistas, como defendía el artículo. Aquí no caben juegos con el lenguaje para lucirse en una columna de opinión, que el tema es de una gravedad absoluta. ¡Joder, que estamos hablando de salvar vidas humanas!
Cuando hablamos de corrupción del sistema político-administrativo, la realidad sí es negra, Sr. León Gross. Decolorar la gravedad de lo que ocurre –“en la gama de grises”- sólo ayuda a que los corruptos hagan de su capa un sayo. La corrupción institucionalizada en Andalucía es una realidad negra azabache. El propio TSJA reconoció en una sentencia “el desprecio al Estado de Derecho” pergeñado por políticos del PSOE en la Junta, y el anterior Fiscal Superior del TSJA nos reconoció a Eduardo Maestre y a mí en su despacho en 2013 que la corrupción política y económica en Andalucía es “crimen organizado”, y que campa a sus anchas ante la falta de medios para luchar contra la misma. Aquí no caben medias tintas, Sr. León Gross, porque si no se reconoce la gravedad de la situación, jamás se adoptarán las medidas necesarias para minimizar la corrupción.
Además, seguía diciendo el artículo que “Hace dos años nadie hubiera apostado a que la Sanidad sería un agujero negro, pero ahí está, y ya no se puede neutralizar con el mantra de la joya de la corona o invirtiendo en propaganda. Hay que empezar por explicar la verdad.
¿Cómo un periodista puede afirmar que “hace dos años nadie hubiera apostado a que la Sanidad sería un agujero negro”, si ha habido profesionales sanitarios y sindicatos (especialmente SMA y SATSE) denunciando en los Tribunales desde hace muchos años que estaban cometiéndose auténticas aberraciones (profesionales que incluso han sido acosados por la Junta), si algunos funcionarios llevamos muchos años demostrando que las Agencias Públicas Empresariales son un nido de corrupción –y en la Junta hay 5 Agencias sanitarias-, si algunos medios de comunicación ya habían publicado hace años diferentes casos de corrupción en la Sanidad andaluza, si la Cámara de Cuentas en sus Informes de fiscalización lleva años revelando lo que ocurre en la Sanidad andaluza, si yo mismo denuncié en 2013 junto a Eduardo Maestre en la Fiscalía Superior del TSJA los contratos verbales celebrados en la Sanidad andaluza –del que se hizo eco El Mundo-, etcétera? Supongo que los "dos años" será un grave error de cálculo de tiempo, ¿no?
¿Qué más pruebas necesita un periodista para manifestar la realidad que vive la Sanidad andaluza desde hace muchos años? Con un mínimo de investigación e interés por informarse antes de opinar, hubiera evitado decir lo que dijo, salvo error manifiesto o que haya otros intereses que desconocemos.
La Sanidad andaluza era –y sigue siendo- un agujero negro, como prácticamente ocurre en toda la Administración de la Junta de Andalucía. Ya lo habíamos demostrado, y seguimos haciéndolo. Acaba de publicarse el último informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), y Andalucía ha caído en picado en el ranking de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, algunos todavía no lo ven, y otros se resisten a verlo o simplemente no tienen interés en reconocerlo.
Por ello, en un tuit he invitado públicamente al citado periodista a tomar un café conmigo, para que tenga la oportunidad de escuchar con detalle la realidad de la Junta de Andalucía, si tiene interés en conocerlo de primera mano. Y sigue en pie la invitación. Rectificar es de sabios, y ahí lo dejo.
Algunos osados defienden la Sanidad andaluza porque dicen que hay unidades de referencia nacional. Pero si sometemos a un análisis racional a estas unidades se descubre que la fama conseguida no es debida a la gestión política de los responsables del SAS o de la Consejería de Salud, y mucho menos del Gobierno andaluz, sino a la labor de un equipo de profesionales sanitarios que han sido liderados por un buen profesional médico.
Creo que ya es hora de no perdernos en caminos estériles y de centrar el debate, que precisamente es lo que intentan evitar los responsables del SAS y de la Consejería de Salud, y hasta el mismo Gobierno andaluz, que son incapaces de rebatir un solo dato de los que hemos publicado. El foco lo estamos poniendo algunos ciudadanos desde hace mucho tiempo en la nefasta gestión de los recursos humanos y materiales en la Junta de Andalucía, así como en la corrupción institucionalizada, de las que la Sanidad no escapa. La asociación “Justicia por la Sanidad” que lidera el médico Jesús Candel –Spiriman- está haciendo una labor que hasta ahora muy pocos se habían atrevido a hacer individualmente con un coste personal elevadísimo. Luchar contra el “crimen organizado” no es tarea fácil.
Como ya dije en las redes sociales, la puesta en escena de Spiriman en sus vídeos parece deslumbrar a algunos periodistas, que ni siquiera observan lo que ocurre en la tramoya. Con todo lo que hay en juego, parece humor negro que haya algunos periodistas que en vez de investigar e informarse de la realidad de la Sanidad andaluza –y del resto de la Administración andaluza- y de la labor que se está haciendo en la asociación “Justicia por la Sanidad”, se centren en oscurecer la figura de Spiriman por sus formas, desviando la atención de lo importante, que es lo que lleva advirtiendo en todos sus vídeos sobre los políticos y colaboradores del régimen. ¿Por qué no se centran en denunciar las formas de mentir del régimen del PSOE andaluz, las formas de saquearnos a todos, las formas de engañar y estafar a los andaluces con una vileza y un cinismo propio de mafiosos?
Por último, no puedo terminar este artículo sin alabar la brillante de labor de esos periodistas de investigación que se juegan el pellejo literalmente con su trabajo, así como de los medios de comunicación que anteponen el interés general a los suyos particulares publicando y denunciando los casos de corrupción y demás abusos de los poderes públicos con datos y hechos contrastados, sin importarles las consecuencias. En definitiva, de mantener a la ciudadanía bien informada, ejerciendo su función democrática de control de los poderes públicos. Por eso se les conoce como “cuarto poder”.
No hay democracia sin control de los poderes públicos. Mi más sincero agradecimiento a todos los que formáis parte verdaderamente de ese “cuarto poder”, aunque me temo que no son tantos como debieran.


Firmas en Apoyo a Jesús Candel (Spiriman) - Change.org (Yo ya firmé: PAQUITA)

 

 

 

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