jueves, 24 de octubre de 2019

El PAVOROSO TÚNEL hacia el ABISMO, el PENAL franquista de Burgos

Tulio Riomesta ha compartido un enlace en el grupo VAMOS POR LAS GENERALES.    documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com    
Los 3 primeros años fueron horribles. Los fusilamientos diezmaban a los presos. La tuberculosis, el tifus exantemático, pulgas, chinches, la sarna y la locura se llevaron a muchos. El hambre ¡qué hambre, Dios mío!, los piojos, el frío espantoso en invierno, los calores asfixiantes en verano, el miedo, ¡las muertes! bit.ly/2GnvQC7
Por los Republicanos que combatieron al franquismo, firma en bit.ly/1TF7lTv. Olvidados en España y reconocidos en Europa por luchar contra el nazismo

(...) El traslado de los presos de la estación al Penal se hacía en condiciones lamentables, en vagones de transporte de reses, amarrados de a 2 y en grupos de a 10, atados de atrás adelante; después varios kilómetros de carretera polvorienta, todos en doble reata, atados de atrás adelante por los brazos, desde el primero hasta el último, con chicotes de albañil, y custodiados por 2 filas de guardias civiles y de asalto por ambos lados, con el arma al brazo, listos para disparar, como si fueran a la caza de chimbos. En el Penal ingresaron toda clase de Republicanos, militares leales, maestros, funcionarios, obreros afiliados a los sindicatos, campesinos, militantes de los partidos políticos o simples ciudadanos que haciendo valer sus derechos habían votado al Frente Popular. En los primeros meses de la contienda al Penal llegaron presos políticos procedentes de las zonas de Castilla, León y La Rioja, pero a medida que el ejército franquista, apoyado por tropas de la Alemania nazi y de la Italia fascista, fueron ocupando territorios que habían permanecido leales a la República, su procedencia se diversificó, llegando nutridas remesas de las provincias vecinas, Santander y Vizcaya, principalmente, pero también del resto de España.
El régimen carcelario era extremadamente duro, la disciplina y obediencia ciega de los presos hacia sus guardianes era férrea. Cualquier acto, gesto o palabra que pudieran ser considerados ofensivos para el “movimiento nazional” o la religión católica, suponía recibir crueles castigos físicos o duros aislamientos en celdas de castigo sin apenas recibir agua ni alimentos. El preso no se jugaba el castigo sino la vida. Un hablar en la fila, un no levantar el brazo al estilo fascista, en algún cacheo encontraban algo sospechoso, lo que fuera, la más mínima falta acarreaba, según la categoría del delito, un mes o 2 de celda solitaria a pan y agua (...)

Tulio Riomesta ha compartido un enlace en el grupo VAMOS POR LAS GENERALES.·
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Su actitud fue imperturbable y orgullosa ante el Consejo de Guerra, Angulo, con la serenidad e integridad que le caracterizaba, respondió: “Me sorprendería vuestra benevolencia. Os he combatido, os volvería a combatir. Soy socialista, y mi vida, militar o civil, sólo tiene un sentido: venceros. Espero vuestra decisión" bit.ly/2Ip4dfi

(...) Durante la República fue redactor político del semanario “El Socialista”. Su auge y máxima tirada se produjo a partir de 1932, bajo la dirección de Julián Zugazagoitia. Angulo, con un sentido vivo de la política, daba sentido a aquellas noticias que significaban un anhelo, una aspiración, un propósito recto o una útil realidad lograda. Representó a la AS de dicha localidad en el XIII Congreso del PSOE en 1932, siendo secretario de la 5ª sesión. Fue candidato del PSOE por Guipúzcoa en las elecciones generales de 1933. Su contacto directo con los políticos responsables de la marcha del país, y conociendo de primera mano sus declaraciones y decisiones, le hizo ver claro que los derroteros del país comenzaban a ser muy peligrosos. Durante los días previos al golpe fascista, Angulo “ardía de indignación ante la frivolidad de los más, ante el espectáculo bobalicón de quienes en el centro mismo de la tormenta no acertaban a medir su alcance”. La sublevación militar del 18 de julio le sorprendió en Madrid. Federico Angulo decidió que “El momento para él había llegado”. Federico era una persona íntegra. Por encima de todo tenía un carácter de duras convicciones liberales, tendría la oportunidad de ir en busca de su propio destino, en ese anhelo continuo de lucha que formaba parte de su propia constitución (...)



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