2 de noviembre de 2020 Javier Gallego
A pesar de la aplastante evidencia y de la lógica, la mayoría de los medios eluden a toda costa apuntar a la extrema derecha y se inventan un totum revolutum de "radicales", "antisistema", "descontentos" y un largo etcétera en los que, por supuesto, está la izquierda, que no falte. El premio Gordo del pandemonio de la pandemia se lo lleva Feijóo que acusa a "ultras que son de extrema izquierda y extrema derecha a la vez". Ultras Schröedinger, unos días defienden la raza aria, otros el koljós comunista. El caso es repartir culpas para evitar que la palabra "derecha" quede asociada a los ultras y hooligans.
El caso es evitar llamar fascistas a los fascistas. La prensa conservadora en esto tiene experiencia. Llama "nostálgicos" a los franquistas, "identitarios" a los nazis y ahora "negacionistas" a los ultras de los tumultos. Es la misma prensa que llama "Menas" a niños inmigrantes sin padres, como hace Vox. Llamemos nosotros a las cosas por su nombre, ya que ellos no lo hacen. Del blanqueo del fascismo en los medios y en la política, de los pactos de la derecha con la ultraderecha, de la tolerancia con los discursos intolerantes y de la complicidad de programas de tele y radio, periódicos y políticos con Abascal y compañía, viene la llegada a las instituciones de un partido homófobo, machista, racista, clasista y franquista, vie nen las caceroladas cayetanas y viene la turba violenta (...)
+ Ricardo Rodríguez Camino 1/11/20 NO HAY MAYOR TONTO QUE UN OBRERO VOTANDO A LA DERECHA
No son menas.
No son proetarras.
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