Luis Gonzalo Segura | RT | 10/01/2018 http://iniciativadebate.net/2018/01/10/esperpento-marca-espana-i-el-caso-de-diana-quer/
España es la indómita tierra donde el
esperpento sobrevive como un endemismo, un paraíso para una especie
–emparentada con la mamarrachada– que se encuentra en peligro de
extinción en Europa. ¿No lo creen así? Atiendan a lo siguiente.
Manuel Sánchez Corbí, coronel de la Guardia Civil y jefe de la UCO, convocó una inusual rueda de prensa el pasado 2 de enero con motivo de la detención del presunto asesino (un fulano apodado ‘El Chicle’) de Diana Quer,
la cual llevaba desaparecida desde agosto de 2016. Pudiera haber sido
que el coronel Corbí hubiera organizado la convocatoria para informar de
diversos detalles de la detención y, sobre todo, para disculparse por
haber apresado al sospechoso después de un nuevo intento de secuestro y no como resultado de sus pesquisas.
Pero habida cuenta de lo que largó por esa boquita de piñón con la que
el Señor le ha bendecido, no sería extraño que lo que le hubiera
arrojado a las luces y los focos hubiera sido el irrefrenable impulso de
exhibir su uniforme henchido de medallas –al estilo norcoreano– y, por
qué no, el enorme placer que debe sentir un hombre de su ralea
protagonizando tan grandiosa befa. Porque esa rueda de prensa, más allá
del guión, la composición, la representación y el escenario, fue una tan
vulgar como bestial tomadura de pelo.
Porque, tal como he deslizado, si algo
correspondía era disculparse ante los ciudadanos por no haber capturado
al mencionado perengano antes de que este intentase cometer
supuestamente otra fechoría. Porque lo cierto es que ‘El Chicle’ fue
capturado después de intentar retener contra su voluntad a otra chica y
solo la aparición fortuita de dos jóvenes y el arrojo de estos impidió,
muy probablemente, que la zagala hubiera terminado en el mismo pozo en
el que yacía Diana Quer, lastrada con ladrillos de obra. Hablando en
plata, podía haber convocado a los medios para decir que no lo hicieron
lo suficientemente bien y que solo el azar impidió que su impericia le
costara la vida a otra muchacha. Pero no, lo que nos tenía reservado el
coronel Corbí era una bronca monumental
a los medios de comunicación por su falta de ética: “Yo pondría sobre
la mesa un debate del que hasta se podría escribir una tesis doctoral para el periodista que quisiera doctorarse: el tratamiento de los medios en el caso de Diana Quer”.
Condenado por torturas a un detenido
Pero, ¿quién, tan honesto y valiente
caballero de la Corte del Sexto Felipe, convoca a los medios para
defender la ética periodística? Pues nada más y nada menos que ‘Sir’
Corbí, hogaño brillantísimo coronel de la Benemérita, hijo y nieto de
guardia civiles, jefe de una de las unidades más importantes como es la
UCO y antaño un torturador.
Uy, perdónenme por no trabajar la bisutería: repugnante torturador al
que la ética agitada en sus labios no tintinea mucho mejor que en la
boca del detenido por el caso de Diana Quer; con el que, obviamente,
guarda un presunto parecido más que razonable, por aquello de gustar de retener, desnudar y apalear ciudadanos.
Y ello si las versiones que circulan por los medios son ciertas, porque
de lo contrario, de haber sucedido lo que el detenido afirma que
aconteció, “esto es un accidente”, puede que hasta esté siendo grosero
con el mismo al compararle con el jefe de la UCO. Esa es la catadura
moral en nuestro país.
Veamos, para salir de dudas, lo que nos contaba el diario El País en
1997, distinguido siempre por enmelar en lo posible semejantes eventos:
“se dirigieron [Corbí junto a José María de las Cuevas Carretero y
Antonio Lozano García] hasta un lugar no identificado de monte
descampado, donde sacaron del coche a Kepa Urra y los tres agentes le
desnudaron, le golpearon con un objeto no identificado y le arrastraron
por el suelo”. Este es nuestro gran héroe, el mismo que camina casi
corvo por el peso de las condecoraciones, quien llevó, junto a dos
compañeros, a un detenido a un descampado donde le molieron a palos.
Y, ¡sorpresa!, en la instrucción no
solo aparece su nombre, sino que también se encuentra un tal Diego
Pérez de los Cobos (finalmente exonerado). Diego, también coronel, como
no podía ser de otra forma, terminó dirigiendo el operativo de la Guardia Civil que resolvió a porrazos el Referéndum del 1-0 en
Catalunya para culminar la ‘obra’ que comenzó su hermano (Francisco,
presidente del Tribunal Constitucional que tumbó el ‘Estatut’).
Pero Manuel Sánchez Corbí no solo es un
gran torturador y un ominoso ‘showman’, sino que también ejerce como
funesto historiador. Porque nuestra España da para eso y para mucho más,
qué desgracia. Sin ir más lejos, acaba de editarse un libro suyo –no es
el primero– sobre la lucha contra ETA, el cual está escrito junto a
Lorenzo Silva, premio Planeta que se presta a estas lidias y a las que
le reclamen a cambio de jugosas contraprestaciones, y Gonzalo Araluce,
que como los dos anteriores es hijo de la Benemérita. Ensayo que ha sido
presentado por personalidades tan ‘prestigiosas’ como Victoria Prego,
sin que, claro está, nadie haya reparado (¡oh, pobres incautos!) en el
profundo saber de nuestro respetado Corbí en el arte de martirizar (y
eso que hasta la ONU amonestó en 2005 a España por sus correrías).
El silencio de los medios
Como no podía ser de otra forma, semejante individuo ha sido del delicado paladar de gran cantidad de medios de comunicación,
los más importantes sin duda. Medios en los que poco o nada le han
preguntado por sus debilidades en lo de desnudar, desollar y apalear.
Parafraseando a Don Manuel: “Yo pondría
sobre la mesa un debate del que hasta se podría escribir una tesis
doctoral para el guardia civil que quisiera ser coronel: la colaboración
de la sociedad española en la promoción del torturador Corbí”.
Ciertamente, a pesar de la indudable
riqueza y diversidad de especies cuya existencia resulta un tanto
grotesca en Europa, no es el viejo continente un paisaje en el que uno
pueda encontrarse con semejante espécimen. No al menos en tan altas
cotas. Y es que el esperpento, especie amenazada de extinción en tierras
más septentrionales, ha encontrado el entorno ideal en la Península
Ibérica: la ‘Marca España’.
Más claro imposible. Pero que va a esperar de un Gobierno que ciritica a los Mossos y anteriormente les ha indultado por torturas e incluso por asesinatos. Es Ejpaña, única y chiringuitera.
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